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Hoy se honra en el país la memoria de Martín Miguel de Güemes

En 2016, el Gobierno de Mauricio Macri promulgó la ley que sumó al calendario oficial el feriado del 17 de junio, fecha en la que se recuerda la muerte del General Martín Miguel Güemes ocurrida en el año 1821, quien se destacó en la Guerra de la Independencia y en las guerras civiles.

 

Martín Miguel de Güemes nació en la ciudad de Salta en 1785 y murió en Cañada de la Orqueta (Salta) el 17 de junio de 1821. Fue un jefe militar y caudillo que cumplió un rol clave en la lucha independentista, cubriendo la retaguardia sanmartiniana en la frontera con el Alto Perú. Su padre era funcionario español, por lo que Martín se crió en el seno de la aristocracia salteña. Ingresó al Regimiento de Infantería de Salta con 14 años, y se destacó como soldado en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas.

 

Al morir su padre en 1808 regresó a Salta para hacerse cargo del patrimonio familiar, abrazando en 1810 la causa independentista y formando en su apoyo un grupo de caballería con el que se situó en Humahuaca.

 

Con el primer gobierno patrio surgido el 25 de mayo de 1810 pasó a integrar el Ejército del Norte y fue el encargado de vigilar a los realistas en la frontera de la actual provincia de Jujuy. Participó en la victoria de Suipacha (1810), colaboró con la retirada de tropas luego de la derrota de Huaqui (1811) y recuperó la ciudad de Tarija para la causa patriota en 1812.

 

Al asumir Belgrano como jefe del Ejército del Norte fue enviado a Buenos Aires, pero retornó pronto a las huestes norteñas -con el grado de Teniente Coronel- para ser jefe de caballería de San Martín cuando este fue designado para reemplazar a Belgrano, llegando a presenciar el encuentro de ambos patriotas en Yatasto.

 

Comenzó entonces sus acciones militares contra los realistas desplegando la táctica de guerra de guerrillas que llegó a ser conocida como “Guerra Gaucha”, basada en rápidos movimientos de avance y retirada. Su estrategia estuvo sustentada en el apoyo de sus “Infernales”, baqueanos reclutados bautizados con ese nombre por su fiereza y por utilizar ponchos rojos que atemorizaban al enemigo, destacados por su destreza en el manejo de los caballos y el amplio conocimiento de la geografía en la que se movían.

 

Como caudillo militar tuvo también actuación política y en 1815 fue nombrado por el cabildo salteño como gobernador de Salta, desobedeciendo desde ese cargo al centralismo porteño.

 

Contrajo por entonces matrimonio con Carmen Puch, miembro de la aristocracia salteña, con quien tuvo tres hijos. Sus desavenencias con Rondeau -enviado del Directorio- distrajeron a las fuerzas patriotas y facilitaron el triunfo realista en Sipe Sipe, perdiéndose el Alto Perú para la causa patriota. Pero desde su rol de general a cargo del “Ejército de Observación” cumplió junto a sus tropas un rol clave en la defensa de la frontera norte, sirviendo de barrera y de factor de distracción mientras San Martín llevaba adelante su campaña libertadora por Chile. Debió detener numerosos ataques y avanzadas realistas, siempre con la colaboración de la población norteña adherida a la causa independentista. Pero en una de estas avanzadas encabezada por el coronel “barbarucho” Valdez, enviado por el jefe realista Olañeta, Güemes recibió una herida de bala en la espalda que no logró cicatrizar.

 

El patriota padecía de hemofilia, una enfermedad genética que dificulta la coagulación de la sangre, lo que explica que no participara activamente en el campo de batalla. Esta actitud le valió algunas veces el calificativo de “cobarde” de parte de algunos contemporáneos que desconocían esta afección. A la herida recibida el 7 de junio pudo añadirse una infección, como bien señaló la Dra. Norma Magnelli en una nota publicada por Los Andes, lo que provocó su muerte luego del enfrentamiento con las tropas de Valdez. Al ver que su situación empeoraba se refugió en una estancia a dos leguas de su ciudad natal, y rechazó la atención médica que le ofrecían los realistas. La herida no cicatrizó correctamente, falleciendo el 17 de junio de 1821. Contaba por entonces con 36 años de edad y había cumplido un gran servicio a la causa independentista y a la defensa de su Salta natal frente a los realistas.

 

La importancia de la acción de Güemes para la época tuvo que ver con su destreza militar, su fidelidad a la causa patriota, su recelo respecto del centralismo porteño y el rol de contención de los avances realistas lanzados desde el foco realista del Virreinato del Perú.

 

Llevó a cabo así un rol similar al de otras figuras poco conocidas de nuestra historia que complementaron la acción sanmartiniana, como la de Andrés Guaçurarí (1778-1825) –el “Comandante Andresito”-, que frenó el avance portugués en la frontera con el imperio del Brasil.

 

Cabe recordar las palabras elogiosas del General José María Paz, quien señala en sus memorias  que Güemes “despreció las seductoras ofertas de los generales realistas, hizo una guerra porfiada, y al fin tuvo la gloria de morir por la causa de su elección, que era la de la América entera”.