La Armada logró evitar el hundimiento de un buque museo en las costas del Río Paraná
|La Armada Argentina logró enderezar el buque museo Comandante General Irigoyen y sacarlo así de una situación de riesgo de hundimiento luego de varios días de tensión debido a un filtración de agua.
El remolcador perteneció a Estados Unidos, se desempeñó como nave de apoyo en la Segunda Guerra Mundial y, ya en manos de la Armada Argentina, fue utilizado durante la Guerra de Malvinas. Ahora, desde 2010, funciona como museo anclado en aguas del río Paraná, a la altura de la ciudad de San Pedro.
El barco comenzó a hundirse la semana pasada por el ingreso de agua. El personal a cargo del capitán de fragata Ariel Fernando Gómez Mombello, comandante de la escuadrilla de ríos de la Armada, trabajó arduamente para desagotar la sala de máquinas y taponar los orificios por donde ingresaba el agua.
“La situación está controlada. Se enderezó complemente el buque. Ahora estamos a la espera de una marea que corrija la posición, y de un empresa privada para que haga el retiro de fluidos que hay en tanques y contenedores. En este momento, el buque está a casi siete grados de inclinación”, contó el capitán a Clarín.
Gómez Mombello también destacó el esfuerzo que hizo su personal durante días retirando el agua de la nave con bombas de gran capacidad. “Vinieron buzos de la base naval Zárate. Y mucha gente local ayudó a sacar el agua”, agregó.
Contó que un carpintero de la zona creó una piezas de madera que se ensanchan en contacto con el agua. “Se coloca una en cada orificio que hay para que no siga ingresando el agua”, detalló el militar. Durante el rescate, relató Gómez Mombello, se usaron amarras y cuerdas de acero para evitar que el buque se siguiera hundiendo.
Sobre las filtraciones, aseguró que “el agua ingresó por distintos lugares: puede ser por la línea del eje; hay muchos lugares que tienen contacto con el agua y que pudieron ceder”. Y agregó que, de todos modos, la averiguación de las causas será en una etapa posterior.
Gómez Mombello se mostró “muy satisfecho” con el trabajo realizado. “No tuvimos que lamentar ningún accidente mayor”, indicó.
Con bombas de achique, la Armada logró retirar toda el agua que había ingresado al buque, lo que permitió adrizar (poner vertical) la embarcación unos 10 grados y que así retorne hasta un punto cercano a su ubicación habitual.
El río Paraná creció y alcanzó los 30 centímetros, según las últimas mediciones de Prefectura, lo que favoreció la tarea. De todas maneras, desde la Armada informaron que estiman que en el transcurso de la semana haya una crecida mayor del río, lo que mejorará la situación del Irigoyen.
El buque museo escoró el viernes, luego de que la bajante extraordinaria del río alcanzara cifras negativas de acuerdo a lo que mide la Prefectura Naval Argentina. Desde entonces, la Armada montó un operativo para evitar el hundimiento del General Irigoyen, un riesgo que estuvo latente durante todos estos días.
Este martes por la mañana llegaron a San Pedro extripulantes del ahora buque museo. Ellos, que estuvieron a bordo de la nave durante su participación en el teatro de operaciones de la Guerra de Malvinas, se ofrecieron a colaborar ante la situación que atraviesa la embarcación.
Uno de ellos, Carlos Roggero, dialogó con el portal de noticias La Opinión sobre la problemática del General Irigoyen y consideró que la embarcación denota falta de mantenimiento.
“Vinimos un grupo de veteranos del Irigoyen a ver cómo se encontraba la unidad, con predisposición, por si llegan a necesitar algo de nosotros”, dijo sobre la presencia de los extripulantes en San Pedro este martes.
“Estuvimos mirando que el barco está a cuatro grados en posición, va todo viento en popa. Nuestra visita era para ver los trabajos que están haciendo, están en muy buenas manos, el equipo está trabajando muy bien, han sacado un gran caudal de agua, han tapado los orificios, está haciendo un excelente trabajo la gente de la Armada”, señaló Roggero.