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Hotesur: procesaron otra vez a Cristina Kirchner y a sus hijos por lavado de dinero

Cristina Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia Kirchner sumaron un nuevo procesamiento por lavado de dinero, sin prisión preventiva. El juez Julián Ercolini los encontró responsables de actividades ilícitas de blanqueo agravadas por actuar en banda, junto a Lázaro Báez, al detenido contador Víctor Manzanares, Osvaldo Sanfelice y Romina Mercado -hija de Alicia Kirchner- y otros 17 imputados, en la causa donde se investigaron las operaciones de Hotesur SA, empresa dueña del hotel Alto Calafate. También estableció embargos por 800 millones de pesos para cada uno.

 

La familia Kirchner quedó procesada, una vez más, por lavado de dinero. Su empresa hotelera se encuentra intervenida y en la actualidad la mayoría de los alojamientos turísticos que entre otras cosas celebraron contratos con Aerolíneas Argentinas, se encuentran sin actividad desde que la ex Presidenta dejó la Casa Rosada.

 

En la causa Hotesur, la hipótesis que se investigó es que los ex Presidentes y sus hijos recibieron dinero “a través del negocio hotelero bajo cierta apariencia de legitimidad”, lo que les aseguraba -según señaló el magistrado- poder declarar esos fondos ante el organismo anticorrupción y ante el fisco “ocultando su verdadero origen” supuestamente ilícito. Estas transferencias incluyen los 4,6 millones de dólares que la hija de Cristina Kirchner tenía en el Banco Galicia, embargados hace dos años.

 

Según el juez, las supuestas maniobras comenzaron por la necesidad de Néstor y Cristina Kirchner de contar con dinero líquido “en blanco” para poder “justificar la compra de los hoteles Alto Calafate y Las Dunas”.

 

Así, acusó a 20 de los acusados entre ellos Cristina y sus hijos, como Lázaro Báez y su hijo Martín, se haber formado parte de “un complejo entramado societario” que se puso en marcha “para poner en circulación en el mercado parte de las ganancias obtenidas como consecuencia de la defraudación al Estado (la causa de obra pública)”

 

Para lograr esto, según ya habían planteado los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques durante la investigación, los acusados “recurrieron a los fondos obtenidos junto con Lázaro Báez, por la asignación irregular de obra pública vial en su provincia de origen” (52 contratos por $ 46.000 millones) y “múltiples” negocios con las empresas del Grupo Austral”, con el fin de otorgarles a dichas operaciones comerciales, “apariencia de legítimas”.

 

La Justicia determinó que las operaciones de lavado contaron con una instancia previa: que Néstor y Cristina Kirchne se hicieran de “fondos líquidos para poder justificar la adquisición de esos establecimientos hoteleros”. En consecuencia, registraron entre 2005 y 2009 “múltiples negocios -en su mayoría con Báez-, en los que también intervino Máximo Kirchner”, en nombre de sus padres.

 

Hubo más de quince compra-ventas de terrenos y propiedades entre el empresario K y los ex Presidentes. Con dicho flujo de dinero, indicó Ercolini, “Kirchner -a través de su hijo Máximo- adquirió el el hotel Las Dunas por USD 700.000 y la totalidad del paquete accionario de la firma Hotesur SA, propietaria del hotel Alto Calafate, por USD 4.900.000”.

 

En una segunda instancia, para la “maniobra económica diseñada desde el negocio hotelero”, fue indispensable la firma Valle Mitre SRL propiedad de Lázaro Báez, creada meses después de que los Kirchner adquirieron los hoteles y fue utilizada en el esquema de blanqueo “para recibir ese dinero y aplicarlo al negocio de la hotelería, y permitir así que la ganancia ilícita se distancie de su verdadero origen”.

 

Valle Mitre no tenía capacidad económica para pagar el alquiler de Hotesur SA. Así, quien le inyectaba dinero era Austral Construcciones -principal contratista de la obra pública vial-. La empresa que administró los hoteles de los Kirchner, registró ingresos por pagos de la constructora entre 2007 a 2015, por $70.949.170,95 en sus cuentas bancarias.

 

Dichos fondos, después se derivaban a la empresa hotelera de la ex Presidenta. Hubo más: Valle Mitre a su vez, enviaba dinero a otras empresas del Grupo Austral (Kank y Costilla, Loscalzos y Del Curto, La Estación SA, Don Francisco) para que éstas terminen alquilando habitaciones de los hoteles sin utilizarlas. Garantizaron así ingresos por más de $ 14 millones a la familia Kirchner.

 

 

Entre 2009 y julio de 2013, Báez garantizó a los Kirchner 27.592.110 pesos por alquileres a Hotesur SA. El contrato de alquiler del Alto Calafate fue en dólares, e incluía un canon mensual de 40 mil dólares por la explotación comercial. Todos estos fondos “finalmente se introdujeron en el patrimonio de los Kirchner, todo con miras a ocultar la fuente real de los fondos y a otorgarles apariencia de lícitos”, remarcó Ercolini.

 

El paso siguiente fue que el propio Báez alquilara cuartos de esos hoteles. Por ejemplo, el 54 % de los ingresos de Alto Calafate provinieron del Grupo Austral.

Lázaro contrató habitaciones de los tres hoteles de los Kirchner, justificando que era para personal de sus constructoras que hacían obras públicas cerca de El Calafate. Sin embargo, una pericia confirmó que los obreros trabajaban a más de 340 kilómetros de allí. También se firmaron contratos de consultoría. “Tras hacer frente a los costos propios de la actividad hotelera, remitía tales fondos mensualmente a los ex Presidentes y luego a sus hijos en concepto de canon locativo por esos inmuebles”, sintetizó Ercolini.

 

Mientras el amigo y entonces socio de los Kirchner era el principal adjudicatario de obra pública vial en Santa Cruz (un total de 52 contratos por 46.000 millones de pesos), paralelamente garantizaba “a los ex Presidentes y a sus hijos ingresos millonarios a partir del alquiler de sus establecimiento hoteleros”, consignó el juez. Todo permitió a los ex Presidentes “aumentar notablemente su patrimonio”.