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Estudiantes en Cuartos: hora de inquietar a Sionista

Estudiantes derrotó a Rowing, en el estadio del Parque Urquiza, por 79 a 72 y accedió a los Cuartos de final del Torneo Oficial Superior de Basquetbol, donde enfrentará al poderoso Sionista. Partido al rojo vivo, pero de leales acciones más allá de un par de escaramuzas propias del carácter eliminatorio.

El team de Carlitos Hirschfeld tuvo la fortaleza física y mental imprescindible en las instancias claves del juego y se impuso con absoluto merecimiento más allá de coyunturas que le pusieron lamentablemente un manto de dudas absurdas a la resolución.

Restando 5 minutos 38 segundos del cuarto período, un doble y un simple pasados por alto por el apuntador de la planilla, como por uno de los adolescentes que manejaban el tablero, provocó un estallido de ira en el plantel y simpatizantes de la visita.

La justa posición de Julio Soto como autoridad máxima, y el loable comportamiento del asistente técnico “Albinegro” -Alejandro Dosebe- reconociendo que el tablero debía ser 64-63 para el PRC, puso fin por unos momentos al acalorado debate que incluyó insultos y amenazas por parte de unos jóvenes adictos al “Albiceleste” hacia el planillero que realmente se había equivocado, y feo, muy feo…(por el momento y el modo), aunque de nuestra parte no se duda de su honradez sino que poco ayuda el tener dos pibes al lado (más allá de sus buenas voluntades…)-.

Reiniciado el partido, a los pocos minutos, un cruce entre Mariano Silvestroni y Sergio Maradey -tras falta antideportiva de éste a Luciano que penetraba en bandeja-, terminó con agravios recíprocos y amenazas las cuales fueron inteligentemente disipadas por ambos cuerpos técnicos y hasta por compañeros.

Maradey en especial le enrostraba a los Silvestroni que uno de ellos le había partido dos dientes a uno de sus compañeros juveniles, no pudimos identificar a quien ni cuando fue, aunque vimos -es real- partir raudamente a uno de los chicos con mucha sangre en la boca y el labio superior severamente hinchado.

El guardia de Rowing no pudo aguantarse un fastidio inconducente cuando desde adentro y desde el banco le pedían que se calme, pues quien ya había dejado la cancha por una falta antideportiva era el “Yankee”.
A raíz de esa irritación, que arrancó ni bien el “10” del CAE cortó violentamente a su hermano mayor, Soto lo castigó con falta técnica y llegó a la 5ª “P” del casillero de personales.
Restaba 1’38” y el tablero decía 73-67 para el anfitrión. Una pérdida importante previo al telón final.

Esta discusión multiplicó la temperatura, de por sí agobiante en el estadio del CAE por la jornada infernal vivida en Paraná con 39 grados de sensación térmica que convirtió al polideportivo en un sauna debiendo ambos conjuntos hacer el entretiempo fuera del “Coloso”.

A partir de allí, todo fue cuestionado, el clima estaba denso y tenso, en especial por el lado del que perdía, y pocos jugadores ayudaron aunque los dos entrenadores, pese a las quejas o reproches normales, procuraron en todo momento hacer entrar en razones a los más ofuscados.

Para colmo a menos de un minuto de clausurarse la contienda, de nuevo la mesa falló horrible, colocándole un simple -el responsable de manejar el tablero- (demasiado jovencitos esos pibes…) al CAE cuando quien había anotado era Suárez, ala pivote del PRC.

De nuevo las quejas y ya de todo calibre, a ésta altura con cierta dosis de acreencia porque no pudo terminar tan mal la mesa de control innecesariamente (repetimos, no compartimos la idea de una hipotética actitud tramposa y sí reafirmamos la convicción en cuanto a que en éstas instancias deben haber mayores de edad y si es posible neutrales para evitar herir susceptibilidades).

En los segundos de conclusión apareció en toda su dimensión el oficio de Lucio Martínez para sentenciar la historia junto a Sebastián Ceaglio, los dos finiquitando el pleito con alta eficacia desde la línea, ante un adversario que terminó de perder no solo el duelo sino a su vez la compostura, la cordura, desperdiciando rebotes defensivos, dando malos pases y marrando lanzamientos no tan complicados o hasta lanzando de manera impotente uno de sus jugadores una zancadilla a Camisasca.

Firmemente, más allá de entender, de interpretar que el perder significaba entrar de vacaciones, vimos algunos gestos inapropiados en los últimos segundos y oímos algunas palabras evidenciando una inquina desmesurada si nos atenemos a que el encuentro se desarrolló por carriles totalmente normales, con un arbitraje en líneas generales correcto por parte de Julio Soto y Franco Giorello, más allá que el pibe, por su juventud fue de mayor a menor y pareció que se vio influido por la intemperancia de algunos protagonistas, equivocándose mal en el último tramo.

Rowing se quedó con las manos vacías, terminó con demasiada bronca inútil y en parte opacó la dignísima gestión basquetbolística que tuvo, con pasajes de alto vuelo, fundamentalmente en el primer tiempo, de la mano interna de Rodrigo Morales y Eduardo Suárez, junto a esa pimienta que tiene el trío Silvestroni (liderado por el Luchi, secundado por Mario y Lisandro -éste con mano ardiente de Tres en un pasaje de la primera etapa-) y la dinámica del pibe Nicolás Dilenque, más el aporte Fede Thompson.

Quedó la impresión que cuando el ataque “Azul” fue estructurado, aferrándose al libreto sagaz dispuesto por el Nito Michel, se vio lo mejor del visitante. Y cuando cayó en la bruma, en lo confuso, en la anarquía, Estudiantes supo sacar provecho de ese vértigo, imprecisión e ineficacia del conjunto ribereño.

Rowing confundió rapidez con vértigo y en las instancias claves falló demasiado en todos los rubros de tiro, como pasado de vueltas.

Estudiantes, sin brillar, se quedó con el pase por esas tareas ya aludidas de Martínez y Ceaglio, como el desgaste que produjo Hugo Camisasca, más el avezado andar de Bruno Valentinuz y Sergio Maradey, sumado al talento de Juan Pintos y la enjundia de los pibes M. Radovizky o Emilio Jeandet.

Pasó el clásico y si bien hubo bronca, todo concluyó como debía ser, una fiesta a la que concurrió parte del plantel de Sionista para ver quienes serán sus próximos adversarios en los Cuartos.