FICER: El cine entrerriano con cinco títulos que dejaron su impronta
|Las proyecciones de Escuela Normal, de Celina Murga; Los pasos, de Renzo Blanc; Danza Combate, de Camila Rey; El fulgor, de Martín Farina; y Las Delicias, de Eduardo Crespo, conformaron la sección de esta cuarta edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos, con muy buena asistencia de espectadores.
El apartado dedicado a las producciones entrerrianas, un pilar fundamental de este Festival desde sus inicios, despertó emociones entre sus hacedores, porque significó la presentación tan esperada a nivel local, o porque fue la coronación de procesos que implican mucho trabajo y compromiso.
Esta sección es muy importante porque tiene de todo, indicó el director artístico del FICER, Eduardo Crespo. “Hace un poco de historia de lo que se hizo en la provincia; hay estrenos, lo que está sucediendo ahora con el cine contemporáneo entrerriano que también se está pasando en otras partes del mundo; y también hay lugar para películas que se filmaron en la provincia y no son dirigidas por directores o directoras entrerrianas”, especificó Crespo.
Fue el caso de Renzo Blanc, director de Los Pasos (2019). “Para mí es una gran alegría presentar en el Festival esta película que filmamos tiempo antes de la pandemia”, dijo.
Su película se centra en María, quien vive con su madre y su hermana en un pequeño pueblo. En medio de las tareas domésticas y de su trabajo como masajista, observa a su madre envejeciendo y a su hermana yéndose de la casa para no volver. Lo circular en las familias, comportamientos que se repiten de generación en generación, los pasos a seguir están marcados y las personas están predestinadas a repetir mandatos. “Nuestra inquietud era cómo construir la particularidad de la mirada y la escucha de la protagonista, que es María, junto a su hermana y su madre en un pequeño pueblo”, explicó el realizador en la presentación.
Escuela Normal es el primer largometraje documental (ficcionalizado) de Celina Murga. Fue realizado en 2010 con motivo de los festejos del Bicentenario de la República Argentina y tiene como escenario casi exclusivo a la Escuela Normal José María Torres, de Paraná, institución fundada por Domingo Sarmiento en 1871, que depende de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Un grupo de chicos y chicas que cursa su último año del secundario en la Escuela Normal de Paraná lleva adelante las elecciones para el centro de estudiantes; una jefa de preceptores debe lidiar con los conflictos cotidianos de la escuela; los docentes dictan sus clases y discuten sobre los problemas de la educación; una asociación de ex-maestras se reúne para recordar otros tiempos pasados. Mientras tanto, el estudio, las horas libres, el tedio, los conflictos cotidianos, las rebeliones. Situaciones que muestran la difícil comunicación entre adultos y jóvenes, pero también posibles lazos de unión. Un retrato de una escuela, en el que se refleja el pasado, el presente y el futuro de un país.
“El proyecto buscaba dar cuenta de lo histórico, pero poniendo en valor el presente y sobre todo la juventud de hoy. En ese momento tenía la sensación de que había una mirada bastante negativa en torno a ella, considerada apática, desinteresada, sin curiosidades ni inquietudes. Creo que algo ha cambiado ese discurso con las luchas de los últimos tiempos, sobre todo con el feminismo, donde les jóvenes han sido tan activos. En general se cree que necesitan ser alimentados, iluminados, en realidad pienso que tienen mucho saber del cual aprender”, comentó Celina Murga sobre esta obra. “Hice un casting muy similar al que hago en la ficción, que tiene que ver con charlar con quienes van a ser las y los posibles protagonistas y con tocar temas relacionados con la película. Buscábamos estudiantes de cuarto y quinto año, que atravesaran una etapa de la escuela secundaria en la que estuvieran vislumbrando el futuro, proyectándose hacia alguna salida, y que eso pudiera traer al documental ciertos temas o debates sociales que hablaran de sus intereses, miedos, conflictos”, agregó.
En la jornada del viernes se proyectó, El fulgor (2021), de Martín Farina. La historia comienza en los días previos al carnaval, mientras los gauchos se preparan para cumplir con el ritual de purificar la carne, los animales presienten la llegada del fin. Un río los separa de la gran ciudad y, satisfechos de haber completado la tarea, los paisanos se embarcan atraídos por el fulgor de las luces. La sensualidad es protagonista de este viaje onírico entre los trabajos rurales y la fiesta.
Al introducir la proyección, Farina contó que cuando tomó la decisión de hacer esta producción fue a modo de declaración política. “Muchas veces me pregunto ¿qué es ser independiente? Con mucha plata o sin plata. Creo que la independencia es asumir un momento donde vas a tomar una decisión y te das cuenta de que lo tenés que hacer por algo que te pasa. Por ejemplo, acá decidí profundizar porque me interpela, porque quiero salir de ese lugar en donde ya encontré una mirada”, contó relacionando El fulgor con otra producción suya de temática similar.
El mismo día y cerrando la sección -fuera de la competencia por el voto del público- se estrenó Las Delicias (2022), de Eduardo Crespo, que ofrece una postal que se desarrolla en el internado de la escuela agrotécnica Las Delicias, en una pequeña localidad cercana a Paraná, donde conviven más de cien niños. Durante el año, además de las materias obligatorias, aprenden actividades referidas a la labor de campo. Una doctora y otros miembros del personal de la escuela se prestan a escuchar los problemas diarios respecto a las malas conductas, las dolencias físicas y el deseo de volver a sus hogares. En esa institución, alejados de sus familias, vivirán el fin de su niñez y el comienzo de su juventud. “Me pone muy contento poder presentarla en el FICER. La ansiedad siempre está por ver qué pasa cuando la ve la gente que trabajó en la película”, dijo el realizador. “Uno va haciendo amistades cuando hace las películas, se va armando una especie de familia, y que se junten a verla y celebrar es pura emoción”, cerró.
Los frutos del Mercado
Camila Rey, directora del documental Danza Combate (2021) compartió: “Para Danza Combate, como grupo de mujeres feministas que realizan su activismo a través de la danza, fue un hecho muy importante que tuvieran su retrato a través de la película, un espacio en este Festival y a la vez un estreno local. En el FICER el proyecto participó en ediciones anteriores, en la sección del Mercado, donde ganó premios que permitieron que se llegue al contenido final y se posibilitara su distribución”. La realizadora agregó que el audiovisual tiene que ver con la cultura local, con una sociedad entrerriana en la que se está también debatiendo cuestiones de género y de identidades sexuales y de diversidad”.
En el largometraje, Florencia, Marcela, Gina y María forman parte de Danza Combate, un grupo de jóvenes feministas de Paraná que hacen de la danza su herramienta de expresión y activismo actuando en marchas y manifestaciones. En el marco de sus presentaciones, es publicada en Facebook una foto de estas cuatro mujeres posando con los senos desnudos y los puños en alto. La imagen se vuelve viral y recibe una gran cantidad de comentarios ofensivos. El grupo debate este incidente y discute su activismo a través de la danza.
Marcela Acosta, integrante del colectivo artístico militante contó sus sensaciones en el marco del Festival: “Lo que nos lleva a conformar el grupo es nuestra necesidad de expresarnos en contra de la desigualdad de género que aún existe en casi todos los ámbitos de la sociedad. Usamos la danza como herramienta de lucha y visibilización de esta problemática social. Me parece súper importante que le den trascendencia a esta producción para que pueda llegar a un público más amplio, significa que al menos existe la voluntad de un cambio al respecto. La experiencia de haber estado en Danza Combate tanto bailando en las calles como la participación en el largometraje fue transformadora”.