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Hollman: “No tenemos injerencia en la seguridad”

El presidente de Patronato, Miguel Hollman, habló con la prensa. Su testimonio es muy útil para discernir la posición institucional ante la grave coyuntura que afecta el buen nombre de la entidad. Tranquiliza al enfatizar: “no queremos ocultar nada”, sin embargo crea un microclima especial en torno a la relación del club con la Policía de Entre Ríos y al criterio con el cual se manejan con el tema “Seguridad” en el Tiro Federal y Villa Sarmiento.

 

“Tito” Hollman es de esos dirigentes que optan por el perfil bajo, y actúan con suma pasión, con loable abnegación, reflejando cristalinamente una gestión de innegables, de incuestionables valores éticos.

Ello no quita que a la hora de expresarse puedan sonar como ingenuos, algunos de sus conceptos. Básicamente, vislumbra, para ser respetuosos con su figura, una inexperiencia asombrosa en lo relativo a la metodología instrumentada por sus pares de AFA, al menos en Primera División, o en lo relativo a otras disciplinas deportivas como el básquet con la Liga Nacional.

 

Hollman concurrió este miércoles a declarar en Fiscalía por los graves incidentes ocurridos el sábado, con una feroz agresión de “Barras Bravas” a una delegación del Club Deportivo y Social Strobel.

Sorprendentemente, Hollman aseguró que “nosotros le damos la llave a la Policía tres horas antes y ellos se encargan de todo. No tenemos injerencia en la seguridad”.

 

¿Cómo…? A ver. O Hollman se manifestó incorrectamente o es veraz su afirmación. ¿Es normal que un club de Primera de AFA, básicamente con el fútbol profesional, preserve la SEGURIDAD solo con personal de la Policía de Entre Ríos?

¿No debería tener un cuerpo de Seguridad PROPIO que guíe, que coordine con la custodia que garantiza el Estado?

 

Ahora bien… ¿Es NORMAL, es CONGRUENTE que un policía, sea cual fuere su rango, “reciba llaves” y “se encargue de todo”???

Con sus presupuestos austeros en comparación con el fútbol, el básquet de Liga a lo largo y ancho del país, cuenta con operativos policiales en coordinación con los servicios privados de cada institución.

 

Por ello, en forma ELEMENTAL, ya la primera expresión de Hollman es extraña y suena hasta cándida.

 

Fiel a su franqueza, a su probidad, Hollman pidió disculpas por “lo que pasó, y lo que le hicimos vivir a la ciudad. Nosotros no tenemos connivencia con nadie. El club trabaja a destajo para tener un equipo en Primera División. No estamos con esta gente”, y recalcó “si me muestran una cara les digo quién es, pero al club no van”. Y suena sincero, no discutimos eso. Pero… “Tito” pareciera omitir que no se habla de una “Barra Brava” como las que exhiben Boca, River, etc, etc…

Patronato tiene muchos hinchas que no forman parte siquiera de la “Barra Fuerte”. Son hinchas de la tribuna San Nicolás, de la tribuna Ayacucho, hinchas plateístas, hinchas del palco, hinchas que no cuelgan trapos o que se agarran de los mismos.

 

Y aman a Patronato con todo el corazón, sin violencia, sin agresividad. Tienen el sentimiento “Rojinegro” arraigado hasta en otras provincias y hasta fuera de los límites de la República,

De tal modo, energúmenos como los que ocasionaron tan feroz y cobarde agresión el sábado, deberían ser PERFECTAMENTE IDENTIFICABLES, nombres y apellidos al margen.

 

Descifrar quienes actuar tan impunemente debería ser SIMPLE si hubiese una gestión COORDINADA, MANCOMUNADA entre dirigencia y Policía.

 

Pero Hollman resume: “salieron de una tribuna y fueron a la otra. Yo estaba en el palco, no puedo saber cómo sucedió”.

O insiste: “Tres horas antes nos piden todas las llaves del club y nosotros se las damos. Después no podemos hacer más nada. Es la Policía la que se encarga de verificar quien entra. Yo no puedo decir quien entra y quién no”.

 

¡¿Cómo no?! ¡Sí! Debería CONTROLARLO la institución. Debería -SANAMENTE, sin afectar Derechos- lograr discriminar al apasionado simpatizante de aquel que esgrime BÁSICAMENTE rasgos violentos. “Tito” ha dado su vida por Patronato. Conoce a la perfección cada rincón del club. Y sabe quién es quién. Sus colaboradores estrechos, o el mismo secretario de Deportes, José Gómez, están al tanto de quiénes van a la cancha a alentar y quiénes son potenciales actores de instancias complejas, sea por un fervor exagerado y/o ilimitado, o por el consumo exagerado de alcohol y “otras yerbas”.

