Al borde del hara kiri
|El elenco nacional nunca encontró los caminos para quebrar a los nipones, dependió demasiado de las apiladas de Messi y sucumbió por 1-0 por el gol de Okazaki (PT 18m), tras un largo rebote de Romero, quien redondeó un flojo partido. Además, se lesionaron Cambiasso, Milito y Bolatti.
Sergio Batista pidió en varias ocasiones que no lo juzgaran por los resultados a la hora de definir al entrenador de la selección argentina, sino que observarán su trabajo y, sobre todo, el rendimiento del equipo. Frente a Japón, el conjunto albiceleste quedó en deuda en todos los aspectos: cayó por 1-0 en Tokio, no generó demasiado en ofensiva y sufrió muchísimo en defensa.
El elenco nacional se adueñó de la pelota en los minutos iniciales y generó la primera de riesgo a los 6 minutos, cuando Diego Milito se la devolvió a Lionel Messi y este la dejó en el techo del arco luego de picársela al arquero Kawashima. Sin embargo, fue sólo un espejismo: Argentina perdió la pelota y el equipo nipón inclinó la balanza claramente durante toda la primera parte.
A los 8, el primer llamado de alerta: Sergio Romero respondió a puro reflejo ante un disparo de Morimoto en plena área chica, tras un centro desde la derecha. Luego de otra apilada de la Pulga y un puntazo que despejó el uno, llegó a los 18 el gol del encuentro: Hasebe disparó desde afuera, el arquero nacional dio rebote y Okazaki la empujo en completa soledad.
La selección centralizó demasiado el juego y nunca logró inquietar a un equipo aguerrido, muy rápido y disciplinado. Andrés D´Alessandro pasó inadvertido, Carlos Tevez recibió siempre de espaldas, Diego Milito no tuvo chances -salió a los 32 por lesión- y Gonzalo Higuaín tampoco fue una solución. Además, los volantes centrales y la defensa sufrieron muchísimo en el retroceso.
Ya con Mario Bolatti en cancha por la lesión de Esteban Cambiasso, el equipo del Checho siguió buscando por abajo, aunque en el complemento, pese a adelantarse ante la intención de los japoneses de herir de contra, tampoco encontró la frescura que había mostrado ante España. No tuvo movilidad y dependió de los arranques de Lio Messi.
También ingresó Javier Pastore y generó algunas conexiones con el atacante de Barcelona, que se fue quedando sin nafta. Sin embargo, preocupó con un tiro libre, habilitó a Tevez para un remate débil, tiró un centro que Higuaín no llegó a conectar en el área chica y probó desde la medialuna. Todo lo que generó Argentina llegó por la inspiración de su estrella.
Con la salida de Bolatti por un problema muscular, Argentina terminó en cancha con Messi, Higuaín, Ángel Di María, Pastore, Ezequiel Lavezzi y Tevez. Pese a tener a jugadores de muy buen pie y de jugarse todo, no creó chances de riesgo y careció de volumen de juego. Sobre el final, Maeda corrió 40 metros y perdió en el mano a mano con Romero, quien redondeó una flojísima actuación, ya que dio rebote en cada intervención.