Incendios en las islas: Pastoral Social de Rosario advirtió sobre un “ecocidio”
|El Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social expresó su preocupación por la “nueva y alarmante seguidilla de incendios intencionales y descontrolados” en las islas entrerrianas frente a la ciudad de Rosario.
“Estos hechos constituyen un verdadero ecocidio por sus consecuencias respecto del ambiente y las personas”, aseveró en un comunicado con la firma de su directora, doctora Viviana Wille Bille, y con citas de la encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común, del papa Francisco.
La Pastoral Social se une de esta manera “al grito desesperado de la Madre Tierra, de los pobres por los que optamos preferencialmente y de todos los rosarinos que soportamos esta situación de ahogo no sólo físico sino también social y espiritual porque sentimos que los intereses económicos y el ansia de riqueza idolatrada una vez más afectan gravemente la vida de las personas y de la Tierra”.
“Acompañamos el reclamo de la población y de tantas organizaciones de la sociedad civil que piden que cesen los incendios y que se dicte una Ley de Humedales que proteja esta porción de la creación, regalo divino que no podemos destruir”, reclamó.
Texto del comunicado
“Como cristianos, reconocemos y apreciamos que la tierra es una creatura de Dios a la que, como san Francisco, podemos llamar la ‘hermana madre tierra’.
Por otra parte, no hacemos nuestra ninguna forma de animismo ni característica alguna de deidad que pudiera atribuirse a la tierra, porque creemos que el Dios Creador se ha revelado definitivamente en Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios. Por eso también consideramos que la tierra no es sujeto de derechos, ya que sólo es la persona humana, culmen de la creación, la que tiene derechos y deberes frente a todo lo creado, pues se trata de un don del Dios trascendente, cuyo valor es trascendental más allá de su utilidad económica. ‘Si se desvanece esta visión, decía el papa emérito Benedicto XVI, se acaba por considerar la naturaleza como un tabú intocable o, al contrario, por abusar de ella’ (C.V.48)
Hacemos esta afirmación habiendo celebrado el pasado 24 de mayo el 5ª aniversario de la publicación de la Encíclica LAUDATO SI del papa Francisco. En esta Encíclica social el Santo Padre se solidariza con el grito de los pobres que sufren por el maltrato que reciben de parte del sistema en que vivimos, edificado sobre la ambición y el egoísmo.
Entre esos pobres, Francisco señala con preocupación a la Madre Tierra tan debilitada por nuestra sobreexplotación que la ‘estruja’ al límite; al respecto, nos advierte que la degradación ambiental y social van juntas en un mundo en el que “todo está conectado” de manera que deterioro ético y cultural acompañan el deterioro ecológico.
Por eso el papa afirma que estamos en medio de una crisis socio-ambiental cuya raíz está en el corazón del hombre que se conduce conforme al paradigma tecnocrático por el que con soberbia cree que ciencia y la tecnología todo lo pueden para su provecho olvidando sus límites y los de la naturaleza. Así, “cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente queda indefensa ante el mercado divinizado”( LS. Nº 56).
Apenas conmemorado este aniversario nos encontramos con un nueva y alarmante seguidilla de incendios intencionales y descontrolados en las islas entrerrianas.
Estos hechos constituyen un verdadero ECOCIDIO por sus consecuencias respecto del ambiente y las personas.
No podemos dejar de recordar las palabras del papa Francisco en el inicio de su ministerio pontificio ‘pedir por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político, social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad (que) seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscripto en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro’ ( marzo 19 de 2013).
Nos unimos de esta manera al grito desesperado de la Madre Tierra, de los pobres por los que optamos preferencialmente y de todos los rosarinos que soportamos esta situación de ahogo no sólo físico sino también social y espiritual porque sentimos que los intereses económicos y el ansia de riqueza idolatrada una vez más afectan gravemente la VIDA de las personas y de la Tierra.
Acompañamos el reclamo de la población y de tantas organizaciones de la sociedad civil que piden que cesen los incendios y que se dicte una ley de Humedales que proteja esta porción de la creación, regalo divino que no podemos destruir.
En la certeza llena de gratitud hacia Ella, de que es Nuestra Señora del Rosario la que, una vez más, está protegiendo de la peste a nuestra Ciudad y Arquidiócesis, encomendamos ahora a su intercesión la causa del cuidado de todo cuanto fue creado por su Hijo y para Él.
Informes: www.delrosario.org.ar.-