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Francisco: “somos víctimas de la cultura del desgaste”

“La crisis de la pandemia hizo que tanto el grito de la tierra como el grito de los pobres resuenen con más fuerza. No podemos ser sordos a este doble grito, ¡debemos escucharlo bien!”, aseveró el papa Francisco, quien  recibió en la mañana de este lunes 27 de septiembre a los participantes en la sesión plenaria de la Pontificia Academia para la Vida (PAV).

“No solo existe el Covid con el desgaste general que ha causado en todo el mundo. También hay países donde la precariedad de la salud está en la agenda, donde reinan las injusticias y las desigualdades, donde hay escasez de alimentos y agua potable, donde la gente muere por condiciones higiénico-sanitarias que rozan la suficiencia. Y existe esa cultura de usar y tirar dominante que lleva a descartar” a los niños y los ancianos, pasado y futuro de una sociedad, expresó el papa.

“Somos víctimas de la cultura del descarte. Está el descarte de niños que no queremos recibir, con esa ley de aborto que los envía al remitente y los mata directamente. Y que hoy esto se ha convertido en una forma ‘normal’, un hábito que es muy feo, es realmente un asesinato”, destacó el sumo pontífice.

Francisco repite la “doble pregunta” ya planteada a los periodistas en el vuelo de regreso de Eslovaquia: “¿Es correcto sacar una vida humana para resolver un problema? ¿Está bien contratar a un sicario para resolver un problema?”.

Después de los niños, están los ancianos que, dice Francisco, “son un poco de material de desecho, porque no se necesitan”. En cambio, “son sabiduría, son las raíces de la sabiduría de nuestra civilización y esta civilización las descarta”. Lo que el papa llama una “eutanasia oculta” se mueve contra ellos: “Las medicinas son caras y solo se dan la mitad. Y esto significa acortar la vida de las personas mayores”.

“Con esto -dice- negamos la esperanza: la esperanza de los niños que nos traen la vida que nos mantiene y la esperanza que está en las raíces que nos dan los ancianos. Descartamos ambas. Y luego, ese desperdicio cotidiano, que es la vida descartada”.

“Tengamos cuidado con esta cultura del descarte: no es un problema de una ley u otra, es un problema de descarte. Y en esa dirección ustedes, los académicos, las universidades católicas e incluso los hospitales católicos no pueden permitirse el lujo de ir. Este es un camino que no podemos recorrer: el camino del descarte.

“Ver el camino hacia un futuro mejor para todos”

Francisco recordó a los participantes en la Asamblea plenaria de la Pontificia Academia para la vida que estos dos años de pandemia nos han “desgastado” y ya casi no se quiere hablar más de ello, sin embargo, les dijo que es imprescindible reflexionar con calma y “examinar en profundidad lo que ocurrió y ver el camino hacia un futuro mejor para todos”.

Tras recordar que el horizonte de la salud pública, permite enfocar aspectos importantes para la convivencia de la familia humana y para el fortalecimiento de un tejido de amistad social, el papa señaló además que la crisis pandémica puso de manifiesto la profunda interdependencia entre nosotros y entre la familia humana y la casa común.

Sin embargo, afirmó que las sociedades especialmente las de Occidente, “tendieron a olvidar esta interconexión. Y las amargas consecuencias están ante nuestros ojos”.

Por lo tanto, el papa pidió con urgencia que se invierta en “esta tendencia perjudicial en este periodo de transición, y esto puede hacerse mediante una sinergia de disciplinas”, como la biología e higiene, medicina y epidemiología, pero también economía y sociología, antropología y ecología. Con el objetivo dijo, no sólo de “comprender los fenómenos, sino también identificar los criterios tecnológicos, políticos y éticos de actuación en relación con los sistemas sanitarios, la familia, el trabajo y el medio ambiente”.

El santo padre manifestó que este enfoque es especialmente importante en el ámbito de la salud, “porque la salud y la enfermedad están determinadas no sólo por los procesos de la naturaleza, sino también por la vida social”.

Más responsabilidad hacia los demás

Francisco afirmó además que es necesario aprovechar de la coyuntura histórica que estamos viviendo en tiempos de pandemia, para tomar conciencia de lo que significa “ser vulnerable y vivir en la precariedad a diario. De este modo, también podremos responsabilizarnos de las graves condiciones en las que viven los demás y por las que hasta ahora nos hemos interesado poco o nada”. En muchas partes del mundo, “no sólo faltan vacunas, sino también agua potable y el pan diario”.

Por lo tanto, señaló, el compromiso de una distribución justa y universal de las vacunas debe ser bienvenido, pero debe tener en cuenta el ámbito más amplio en el que se requieren los mismos criterios de justicia para las necesidades de salud y de promoción de la vida.

“Considerar la salud en sus múltiples dimensiones y a nivel global ayuda a comprender y asumir responsablemente la interconexión de los fenómenos. Y así podemos observar mejor cómo incluso las condiciones de vida, que son el resultado de opciones políticas, sociales y medioambientales, tienen un impacto en la salud de los seres humanos”.

Participar en el debate público sin ‘diluir’ el contenido

Ante el riesgo de nuevas pandemias, el pontífice pidió que se apoyen iniciativas internacionales que crean una gobernanza global para la salud de todos los habitantes, por ejemplo, dijo, las recientemente promovidas por el G20. Estas iniciativas, son un conjunto de normas claras y concertadas a nivel internacional que respetan la dignidad humana.

“La Pontificia Academia para la Vida también puede aportar una valiosa contribución en este sentido, sintiéndose compañera de otras organizaciones internacionales comprometidas con el mismo objetivo. En este sentido, es importante participar en iniciativas conjuntas y, en su caso, en el debate público”.

“Ello exige, naturalmente, que, sin “diluir” el contenido tratemos de comunicarlo con un lenguaje adecuado y con argumentos comprensibles en el contexto social actual, para que la propuesta antropológica cristiana, inspirada en la Revelación, pueda ayudar también a los hombres y mujeres de hoy a “redescubrir como primario el derecho a la vida desde la concepción hasta su fin natural”.

Por ello, dijo por último, debe verse con buenos ojos el estudio que la Academia realizó en los últimos años sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la vida humana y, más concretamente, en la “algoritmia”, de manera que “la ciencia esté realmente al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de la ciencia”.

Fuente: Prensa AICA.-

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