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¿Falla la vista o hay más carros?

Una de las medidas atinadas de la gestión Blanca Osuna al frente de la Municipalidad de Paraná fue propender a sacar progresivamente los carros con tracción animal y en especial, manejados por chicos, de las calles capitalinas. El “canje” por una moto-carga arrancó de modo auspicioso, sin embargo, algo extraño pasó… No tenemos data exacta, pero sí nos animamos a decir que hay más carritos, y precarios al límite de lo criminal.

 

Entre fines del 2012 y comienzos del 2013, la intendenta lanzó un Plan de Reordenamiento de recolección de residuos por parte de “Recuperadores” (cartoneros o “cirujas”) que transportaban, cartones, metales, etc, mediante carros con caballos.

 

La medida fue impulsada ante la situación de vulnerabilidad en que se encuentran tanto los menores, que ayudan a sus padres en la recuperación de residuos, como los equinos que soportan cargas abusivas transgrediéndose la Ley Nacional de Protección Animal, configurándose a su vez en un potencial riesgo de enorme peligrosidad para toda la ciudadanía por la precariedad de dicha “herramienta”.

 

Sin hesitar que, paralelo a ello fue menester diseñar y ejecutar una política integral que garantice a estos ciudadanos el acceso a medios de vida dignos, protegiendo a los menores del aberrante trabajo infantil y abordando saludablemente una cuestión de inequidad social por resolver para el Estado.

 

Con este fin estaba previsto coordinar mecanismos para la conformación de un equipo intergubernamental integrado por representantes del Ministerio de Trabajo del Gobierno de Entre Ríos y las Secretarías de Medio Ambiente, de Desarrollo Social y la de Derechos Humanos, Salud y Educación de la Municipalidad de Paraná, invitándose a participar a las universidades y a las organizaciones de la sociedad civil interesadas en aportar en la problemática.

 

Si bien, honestamente, nunca nos enteramos acerca de si se integró o no éste ámbito y quiénes son sus representantes, supimos que se abrió un -podríamos denominarlo- “Registro Municipal de Recuperadores de Residuos que se trasladan en carros de tracción a sangre”, mientras se profundizaban detalles en cuanto al imprescindible programa de acciones tendientes a preservar las posibilidades laborales de los adultos; el seguimiento de la situación de los niños, y garantizar el cuidado y protección de los equinos.

 

Luego, si no fallamos, en octubre, al cabo de un proceso que incluyó diferentes etapas como la realización de un diagnóstico de un estado de situación a partir de un relevamiento y diferentes instancias de capacitación teórica y práctica, se entregaron los primeros motocarros y los equinos fueron trasladados a un predio amplio y adecuado perteneciente la Escuela Alberdi para su recuperación, lo cual fue concretado a través de la firma de un convenio con la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

 

Se trata de un lugar que posibilita recuperar la salud de aquellos caballos que lo necesitan, cristalizándose un tratamiento pormenorizado en pos que los ejemplares sean posteriormente destinados a equinoterapia.

 

Muy Bien 10 para este Programa de Recuperación de Derechos, mediante un modelo participativo de gestión pública que posibilitó la articulación y el trabajo colectivo entre las diversas áreas de la Municipalidad, sus equipos técnicos, las universidades, los organismos provinciales y nacionales, las organizaciones políticas y sociales, las vecinales y los propios beneficiarios de los motocarros.

 

El punto en cuestión es que, de pronto, abruptamente, se potenció la presencia de más carros, unos de condiciones más temerarias que otros y así la inseguridad en vez de disminuir se acrecentó contradictoriamente. ¿Será que ello se relaciona estrechamente con un “negocio” en ciernes con eso de las moto cargas o simplemente que día a día crece la desocupación, la pobreza, la indigencia pese a todo lo que se promociona acerca de “La Década Ganada”?

 

Insistimos con lo que una vez dijimos en este mismo Diario Digital: si queremos una ciudad más segura y limpia, uno de los puntos neurálgicos en cuanto a tránsito e higiene de las calles es prohibir la circulación de carros con tracción animal (equina) y sobre todo conducido por menores o con la conducción de mayores acompañados por niños sin la más ínfima seguridad.

 

Paraná necesita NORMAS y/o REGLAS claras, como rigurosos fiscales/inspectores que controlen eficazmente el cumplimiento de las mismas. El tema es que, si no se RESPETA NADA, si cada uno hace lo que quiere, ¿cómo negarle a un pobre gaucho que se gane el sustento diario de la forma en que pueda realizarlo?

 

Evidentemente, la intención de Blanca Osuna se llevó adelante propulsada por sueños de justicia, de equidad, pero… -es elocuente- no hubo una aplicación inflexible y, mucho menos, un trabajo de campo, estadístico, de contralor y/o censo en los barrios, más el consecuente seguimiento cabal, estricto, para evitar que tal desmadre como el que se vuelve a apreciar, termine haciendo trizas un loable plan.

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