“¡Hijo e’ tigre!” Otro Scola inició su camino en la selección argentina de básquet
|En octubre de 1995, Luis Scola se consagró campeón del Sudamericano de Cadetes que se disputó en Arequipa. De esa forma, consiguió su primer título con la camiseta del seleccionado argentino. Veintisiete años más tarde, su hijo mayor, Tomás, vistió por primera vez la casa albiceleste: debutó este miércoles con el conjunto conducido por Martín Villagrán en el Sudamericano Sub-15 que se lleva a cabo en Buenos Aires.
En el conjunto conducido por Matías Villagrán, Tomás Scola no es el único heredero de un jugador con pasado en la selección: uno de sus compañeros es Matías Dominé, hijo del arrecifeño Eduardo Dominé, un tirador implacable que participó del Mundial Canadá 1994. Además, hay otros dos jóvenes cuyos padres tuvieron destacadas carreras en la Liga Nacional: Gino Ciorciari, hijo de Diego (jugó en Obras, Quilmes, Ciclista Juninense y Quimsa); y Felipe Minzer, hijo de Héctor (campeón con GEPU de San Luis en 1993 y con paso por Echagüe).
Con la camiseta número cuatro, la misma que usaba Luifa, Tomás estuvo 22 minutos en la cancha durante los cuales sumó 11 puntos (3 de 5 en lanzamientos de dos puntos, 1 de 3 en tiros de tres y 2 de 6 en libres), 5 rebotes, 2 asistencias, 1 robo y 1 tapón en la comodísima victoria 111-43 frente a Bolivia.
El ala pivot, que nació el 17 de abril de 2007 en Vitoria (cuando su padre jugaba en Tau Cerámica), es zurdo y mide 2 metros, ya había estado preseleccionado este año en la categoría sub-17, dando dos años de ventaja, pero finalmente Leonardo Gutiérrez no lo había incluido en el plantel de 12 jugadores que participaron en julio en el Mundial que se llevó a cabo en Málaga.
Tomás es jugador de la Academia de Pallacanestro Varese, el club italiano en el que su padre se retiró en 2021 y en el que actualmente se desempeña como director general. Si bien probó con el fútbol americano y con el hockey sobre hielo cuando los Scola vivían en Toronto (Luis se desempeñaba en los Raptors), terminó inclinándose por el básquetbol, un deporte que comenzó a practicar a los seis años.
Con este estreno en el Sudamericano, Tomás se convirtió en el representante de la tercera generación de la familia Scola que viste la camiseta del seleccionado: no solo lo hizo su padre (disputó 173 partidos y 22 torneos), sino también su abuelo Mario, quien fue subcampeón sudamericano juvenil en 1975 y representó a la mayor a fines de la década de 1970 y principios de la de 1980.