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Juez Rossi: “Me quieren usar como chivo expiatorio cuando lo que falló fue el sistema”

El juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Rossi, declaró este martes ante el jurado durante más de dos horas en donde defendió su proceder en la liberación del femicida de Micaela García, Sebastián Wagner. El magistrado aseguró que actuó bajo la norma y describió una cadena de responsabilidades de distintos estamentos del Estado. Entre otros, declararon como testigos la antropóloga feminista Rita Segato y el psiquiatra Enrique Stola.

 

En el comienzo de la jornada de este martes, las partes hicieron un breve alegato de apertura, y rápidamente se hicieron planteos preliminares por parte de la defensa de Cullen en relación a los testigos del proceso.

 

Por su parte, la fiscalía a cargo del titular del Ministerio Público Fiscal, Jorge Amilcar García, solicitó que declaren primero dos testigos que viajaron desde otros distritos para liberarlos y que puedan retornar a su lugar de origen. Se trató de la antropóloga e intelectual feminista Rita Segato y el psiquiatra de reconocida trayectoria Enrique Stola.

 

Pero, a pesar de la importancia de los testigos mencionados, lo significativo de la jornada fue la palabra del acusado juez Carlos Rossi. Su declaración ante el jurado se extendió por el plazo de dos horas y allí expuso las falencias del sistema que -según su relato- fueron clave a la hora de comprender el femicidio de Micaela García en manos de Sebastián Wagner.

 

No obstante, antes de buscar responsabilidades, Rossi decidió comenzar la elocución asegurando: “Lo primero que quiero expresar es mi repudio por el atroz crimen cometido por Wagner. Este delito ha consternado a mi persona de una forma difícil de explicar. Si yo hubiese sabido las consecuencias de la acción, seguramente no hubiese dictado aquel fallo. Pero claro, el comportamiento futuro de las personas es imposible de determinar, aún por las ciencias de la conducta como lo es la psicología”, aseguró el magistrado.

 

Para el juez, lo que sucedió se explica desde un problema sistémico que comienza con la responsabilidad del Ministerio Público Fiscal. Rossi aseguró que el principal responsable de que Wagner haya estado en libertad es el representante de la fiscalía que acordó un juicio abreviado por dos hechos de abuso sexual con acceso carnal en contra de quien asesinó a Micaela García.

 

“Wagner tenía dos hechos de violación en concurso, lo que hacía indicar que la pena máxima era de 30 años de prisión. Pero quedó preso a través de un juicio abreviado acordado por el fiscal, que ni siquiera le impuso la pena máxima de uno de esos dos hechos, que era de 15 años. Wagner quedó condenado a nueve años de prisión, en lo que fue una grosería y una irresponsabilidad”, aseguró Rossi.

 

Además, el magistrado agregó: “Había un tercer hecho de violación que fue probado pero que no se logró demostrar la culpabilidad porque no se pudieron hacer unos estudios por falta de presupuesto”, describió Rossi. Para el juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, “esa fue la principal causa por la que Wagner estaba en libertad”. A su vez, aclaró que el femicida no era residente al momento de otorgar la libertad morigerada, tal como se aseguró en los medios de comunicación.

 

Luego, en su escala de responsabilidades, Rossi apuntó contra el Servicio Penitenciario de la provincia de Entre Ríos. “¿Qué se hizo durante el tiempo en que Wagner estuvo detenido?”, se preguntó el magistrado acusado. “El hacinamiento en las cárceles de la provincia hoy se agravó, pero ya era una realidad en su momento. Esto hace que el tratamiento por el cual deben atravesar los detenidos no cumpla con lo que establece la ley. Sólo el 15 o 20 por ciento de los presos acude a los espacios interdisciplinarios para llevar a cabo su tratamiento, asistir constituye más un privilegio que un derecho”, argumentó.

 

“Cuando Wagner estaba alojado en la granja penal, había 200 personas detenidas. ¿Saben cuántos psicólogos había? Uno sólo, es irrisorio pensar que un sólo profesional puede atender la demanda de tratamiento de 200 detenidos. Siempre pregonó la idea de la seguridad por encima de la de tratamiento. Se contrataron más celadores que psicólogos”, describió Rossi. En esa línea, agregó: “Hay una enorme diferencia entre la cárcel legal y la cárcel real”, aseguró.

 

El magistrado continuó con su relato en donde fue marcando las deficiencias del sistema en general: “No puedo dejar de mencionar la inexistencia del Patronato de Liberados. Dicha institución debe disponer de ayuda material y espiritual de cara al proceso de reinserción. Deben ir al lugar donde está el sujeto liberado. Al no existir esto, hacen que el interno se presente una vez por mes en la Unidad Penal a firmar una planilla, con el objeto de comprobar que no viola la residencia. No hay ningún otro control”, aseguró el juez de Gualeguaychú.

 

“En un año y tres meses nunca me hicieron saber que había alguna irregularidad, no lo pudieron hacer porque no tienen como hacerlo y el rol del Patronato es fundamental, porque la etapa postcarcelación es fundamental”, explicó.

 

Uno de los principales argumentos que recaen contra Rossi, alegan los colegas de Análisis, fue la decisión del magistrado de desoír los tres informes técnicos que señalaron que Wagner no estaba en condiciones de gozar del beneficio de una libertad morigerada. Sin embargo, Rossi explicó que hubo contradicciones en alguno de esos informes y puntualizó en la jurisprudencia del Superior Tribunal de Justicia.

 

En primer lugar, aseguró que en uno de los informes se señalaba que Wagner no asistía a los espacios de resocialización de la unidad penal durante el tiempo que gozaba de un régimen que le permitía tener varias horas del día en libertad y volver a dormir a la cárcel. Rossi explicó que esa etapa -la de comparecer en los espacios interdisciplinarios en la cárcel- ya había sido superada por Wagner puesto que ya gozaba del beneficio de salidas transitorias.

 

Además, puntualizó en una contradicción del informe técnico del Servicio Penitenciario ya que las salidas transitorias se aprueban en base a un sistema de conceptualización que la establece el propio sistema carcelario: “El concepto va desde la categoría de ‘Pésimo (0)’ hasta ‘Ejemplar (10)’. La conducta de Wagner había sido categorizada como ‘Muy Bueno (8)'”, aseguró Rossi.

 

“El mismo organismo que dijo que no podía salir porque no acudía a los espacios de resociabilización en la cárcel, le había permitido mediante su buena conceptualización las salidas transitorias”, aseguró.

 

Además, señaló que el STJ lo había retado por haber negado la posibilidad de libertad condicionada a otros detenidos por lo que decían los informes. “Una vez me castigaron porque no di curso a la progresividad de la norma en base a lo que señalaban esos informes”, explicó en declaraciones a Análisis Digital.

 

Es decir, lo que el magistrado encontró como contradicción de los informes y lo actuado por el máximo órgano judicial fue en lo que se basó Rossi para no tener en consideración los informes -no vinculantes- a la hora de resolver la libertad de Wagner. “Esas fueron las razones por las que me aparté del informe”, aseguró el magistrado.