Jamelle Cornley arribó a la Argentina
|El nuevo jugador extranjero de Echagüe, Jamelle Isaac Cornley, llegó esta noche al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, proveniente de Columbus Ohio, vía Houston, sureste de Texas. El viernes por la mañana realizará los trámites migratorios y de no haber inconvenientes viajará a Paraná para ponerse a las órdenes de Ignacio Barsanti.
La elección de Cornley nos produce inocultable incertidumbre. Sus primeros pasos en el Brookhaven (Columbus, Ohio), su enorme jerarquía con la Penn State hasta que se rompiera la rodilla izquierda y fuese sometido a una doble intervención y rehabilitación, o el riquísimo proceso en Ciclista Juninense generan saludables expectativas, pero el resto del profile no luce antecedentes destacables.
Peor aún, ciertas referencias penales/disciplinarias le juegan en contra.
Su paso por la D-League con Fort Wayne (2009/10) fue discretísimo. Dejó una positiva imagen en Uruguay con el Cader (2011), pero al cruzar el charco primero fracasó en Bahía Basket y después se desquitó en Junín (2011).
La estadía en Filipinas (2012), militando en el Rain or Shine Elasto Painters no arrojó saludables recuerdos. La experiencia deportiva no fue la mejor, y peor aún resultaron inconvenientes con la policía de ese país insular por un hecho peculiar que incluyó resistencia a la autoridad.
No anduvo mal aunque tampoco descolló en el JL Bourg Basket francés (2012). En el Al Nasr Benghazi de Libia (2014/15) y en el Incheon Electroland Elephants de Corea (2015/16) tampoco fulguró.
Exhibió un correcto papel en el Hapoel Lev Hasharon (2015) israelí como en los Caballeros de Culiacán (2015).
En tanto que sus incursiones por Ucrania (Dnipro) y en Tailandia (Hitech), no dejan números de brillo.
Algo está muy claro… Cornley no es Coleman. Si está entero físicamente, es MUCHO más que el alero nacido en Detroit. No es un “4” puro, pero de llegar al 100 % en lo atlético, expone una enorme potencia de espaldas al cesto y una loable inteligencia frente al canasto a partir de postearse con enorme astucia.
Ahora…, salvo que haya arribado a la Argentina muy fuera de forma o con su rodilla izquierda en apremios, Barsanti tendrá que ponerse urgente a reformular lo táctico en ataque pues Cornley no se va a bancar ver pasar la bola.
Y el punto álgido es, si el nuevo foráneo acapara el liderazgo, ¿qué será de Lisandro Ruiz Moreno o de Mateo Gaynor? dos referentes punzantes en la ofensiva.
¿Y Cabello? De ser el elemento más rendidor, más regular, ¿será desplazado como “5 mentiroso”?
Cornley mide no más de 1m97… ¿Apostará un pleno Barsanti a jugar con reducida talla?
Todo hubiera sido diferente si el head coach aceptaba que este plantel necesitaba un centro o como mínimo un 4/5 de buena altura.
No… Barsanti una vez más afrontó el desafío de jugar con el concepto small-ball.
Okey… Como conocemos a la dirigencia de Echagüe, sabemos perfectamente que la elección fue del DT. Claro… dentro de un presupuesto. Eso es lógico.
Sin embargo…si tenía un “3” que antes de la lesión (Gaynor) venía bárbaro, si tiene un “4” que es de los mejores de la Liga (Cabello), ¿para qué superpoblar esas áreas y no potenciar un sector donde Franco Barroso (sin estar al 100 % en lo físico) ya no sabe qué hacer para aguantarse a los grandotes de turno rivales?
Dirán por allí: “pero en la Liga Argentina no hay gigantes”. ¡Y es cierto! Pero los mejores planteles están equilibrados, no les sobra nada, tampoco carecen de algo.
Un “5” a Echagüe le hubiera cambiado todo. Al menos un “4/5”…
Barsanti es el responsable. Si le sale regio, él será el receptor de nuestro reconocimiento. Si le sale mal, seremos los primeros en reclamar que su ciclo está completo.
No podemos olvidar que la locura de Pelorosso provocó desequilibrio en la base, así entonces, Barsanti está forzado a evitar errores. De hecho, en la ubicación que está Echagüe ya no hay margen para el error.
Solo Cornley tiene la respuesta a nuestra inseguridad. Si pisó suelo argentino impecable en lo físico y con ganas de repetir lo de Junín, puede ser una ficha rutilante. De lo contrario, la dirigencia deberá tomar medidas drásticas y urgentes para no seguir perdiendo el tiempo y arriesgando a una lucha por la Permanencia.