Gigantesca e histórica marcha en defensa de la Universidad Pública: las calles de Buenos Aires rugieron
|Por momentos fue una marea humana. Los organizadores calcularon casi medio millón de personas; desde la policía de la Ciudad apuntaron que fueron 150 mil manifestantes quienes participaron de la marcha para protestar contra el desfinanciamiento del Gobierno a las universidades nacionales. El acto con epicentro en la Plaza de Mayo y réplicas en una decena de ciudades de todo el país se convirtió en la movilización más grande en contra de la administración de Javier Milei desde su asunción.
Dirigentes de todo el arco político acompañaron la manifestación que culminó frente a la Casa Rosada. Hubo representantes de todos los partidos de la oposición, la CGT, las dos CTA y organizaciones sociales, aunque fueron mayoría los estudiantes que llegaron por sus propios medios, primero a la Plaza Houssay frente a la sede de la facultad de Ciencias Económicas y el Hospital de Clínicas; luego, al Congreso; y finalmente, a la Plaza de Mayo, epicentro de la marcha que tuvo réplicas en todo el país. En Córdoba marcharon más de 50 mil militantes universitarios; en Mendoza hubo cerca de 20 mil; también se repitieron actos masivos en Mar del Plata y Rosario.
El protocolo antipiquetes que anunció Patricia Bullrich se limitó finalmente a columnas de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura que custodiaban el perímetro de la Casa Rosada, el Congreso y el cerco que dividió en dos la Plaza de Mayo. La Avenida 9 de Julio, desde Córdoba hasta Belgrano, permaneció cerrada desde el mediodía hasta la noche. La Avenida Callao se volvió intransitable incluso a paso de hombre. La desconcentración fue pacífica.
El Consejo Interuniversitario que integran representantes de los consejos directivos de las 66 universidades de gestión estatal, el Frente Sindical de Universidades Nacionales y la Federación Universitaria Argentina (FUA), que convocaron a la marcha, difundieron el documento “La universidad pública: base de la democracia y el desarrollo social”. Con la lectura de la presidenta de la FUA, Piera Fernández, en el escenario central montado a pocos metros de la Pirámide de Mayo se cerró el acto.
“Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022. El incremento del 70% de estas partidas, dispuesto para el mes de marzo y aún no abonado, más el reciente anuncio, en el marco de esta convocatoria, de un 70% adicional, constituyen un aliciente aún insuficiente en tanto la inflación fue de un 300% en el mismo período de tiempo”, precisa el comunicado, que también incluyó reclamos ajenos a los que motorizaron la marcha, como la situación general de los salarios. Lo mismo ocurrió con los discursos previos del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel y de Tati Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo, dos dirigentes que el lunes acompañaron el primer pedido de juicio político contra el Presidente.
En el palco estuvieron, entre otros, Víctor Moriñigo, vicepresidente del Consejo Interuniversitario, que el 30 de abril se reunirá con el Gobierno; Diego Molea, de la Universidad de Lomas de Zamora; y el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, otra de las autoridades apuntadas por el Presidente, además de referentes gremiales universitarios.
En el clímax del acto ya no quedaba nadie en la Casa Rosada. La mayoría de los empleados habían sido dispensados a las 17 para poder volver a su casa a tiempo. Milei se retiró a las 13, después de encabezar la reunión de Gabinete en la que bajó línea en contra de la marcha. Desde la calma de Olivos, el jefe de Estado volvió a darle rienda suelta a tuits y retuits contra la marcha de los universitarios.
El Presidente insiste con la línea de que las universidades públicas adoctrinan e insiste en que no son auditadas. “Se realizaron distintas auditorías que fueron programadas. En los recientes ejercicios se realizaron informes sobre las universidades de Rosario, del Litoral y de Buenos Aires y se comenzaron auditorías en las universidades nacionales de Formosa, Jujuy y Córdoba”, le respondieron vía Twitter desde la Auditoría General de la Nación (AGN), encargada de fiscalizar las cuentas de las universidades.
“Si creen que le pueden sacar legitimidad al Gobierno son un tren fantasma”, había dicho temprano el vocero presidencial Manuel Adorni, en una alusión a los dirigentes opositores que acompañarían la marcha. Algunos manifestantes le contestaron con pancartas. “Estudiá, no seas Adorni. FIN”, decía un panfleto que emulaba la estética tuitera del funcionario.
Entre quienes coparon la Plaza de Mayo y el centro de la Ciudad -que se volvió intransitable- también apuntaron contra la ministra de Seguridad, el ministro de Economía y el Presidente. Miles de ellos llevaron un libro para levantarlo y visibilizar el reclamo.
