Es imperativo mirar la situación con racionalidad, en un marco lógico alejado de fanatismos y de posiciones radicalizadas
|ESPECIAL, por Guillermo Federik (*).- Hacer ciudad significa modificar el entorno natural respetando su esencia; mejorar la ciudad requiere sustituir componentes naturales y artificiales superando sus estándares; modernizar las infraestructuras implica reintervenir sobre los agregados arquitectónicos, urbanísticos y arbóreos adecuándolos a los cambiantes requerimientos funcionales.
Toda obra pública conlleva siempre un plan de manejo ambiental porque supone generar modificaciones en el medio ambiente natural y construido. Cuando la naturaleza de tal intervención destinada a un necesario mejoramiento funcional, genera efectos sobre los distintos componentes del sistema urbano, deben realizarse acciones estructurales y medidas no estructurales para atenuar, morigerar o compensar cualquier afectación.
Todos estos postulados se han cumplimentado en el marco del proyecto de bulevarización del tramo de Racedo comprendido entre las avenidas De Las Américas y Ramírez. Y además se ha sorteado una instancia judicial que aporta soporte jurídico para su ejecución.
Para reconfigurar una ronda de doble sentido de circulación, perimetral al área central y así descongestionarla del tránsito pasante (con origen y destino fuera de la misma), fluidificando la conectividad intraurbana, ha sido señalada como prioritaria en la cartera de proyectos de diferentes estudios realizados en las 3 últimas administraciones: Paraná Emergente y Sostenible del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en el año 2015, Plan Estratégico Territorial de Paraná del Ministerio del Interior de la Nación en el año 2018 y Diagnóstico Propositivo de la Movilidad Metropolitana del Gran Paraná del CFI (Consejo Federal de Inversiones) en el año 2020.
Unos pocos colectivos de propietarios frentistas, ambientalistas, vecinalistas y oportunistas políticos que se oponen irracionalmente, quizás con intenciones honestas y defienden intereses sectoriales, debieran entender la dinámica urbana, respetar los roles institucionales democráticos, acatar el fallo judicial y dimensionar el poco significativo efecto no deseado en comparación con las múltiples compensaciones propuestas en el marco del proyecto, las cuales mejorarán con creces la situación actual.
La sustitución de árboles exóticos por un número notablemente mayor de especímenes nativos, lejos de constituir un detrimento para el ambiente, significa un paso superador para rebalancear nuestro ecosistema urbano autóctono.
Es imperativo mirar la situación con racionalidad, en un marco lógico alejado de fanatismos y de posiciones radicalizadas. La ciudad la construimos y cuidamos entre todos, con fundamentos basados en el planeamiento y la razón, cada cual cumpliendo su rol, bajo el paraguas del respeto a la institucionalidad.
(*) Arquitecto, urbanista y consultor en planificación y ordenamiento territorial; secretario de Planeamiento y Desarrollo Territorial de la Municipalidad de Paraná.-