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Las gaviotas, de símbolo viral del Cónclave a amenaza creciente en Roma

Las gaviotas han ganado protagonismo inesperado durante los cónclaves papales, al posarse sobre la chimenea de la Capilla Sixtina justo en los momentos más esperados por el mundo: la aparición del humo que anuncia la elección del nuevo pontífice. Su imagen, incluso en el instante preciso en que emergió la fumata blanca, fue captada por las cámaras y viralizada en redes sociales, donde no faltaron los memes que las mostraban ataviadas con vestimentas papales.

Sin embargo, más allá del simbolismo simpático que adquirieron en ese contexto, la presencia de gaviotas en Roma refleja un problema ambiental en crecimiento. Aunque estas aves suelen habitar zonas costeras, su número se ha multiplicado en la capital italiana, a pesar de que el mar se encuentra a unos 40 kilómetros. Se calcula que hoy hay unos 40.000 ejemplares en la ciudad, muchos de ellos desplazados a causa de la disponibilidad de alimento en los vertederos urbanos y las calles mal higienizadas.

Este fenómeno ha alterado la fauna aérea romana. Las gaviotas se han apropiado del paisaje urbano, posándose en monumentos, hurgando entre restos de comida y hasta depredando otras especies como palomas o ratas. Uno de los episodios más recordados ocurrió el 26 de enero de 2024, cuando dos palomas soltadas por el papa Francisco desde el Palacio Apostólico fueron atacadas en pleno vuelo por un cuervo y una gaviota ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

El problema no solo es visual o anecdótico. Según un informe de la asociación ambiental Earth, se han registrado más de 30 ataques semanales por parte de estas aves. El Ayuntamiento de Roma ha destinado cuatro millones de euros hasta 2026 para aplicar estrategias de control poblacional.

Como parte de esas medidas, las autoridades locales recomiendan a los vecinos que cierren balcones y terrazas con redes o plantas altas entre enero y febrero, antes de la temporada de reproducción, para evitar que las gaviotas los usen como nido. Además, se aconseja mantener limpios y en uso esos espacios, ya que, según advirtió Francesca Manzia, de la Liga para la Protección de Aves (Lipu), “cuando una gaviota anida en un lugar, ya se sienten sus dueñas y amenazan con agredir” a quienes se acerquen.

La situación se agrava aún más en abril, con la eclosión de los huevos, lo que incrementa la agresividad de las aves. De hecho, en los techos del Vaticano, antes de la primera fumata negra, se llegó a observar a una gaviota acompañada de su polluelo, reafirmando que su presencia ya no es una simple anécdota, sino un signo de una convivencia urbana en tensión.

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