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La leche materna protege el sistema inmune de los bebes

En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia, el Ministerio de Salud de Entre Ríos pone el acento en el aporte de la leche materna para el bebé, tanto en el desarrollo y maduración del sistema nervioso central, como en la protección inmunológica y de diferentes patologías. Los primeros seis meses de vida se recomienda que la lactancia sea de manera exclusiva. Luego de ese lapso se puede incorporar alimentación complementaria. No obstante se puede dar la teta hasta los dos años o más.

De acuerdo a la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) la lactancia materna presenta ventajas nutritivas e inmunológicas insustituibles, ya que la leche de la madre contiene proteínas, todos los aminoácidos esenciales, grasas, hidratos de carbono y vitaminas. También posee minerales, componentes celulares y del sistema inmune, por lo cual tiene capacidad antibacteriana.

Cabe señalar que el contenido en lípidos es muy dinámico: varía de una mujer a otra, entre una toma y otra, dentro de una misma toma y aumenta, incluso, a lo largo de la lactancia. Aun así, en todos los casos la leche materna mantiene un equilibrio adecuado que se adapta a las necesidades del bebé en relación a los requerimientos nutricionales y capacidad metabólica del niño, en la concentración de minerales -especialmente calcio, magnesio, hierro, cobre y zinc-, mientras que las bacterias probióticas son las responsables de generar una flora intestinal saludable en el lactante.

En referencia a este alimento, la nutricionista y puericultora María Paz Otamendi, referente de lactancia en el hospital Delicia Concepción Masvernat de Concordia remarcó que “tiene más de 370 nutrientes y componentes específicos, lo que permite proteger de enfermedades e infecciones. Es además importantísima para el desarrollo cognitivo”.

Asimismo, la integrante del consultorio de lactancia materna del hospital Centenario de Gualeguaychú, Soledad Bettendorf, sostuvo que “no solo proporciona nutrientes súper importantes, sino que también es fundamental para el desarrollo emocional y psicosocial del bebé. Hoy sabemos que cuanto más dure esa lactancia, redunda en más salud para la persona que amamanta y para el niño o niña”.

“El hecho de dar la teta además previene la depresión posparto, por ejemplo. Entonces es sumamente importante a nivel emocional para la madre o la persona que amamanta”, sostuvo Bettendorf. De allí la importancia de no reemplazar la leche materna, que contiene menos caseína, por la de vaca, que contiene beta-lactoglobulina -una proteína que es un alérgeno potente para los bebés y presenta una gran resistencia al proceso de digestión-, la cual puede pasar al intestino del bebé sin haber sido digerida del todo. En este sentido, a diferencia de la leche materna, la artificial contiene tres veces más minerales, específicamente sodio, que puede derivar en una sobrecarga renal en el lactante.

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