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Fabiola Yañez denunció que Alberto Fernández la golpeaba

La exprimera dama Fabiola Yañez denunció ante la Justicia que su expareja, el expresidente de la Nación Alberto Fernández, la golpeaba cuando vivían en la Quinta de Olivos.

“Por voluntad propia”, la madre del niño Francisco Fernández tomó contacto este martes por la mañana con el Juzgado del doctor Julián Ercolini y le pidió que desarchive el anexo reservado en el cual quedó consignada la existencia de pruebas consistentes de presuntas situaciones de maltrato físico por parte del expresidente hacia su pareja.

El juez recogió la nueva denuncia y hasta primeras horas de la tarde trabajó en disponer y ejecutar una serie de medidas restrictivas que Alberto Fernández deberá respetar de inmediato, entre ellas no acercarse y moderar los contactos con su expareja y madre de su hijo, revelan los colegas de Diario Clarín.

Fernández no puede salir aún del estado de shock en que quedó sumido el fin de semana, aunque está convencido de que la madre de su hijo solo busca someterlo a una extorsión extrema para sacarle dinero. 

Con la denuncia firmada, el juez Ercolini evaluó con su equipo qué pasos dar, y hacia dónde: su principal obsesión es mantener incontaminado el expediente que crece en sus manos, referido al multimillonario fraude al Estado con la contratación de intermediarios amigos en las pólizas de seguros entre organismos públicos.

Fernández quiere desplazarlo del caso, y este miércoles habrá una audiencia en la Cámara Federal de Casación Penal en la que las partes deberán exponer sus argumentos a favor y en contra de ese reclamo.

Entonces es delicada la salida de Ercolini del episodio Fernández-Yañez: con la víctima protegida por sus disposiciones de último momento, el doctor deberá desprenderse de la información, las pruebas y los testimonios que tiene en su poder, y que serán investigados en otro juzgado. ¿En cuál?

Depende de la interpretación que la Cámara Federal realice de los hechos, la causa puede ser remitida a los tribunales federales de San Isidoro, donde se investigó el caso de la fiesta en Olivos, o a la justicia penal ordinaria para su sorteo. Esa duda refiere a dónde se pondrá el acento: si en la víctima -que no era funcionaria pública y por eso no corresponde tramitar sus denuncias en la justicia federal- o en el lugar en el que ocurrieron los supuestos delitos. Es decir, la Quinta en la que viven los presidentes, cuyos silenciosos jardines fueron testigos de reuniones secretas, pactos históricos, jornadas memorables y, al parecer, también noches violentas.

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