Inolvidable papelón de un arquero de Brasil ante dos argentinos
|El que ríe último, ríe mejor. Debió tenerlo en cuenta el arquero Gabriel Gasparotto cuando resolvió bien un penal y omitió que la jugada continuaba en un Clásico del Campeonato Estadual, enfrentándose Clube Athletico Paranaense (el Rojinegro) y Paraná Clube (el Tricolor).
José Eduardo Bittencourt Da Silva, que para los brasileños es “Tanke”, borró uno de los dos ceros del tanteador a los 48 minutos, con un cabezazo espléndido, fuerte, alto. Un poco inesperado, aunque en un córner.
Y las cosas parecieron empeorar por un instante para el local a los 17 minutos de la segunda mitad. Un par antes, a los 15, Bruno Zapelli había rematado al arco y se había cobrado un penal de los que antes no existían: la pelota dio en el brazo derecho de un defensor, sin que éste tuviera mayor descuido que no jugar en su área como futbolista de metegol, sin aire entre el tronco y las extremidades superiores. Zapelli pronto se señaló el pecho: él tomaría la responsabilidad.
No pateó mal el argentino. A media altura y no tan esquinado, es cierto, pero el remate llevaba fuerza. Hubo bastante mérito de Gasparotto, que se tiró a la derecha y atajó a mano cambiada. Con la zurda hizo levantarse la pelota, hasta el travesaño. Y más allá, porque después de pegarle al larguero el balón siguió subiendo. Tanto, que se fue de la vista del arquero, y entonces Gabriel festejó. Puñetazo al aire, mirada a la tribuna de atrás. Parecido a lo que hacen los guardametas de handball. Pero faltaba algo…
Estaduais, dia 1:
No seu retorno à elite paranaense, o Paraná vencia o Athetico dentro da Arena da Baixada, mas o Furacão teve um pênalti a seu favor.
O goleiro Gabriel Gasparotto defendeu! Mas aí ele foi comemorar…..
O Furacão venceu por 2×1! pic.twitter.com/hYZy6WD8Eq
— Diário do Esporte (@DiariodoEsp) January 12, 2025
La jugada seguía… La pelota quedó en la cancha y estaba ahí, a punto de picar en el área chica. Como en eso de primerear es difícil ganarle a un argentino, apareció antes que nadie más Lucas Di Yorio. Problema para el distraído Gasparotto: Di Yorio es de Paranaense. Y definió de sobrepique, de cachetada, al otro palo, arriba. Muy bien. Claro que con una facilidad inestimable: el arco estaba completamente libre.
Su guardián recién se daba cuenta de que había desatendido su función antes de tiempo. En estos tiempos de celebraciones de goles desairadas por revisiones de VAR, él tuvo la suya por una gran atajada, pero no hubo tecnología que, en este caso, lo ayudara. Y nadie entre los hinchas rojinegros se apiadó del disperso guardavalla. El marcador, entonces, estaba 1-1. Pero habría más.
A los 31, Paraná quedó mal parado, con poca gente defendiendo en su área. Un centro bajo y corto puso a Gasparotto en la encrucijada típica: ¿salir o esperar? Él no dudó… y pagó. Se estiró, derribó a un adversario y el balón llegó manso a Hayen Palacios. Otra vez el arco desguarnecido. El colombiano tuvo tiempo para controlar y hacer un toque leve como para asegurar el tanto.
Y entonces sí, no hubo más en el marcador. Paranaense 2, Paraná 1. El local revirtió el resultado. Rió último. Como Di Yorio, después del apresurado y desconcentrado Gasparotto.