A pesar del golpe de un reclamo que ya hizo mella en la imagen del Gobierno, según varias encuestas, que coincidió con la salida del número 2 de Sandra Pettovello y que el subsecretario de Universidades Alejandro Alvarez está en la cuerda floja, en el Ejecutivo se “celebró” de todos modos la presencia de dirigentes políticos de la oposición con mala imagen que consolidan el argumento del Gobierno de que la marcha respondía a intereses políticos-partidarios.
Entre ellos se contó a Sergio Massa, que reapareció acompañado por su esposa Malena Galmarini y dirigentes y banderas del Frente Renovador. “El que no salta, votó a Milei”, cantaban los militantes que lo rodeaban. El ex candidato presidencial de UxP no quiso hablar. “Vine por mis hijos”, se limitó a decir. A metros se ubicaba la columna de La Cámpora Universidad cuyos máximos referentes la semana pasada desconocieron la candidatura pasada del ex ministro de Economía.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof también fue de la partida igual que el titular de la UCR Martín Lousteau, el diputado radical Facundo Manes, el senador camporista Eduardo de Pedro, o sindicalistas como Roberto Baradel y Héctor Daer, entre muchos otros. A su vez, Cristina Kirchner reapareció por la tarde desde el balcón del Instituto Patria, desde el que saludó a la manifestantes que se movilizaban desde el Congreso a Plaza de Mayo y agitó un buzo de la Universidad Nacional de La Plata.
“El desfinanciamiento de la universidad va en desmedro del crecimiento económico”
La masiva marcha universitaria concluyó este martes a la tarde en Plaza de Mayo, donde se leyó un documento con críticas al gobierno de Javier Milei y reclamos de más presupuesto y mejores salarios. “El desfinanciamiento de la universidad va en desmedro del crecimiento económico”, indicó el texto.
Tras las intervenciones de la madre de Plaza de Mayo Taty Almeida y Adolfo Pérez Esquivel, diferentes representantes sindicales de la educación y la universidad dieron su discurso desde el escenario principal. Luego, al final, llegó el turno del documento consensuado por las organizaciones, cuyo texto completo fue leído por Piera Fernández, presidenta de la Federación Universitaria Argentina.
“Las universidades públicas son uno de los motores de la democracia, la producción y los lazos sociales”, comenzó el documento, que habló de “desfinanciamiento”.
Después denunció un “fuerte ajuste en términos reales” en los fondos de funcionamiento de las instituciones de educación superior. “Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022”, afirmaron. Además, consideraron “un aliciente aún insuficiente” el anuncio de suba del 70% para marzo y abril, en referencia al aumento que Capital Humano confirmó el jueves.
También hubo una fuerte crítica a la administración libertaria respecto de las paritarias.
“El Gobierno Nacional hasta ahora malversa su participación, imponiendo aumentos paupérrimos de manera unilateral”, indicaron desde el escenario sobre esa herramienta de actualización salarial, antes de reclamar también mejoras en jubilaciones.
“Rechazamos la política de ajuste y disciplinamiento. La comunidad universitaria se organiza, resiste y se solidariza con todos los sectores que hoy atraviesan una situación similar o peor por afrontar despidos masivos”, añadieron.
Siguió con la defensa de la educación superior: “La educación es un derecho humano fundamental porque se impone sobre el ingrato azar de la desigualdad”.
También apuntó a la falta de fondos para las becas, un asunto sobre el que las “decisiones del Gobierno Nacional hacen que el desguace sobre las herramientas conquistadas sea prácticamente total”. Continuó con la afirmación de que “hoy las universidades carecen del presupuesto suficiente para sostener becas propias”.
Entonces tuvo lugar el primer imprevisto de una lectura que, por lo demás, resultó efusiva pero apegada al texto. Ante un imprevisto en la Plaza, hubo un pedido con reminiscencias alfonsinistas: “Un médico por allá, por favor”.
También el documento le dedicó un fragmento específico a los “sectores científico-tecnológicos y de investigación nacionales”, que están -según la definición de los organizadores- atravesando uno de los momentos “más críticos de su historia”.
Y concluyó al respecto: “El desfinanciamiento de la universidad y el sistema científico va en desmedro de los declamados objetivos de lograr el crecimiento económico”.
El final fue exclamativo. “No queremos que nos arrebaten nuestros sueños: nuestro futuro no les pertenece”, afirmó el documento, que sobre su cierre destacó: “La educación nos salva y nos hace libres”. Como moño, el otro comentario no contemplado en el texto original: “¡Viva la universidad pública!”.