Inclusión e igualdad de género son parte de un mismo proceso
|ESPECIAL (por Adán Humberto Bahl*).- “Soñar con la igualdad de género en un país inequitativo, en un país con grandes brechas sociales, es simplemente retórica o ilusión”. Así hablaba Cristina Fernández de Kirchner en las Naciones Unidas hace solo unos días. En estos años, desde el gobierno, hemos trabajado con la premisa de un modelo de crecimiento con inclusión social y es un eje central de nuestro proyecto de futuro también.
No se trata solamente de que una economía crezca, es necesario distribuir los ingresos a favor de los que menos tienen, que los frutos del esfuerzo lleguen a todos. Por eso es que la inclusión y la igualdad, sobre todo la igualdad de género, son parte de un mismo proceso.
Hay tres ejes fundamentales para la igualdad y son la autonomía económica, la autonomía política y la autonomía social. Como dice la presidenta, solo podemos conseguirlos en una sociedad en donde hay un proceso de inclusión social global con desarrollo y crecimiento económico. Tanto en Argentina como en Entre Ríos, hemos desarrollado un fuerte proceso de inclusión social que ha traído aparejado la mayor oportunidad de igualdad para la mujer.
La Asignación Universal por Hijo y por Embarazo son dos políticas vitales para los sectores de menores recursos económicos y son también políticas de género. El 97% de quienes las cobran son mujeres, brindando la posibilidad a ellas y a sus familias de acceder a mejores condiciones de vida, además de contribuir a la educación y a la salud.
La regulación sobre el trabajo del servicio doméstico ha sido otro gran paso en la mejora de las condiciones de un sector que se ha caracterizado siempre por la informalidad laboral. Más del 90% de los trabajadores de este sector son mujeres.
La ampliación de la cobertura jubilatoria es un hito entre las políticas de inclusión que le ha dado a la oportunidad de jubilarse a aquellas miles de mujeres que alguna vez trabajaron o que dedicaron su vida a formar una familia. El 75% de quienes accedieron a la moratoria fiscal fueron mujeres.
Nuestro compromiso con la igualdad está en nuestra agenda concreta de todos los días, y por eso también insistimos con la educación que es la mayor fuente de igualdad y la que mejor nos pone de cara al futuro. A nuestros jóvenes les ofrecemos la posibilidad de continuar estudiando, de formarse. Entre los beneficiarios del plan Progresar por ejemplo, el 60% son mujeres y unas 100 mil de ellas son madres jóvenes que han tenido que dejar sus estudios para cuidar a sus hijos.
Después de la masiva movilización en contra de la violencia de género con la consigna de #NiUnaMenos se ha visibilizado más una situación que tenemos que erradicar por completo. Las distintas formas de violencia contra la mujer y el femicidio son problemas serios que demandan acciones desde los ámbitos económicos, sociales, culturales, de salud, prevención, contención de las víctimas. En este sentido es que acompañamos a Daniel Scioli en su compromiso por una agenda integral “Por la mujer y la igualdad”, en la cual propone implementar el “Plan Nacional de acción para la prevención, asistencia y erradicación de la violencia contra la mujer”.
Queremos seguir incluyendo a todos y a todas, en el marco del respeto y la igualdad, porque entendemos que una sociedad igualitaria genera las condiciones humanas para el desarrollo. Hoy queremos desterrar la violencia contra la mujer, la discriminación, queremos que esto sea parte de una profunda convicción, no una obligación retórica. Por eso trabajamos con políticas concretas que fortalezcan a nuestras mujeres y a nuestra sociedad. Y esto se logra con más trabajo, con más educación, con más oportunidades. En la Argentina que viene, el desarrollo económico es con inclusión social y con igualdad de género. Nuestra victoria es también la victoria de las mujeres.
Panorama de la situación de las mujeres
En Argentina, como en toda Latinoamérica, las mujeres tienen una menor participación en la tasa de actividad económica (54% mujeres sin hijos, 39% mujeres con dos o más hijos). Esto se debe a que aún hay ciertas estructuras sociales, culturales y económicas que ponen en desventaja a las mujeres frente a las posibilidades de trabajo. Los varones, a su vez, ganan en promedio 27% más que las mujeres. En Paraná la brecha salarial asciende a 22% y en Concordia a 28%. Solo un 7% de las empresas más grandes de Argentina tiene un CEO mujer, lo que en la jerga económica se conoce como “techo de cristal –imposibilidad de ascender a cargos jerárquicos por motivos “invisibles“-.