 

¡Lógico! La Policía también lo sabe, pero una tarea conjunta en cada puesto de acceso/egreso es una técnica COHERENTE para evitar cabos sueltos.

 

Hollman reveló que “dos horas antes entran los hinchas con la Policía y cuelgan todas las banderas. Salen nuevamente con la Policía. Dos horas después del partido van con la Policía y sacan las banderas. No sé ni quiénes son, si yo no los veo. Son ellos los que los acompañan. Los días de semana al club no van”.

 

¿Por qué LA POLICÍA debe intervenir en este rito SIN SUPERVISIÓN del club? ¿Entonces debemos suponer que un policía puede hacer entrar a las tribunas a cualquier amigo o familiar sin ninguna clase de control? Da para pensar…

 

“Nosotros no les damos entradas especiales a los barras. Entregamos entre 800 y 900 entradas a los clubes, a la liga y a periodistas para que hagan sorteos. Se las damos a gente de bien. ¿Qué las hacen? No sé…”, confesó sencillamente Hollman. ¿Y no hay control previo de quiénes portarán esas invitaciones?

Es un requisito CARDINAL saber quién entrará a tu casa y hasta disponer comodidades perfectamente VISIBLES. No debería costar tanto aceitar ese mecanismo.

 

Refrendamos… Hollman es de esa casta de dirigentes que cada vez más cuesta ver en el deporte profesional. Es de esos tipos que se ganan el respeto por su calidad moral, por sus gestos de plena pureza. Pero… o está mal asesorado por el entorno, o está desbordado.

 

“Tito” concluye: “Yo no puedo ir a pelearme, para eso están las autoridades. Le prohibieron la entrada a mucha gente. Cuando se va a la cancha se piden documentos. A los ‘Barras’ también se los deben pedir”.

Esta última expresión resume una concepción: Patronato necesita, a gritos, un cambio, una reformulación en torno a disposiciones de Seguridad, y para eso debe invertir más en personal y en herramientas. De no poder afrontar ese deber, será tiempo de estudiar la conveniencia de proseguir invirtiendo en terreno improductivo.

 

Llegó a Primera. Compite en el círculo privilegiado del fútbol argentino, uno de los mejores del mundo. Invierte sumas considerables de dinero en su plantel. Es hora de actuar como una institución DE PRIMERA.

El propio Gobierno de Entre Ríos apoya a la entidad para su proyección en el campo futbolístico.

 

Es tiempo de replanteos. Época de cambios en la Argentina. Patronato no debe dejar pasar esta oportunidad de reconvertir su estrategia de vigilancia, de guardia, de custodia.

Una vez que tenga resuelto su sistema de protección interno, ahí sí podrá, propender a un régimen de seguridad convenientemente coordinado con las fuerzas policiales.

Para empezar, sería bueno escuchar, leer, un mensaje más autocrítico y no desentenderse de las responsabilidades innegables, irrefutables, incuestionables.

 

Confiamos en la decencia de Hollman, en su honor para el discernimiento de estas breves líneas que solo procuran transparencia y buscan una férrea toma de consciencia en pos que nunca más se manche al señero club, al fútbol, al deporte en un escenario donde cada presentación “Rojinegra” sea un espectáculo de notable envergadura, imperando la paz, la alegría, la emoción.

 

Párrafo aparte para el accionar de la Policía. Hay mucha tela para cortar. Pero una pregunta: ¿en serio el club les da las llaves a uniformados y estos se encargan de todo, hasta de acompañar a los hinchas a colgar sus trapos? ¡Muy loco!

 

Quizás por ello, los operativos sean tan criticados por el espectador común. Ese que paga su ticket. Ese que no agrede. Ese que no roba. Ese que no se emborracha y/o menos se droga.

Tal vez por ello (amén de lo estrictamente deportivo) vaya cada vez menos gente a la cancha.

 

No está bueno ser revisado y requisado hasta de modo prepotente cuando se ven tantas irregularidades en ciertos espacios del estadio. No está bueno ser tan mal tratado, abonando tu entrada. Peor es ver como “Barras Bravas” salen por una puerta, entran por la otra, y atacan ferozmente a un grupo de chicos que asistieron al “Grella” para ver Fútbol de Primera en vivo.

Son cientos los reclamos en Redes Sociales sobre el comportamiento del personal policial. Por ende, es menester que se instrumenten todos los recaudos para que desde esferas policíacas también se refleje un acérrimo auto-análisis de cómo hasta aquí se ha actuado.

 

Un puñado de pibes de Strobel, junto a padres, dirigentes y entrenadores, como mínimo se merecen esa circunspección, esgrimiendo la mayor dosis de respeto y adhesión al dolor y humillación sufridos.

Pero, al mismo tiempo, no olvidar… Aun hay policías internados. Por la impericia de unos, otros hoy padecen en carne propia la violencia que se precipitó impunemente sobre ellos.