Evita, sentimiento perenne en el Pueblo argentino
|El 26 de julio de 1952, a las 20:25, se comunicó el fallecimiento de la “jefa espiritual de la Nación”. La noticia del deceso de Evita causó un profundo dolor en el corazón de los seguidores del peronismo y entre las clases populares, que llegaron a quererla y venerarla incluso más que al propio fundador del movimiento.
A 61 años de su fallecimiento, Evita es el alma de las banderas más profundas del peronismo, que siguen siendo el faro de nuestras acciones.
Hay una Evita para cada compañero y compañera, hay un recuerdo en cada descamisado, porque lo que se extraña de ella cambia en cada uno de los trabajadores y mujeres que la acompañaron en este largo camino de lucha por la conquista de derechos y justicia social.
Pero más allá de la multiplicidad de imágenes y recuerdos, Evita representa el sentimiento militante más profundo. Como motor fundamental de las grandes causas, fue quien transformó injusticias en reivindicaciones sociales históricas para nuestra Argentina.
Evita solía decir que le era imposible explicar por qué sentía tan hondamente y con dolor la injusticia y por qué no terminó nunca de aceptarla como algo natural. En este sentir descarnado, planteaba ese gran desafío que representa construir una nueva realidad que contenga a todos.
Ella nunca se hubiera detenido mientras siguiera habiendo un solo argentino con necesidades.
Evita, como peronista, es un símbolo de rebeldía y de indignación ante cualquier injusticia. Por eso su vida y su ejemplo nos obligan a seguir trabajando y apostando por el desarrollo, la inclusión y la justicia social. A seguir construyendo un país más igualitario y feliz para todos y todas.