Las mujeres realizan casi el doble del trabajo doméstico no remunerado que los varones (cuidar a los niños, limpiar la casa, hacer las compras, etc.). Esto genera tres tipos de situaciones:
1) Mujeres que se quedan en el seno del hogar supeditadas a estas tareas, lo que hace que el varón tenga que trabajar más y la mujer tenga dependencia económica.
2) Mujeres que trabajan pocas horas fuera del hogar en trabajos más flexibles para poder compatibilizar su vida familiar con su vida laboral. Esto genera que ganen salarios menores y tengan menos posibilidades de ascender laboralmente. Al mismo tiempo, están más expuestas a despidos, no cuentan con aportes, obra social, licencias, etc. Vale la pena señalar que 39% de las mujeres trabajadoras tiene empleos informales.
3) Mujeres que trabajan “doble jornada”, es decir, hacen el trabajo doméstico no remunerado y trabajan fuera del hogar también. Los datos del INDEC son impactantes al respecto, mostrando que estas mujeres que trabajan fuera del hogar dedican más tiempo a las labores domésticas que hombres desempleados.
En este sentido, tal como plantea CFK, es importante, además de las políticas económicas, avanzar sobre las expresiones culturales buscando una mirada más igualitaria que contribuya a derribar aquellos roles históricamente asignados vinculados al hogar, la maternidad y el cuidado de la familia para que la incorporación a la vida productiva sea equitativa.
En este marco, la existencia de jardines maternales, lactarios, guarderías en lugares de trabajo o públicos, son de gran importancia a la hora de generar mejores condiciones a la inserción laboral de las mujeres. Sostener y promover programas de educación sexual y políticas públicas de salud sexual y reproductiva también son factores esenciales para el empoderamiento y la autonomía de las mujeres.
Más allá de las decisiones personales, hay factores -como los señalados arriba – que hacen a la estructura del mercado laboral que las dejan fuera o en condiciones precarias. Esto no solo afecta su desarrollo personal, y reproduce en algunos casos situaciones de pobreza, sino que además genera una pérdida económica importante para la sociedad en su conjunto. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, si las mujeres trabajaran a la par que los hombres en Latinoamérica, el crecimiento estimado del PBI sería de 34% (vale la pena también pensar que las proyecciones económicas para el próximo año en Latinoamérica dicen que habrá crecimiento casi nulo).
Políticas llevadas adelante que ponen a la mujer como destinataria principal
1. Plan Progresar
En Argentina se calcula que hay 800mil jóvenes que no estudian ni trabajan, es decir, que tienen problemas para insertarse en el mercado laboral. En muchos casos están desanimados por esta situación. El plan Progresar tiene como objetivo convocarlos a terminar sus estudios, formarse, ayudarlos a incluirse en el mercado laboral.
De estos 800 mil jóvenes, el 60% son mujeres y 100mil de los que cobran este plan son madres jóvenes que muchas veces no pueden estudiar por tener que hacerse cargo de sus hijos, en ese sentido es una política que tiende a la inclusión y la igualdad de oportunidades para varones y mujeres.
2. Programa Ellas Hacen
Es un programa orientado a mujeres en situación vulnerable. Más de 100.000 mujeres jefas de familia que han accedido a capacitaciones con certificación de universidades nacionales con el Plan Fines.
Se organiza a madres sin trabajo en cooperativas destinadas a ejecutar obras en sus comunidades, tales como instalaciones de redes y cañerías para la provisión de agua, electricidad, albañilería, acondicionamiento de lugares públicos o recuperación de espacios verdes. La iniciativa prioriza a aquellas mujeres en situación de mayor vulnerabilidad, como madres de familias numerosas, con hijos con discapacidad o víctimas de violencia de género. Por esta tarea, reciben un ingreso y la capacitación necesaria para asociarse y realizar sus labores.
3. Violencia de género
A raíz de la multitudinaria marcha #NiUnaMenos, enfocada en el problema de la violencia contra la mujer, el Estado ha creado el programa “Ni una menos”.
El objetivo del programa es reducir los índices de violencia de género, y para esto considera fundamental que los derechos que asisten a las mujeres y los recursos estatales a disposición para erradicar la violencia de género sean conocidos por toda la sociedad desde la escuela misma.
Este programa entrará en vigencia a partir del año 2016. También se está trabajando en la actualidad en un registro del femicidio y estadísticas oficiales de casos, además de campañas de concientización y lucha contra la violencia de género.
En este marco, Scioli ha firmado recientemente (agosto de 2015) un compromiso por una agenda de igualdad que implica “la jerarquización del Consejo Nacional de las Mujeres, más lactarios y guarderías en el Estado y una pensión para hijas e hijos de víctimas de femicidios”.
(*) Contador. Ministro de Gobierno y Justicia.-