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Intendente de Arrecifes denuncia que la siembra directa convirtió los campos en asfalto

El temporal que hace varios días azota el país está dejando varios partidos bajo el agua, en especial en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Daniel Bolinaga, intendente de Arrecifes -uno de los lugares más afectados por las lluvias-, fue directo: “La siembra directa convirtió los campos en asalto”.

 

En diálogo con el programa Guetap, de radio Vorterix, el jefe comunal indicó: “Lamentablemente estamos aguas abajo del río Arrecifes, recibimos el agua de Salto, y también de Pergamino. (…) Son varios los causales (de la inundación)… la siembra directa convirtió los campos en asfalto”.

 

En tanto, recordó que están viviendo una situación “parecida a abril del 95″, a la que calificó como “tremenda”, y confirmó la presencia de 230 evacuados en distintos puntos de la ciudad, no sólo provenientes de zonas ribereñas sino también de “viviendas que existen desde la fundación de la Ciudad”.

 

La respuesta de Aapresid

 

La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) emitió un comunicado en el que aclaró cuál es el rol de esta práctica en el cuidado del suelo, y señaló que la misma no sólo no favorece las inundaciones sino que, por el contrario, las evita.

 

La siembra directa es la práctica de cultivar la tierra sin ararla previamente y con la presencia de una cobertura permanente del suelo, vía cultivos y rastrojos de cultivos anteriores. Ha revolucionado la actividad y es aplicada ampliamente en el país.

 

María Beatriz “Pilu” Giraudo, presidenta de Aapresid, explicó en el texto que este método ayuda a evitar escurrimientos de agua e inundaciones, ya que no remueve el suelo y lo mantiene cubierto con residuos de la cosecha anterior, mejorando las condiciones para amortiguar la caída de la lluvia. “Hace que el suelo se convierta en una esponja que absorbe y guarda el agua de lluvia”, indicó.

 

Por su parte, el ingeniero David Roggero, directivo y miembro de la Regional Laboulaye de la entidad, señaló: “Este sistema permite un mejor y más rápido movimiento del agua y el aire a través de los poros del suelo. Al no mover la tierra, los poros son más grandes y estables que en la agricultura tradicional.”

 

En tanto, el ingeniero José Luis Tedesco, miembro de la Regional Aapresid Chacabuco, explicó que “la aplicación de la siembra directa en el tiempo fomenta la creación de pequeños canales internos en el suelo por acción de insectos, lombrices, raíces y raicillas, formando una especie de ‘túneles’ que permiten la absorción, inflitración y almacenaje del agua de lluvia”.

 

Así, los especialistas de Aapresid aclararon que la siembra directa NO es un factor que provoque inundaciones, sino por el contrario contribuye a que esto no suceda. “Los suelos desnudos (sin cobertura) y desmenuzados por el efecto de las labranzas (de la antigua agricultura) son los que se impermeabilizan apenas comienza la lluvia, acumulan agua en superficie y comienzan a escurrir perdiendo agua y suelo”, indicaron en el comunicado.

 

No obstante, Roggero señaló que la técnica disminuye la probabilidad de que ocurran inundaciones, pero no es por sí sola la solución definitiva. En ese sentido, “Pilu” Giraudo advirtió que “la capacidad de cada suelo tiene un límite”. Por tal motivo, es fundamental contar con obras para el manejo de los excedentes de agua que deben ser planificadas a nivel de cuenca y construidas desde el lugar más bajo (que recibe agua) hacia el más alto (que vuelca agua). La presidente habló de ordenamiento territorial, que incluye atender a las alteraciones de las cuencas, planificación urbana ante las edificaciones, control de canales y dragado adecuado, entre otras obras que, en general, deben hacerse de manera interprovincial.

 

En ese sentido, el ingeniero Leandro Ventroni, del sistema Chacras de Aapresid, explicó que el problema es agro-hidrológico y se deben plantear soluciones integrando medidas que contemplen infraestructura básica (mantenimiento y mejora de caminos, mantenimiento de vías férreas y protección de ciudades y pueblos); infraestructura hidráulica (canales de drenajes primarios y secundarios, sumados a obras de almacenamiento y regulación de excedentes en bajos naturales y lagunas); sumado a medidas de manejo de suelos y cultivos.

 

“Es necesario que el Estado provincial posea un ordenamiento territorial que permita utilizarlo de norma para la producción agropecuaria. El desafío está en el diálogo, consenso, sinceramiento y separar las intenciones individuales de las posibles soluciones”, concluyó Ventroni.