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El viajar (en micro) no es un placer

La variante Ómicron le está sacando varios cuerpos de ventaja a nivel contagios por Covid-19 a la Delta, mientras los protocolos sanitarios se cumplen parcialmente por falta de controles más rigurosos, como por una falta de responsabilidad social remarcada. Los riesgos a bordo de los micros de media y larga distancia especialmente, son elocuentes. Sobran historias, anécdotas en Redes Sociales para reafirmar que viajar en colectivo implica un resignarse a que las unidades no vayan llenas o someterse al peligro de contaminación por parte de pasajeros inescrupulosos.

“Estoy volviendo en un micro con aire acondicionado, señoras tosiendo con el barbijo mal puesto y ventanas cerradas. Me sentí más seguro eligiendo una carrera a los 18″, escribió un hombre en el tono sarcástico característico de Twitter.

“No me contagié Covid en el micro de ida. Si zafé también en el regreso, con la cantidad de desbarbijados que había, voy a empezar a pensar que soy inmortal”, agregó otra usuaria.

Lo cierto es que actualmente las medidas de prevención contra el coronavirus no siempre se cumplen en los ómnibus de larga distancia.

Gustavo Gaona, vocero de la Cámara Empresaria de Ómnibus de Larga Distancia (Celadi), hizo hincapié en el uso del barbijo y la responsabilidad individual de cada pasajero. “Ninguna tecnología va a tener éxito si la gente no usa el barbijo. Los choferes son los encargados de pedir que las personas lo usen correctamente, pero no tienen autoridad policíaca y además tratamos de que no circulen mucho por el micro”, opinó.

Ivanna Mansilla, una joven de 26 años, tomó junto a su pareja un ómnibus para volver de Córdoba a Buenos Aires el 15 de enero y contó: “Ya de por si cuando te subís al micro en ningún momento te piden un hisopado con resultado negativo ni certificado de vacunación completa. En nuestro caso, nos sentamos delante de una pareja que estaba hablando por teléfono y en esa conversación contaron que el día anterior les habían dado el alta después de siete días de aislamiento, pero según los protocolos tenían que hacer tres días más de cuidados que evidentemente no estaban cumpliendo. Cuando me di vuelta, los dos estaban sin barbijo. Les pedimos que se lo pusieran, pero nos ignoraron. Fuimos a hablar con el chofer, porque era probable que tuvieran carga viral, y nos dijo que el barbijo no era obligatorio y que él no tenía autoridad para decir o hacer nada”. A los cuatro días del viaje, Mansilla, quien está vacunada con tres dosis, comenzó con síntomas de Covid-19.

“Claramente nos contagiamos en el viaje, no estuvimos expuestos en otros lados. Me dio bronca porque en estos dos años no tuve Covid ni fui contacto estrecho de nadie por todos los cuidados que tomé y por buena suerte, pero en este caso, además de mala suerte, hubo negligencia. La gente no cumple con lo que tiene que cumplir. Apenas escuché la conversación que tenía la pareja, supe que era imposible que no me contagiara estando en ese micro 12 horas con gente que no quería ponerse el barbijo”, narró.

Una de las premisas en la prevención contra el Covid-19 que las autoridades y los especialistas reiteran permanentemente es la ventilación cruzada. Ricardo Teijeiro, infectólogo del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), explicó: “La ventilación cruzada es necesaria sin ninguna duda. En un lugar donde no circula el aire y si alguna de las personas presentes es portadora del virus, el ambiente se contamina en 15 minutos. Si en esta instancia de la pandemia no cumplimos con las medidas preventivas, favorecemos a la gran circulación viral. Siempre que se pueda debe haber ventilación cruzada. Cuando no se pueda, lo ideal es protegerse con barbijo de alta protección y distancia social”.

Luisina Meoli, una joven de 27 años, relató: “Hace dos semanas tomé un micro de larga distancia, desde San Martín de los Andes hasta Neuquén. Mi experiencia no fue muy buena respecto a los cuidados del Covid. Para empezar no me pidieron el pase sanitario para subir. Una vez arriba, mi asiento estaba rodeado de entre 10 y 15 jóvenes, todos sin barbijo. Me sentía incómoda porque íbamos a estar seis horas en el micro. Por suerte había algunos asientos vacíos, así que me mudé a un lugar más alejado. Cuando me acerqué al chofer para avisarle que me iba a cambiar de lugar, aproveché para comentarle que había un grupo de personas sin barbijo para ver si podía decirles algo. Me dijo que todos los días tenía que lidiar con lo mismo y que no tenía sentido que les dijera nada. Los chicos no usaron el barbijo en ningún momento de las seis o siete horas que duró el viaje”. Meoli está vacunada con tres dosis y usó un barbijo N95 en todo momento porque se sentía intranquila. “Me aislé durante la semana siguiente a ese viaje porque tenía miedo de estar contagiada. No fue una situación agradable”, agregó.

“La ventilación cruzada es fundamental”, refuerzan especialistas en la materia. “Los micros tienen que ir con todas las ventanas abiertas, no una sola. No es recomendable permanecer en un lugar donde no hay ventilación cruzada, pero si es absolutamente necesario lo recomendable es usar barbijo y aplicar distanciamiento social”, resaltan.

Gaona, el vocero de la Celadi, aclaró que el protocolo sanitario permite prender el aire acondicionado en los buses. “Existen ventilaciones en lugares que no son visibles y renuevan el aire. Esto nos permite tener un aforo del 100% en los micros. Además, algunas empresas tienen luces UV en los filtros de aire”, detalló.

“Habrá que ver cómo se implementa lo del pase sanitario. Es importante que sea extensivo a todos los medios de transporte”, opinó Gaona. Según el vocero, a pesar de la buena temporada de verano que están teniendo, aún no se alcanzan los niveles de consumo prepandémicos.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, demostró con precisión la efectividad del uso del barbijo para reducir la cantidad de gotas expulsadas al hablar. El N95 y el quirúrgico son los más eficaces: dejan pasar menos del 0,1% de las partículas emitidas. El casero, en tanto, puede filtrar el 50%. En todos los casos, la utilidad dependerá del material y del correcto ajuste a la cara.

Si todos los pasajeros lo utilizan dentro del colectivo, la cantidad total de partículas será significativamente menor. Las ventanillas abiertas permitirán además que salgan al exterior y disminuirá así la concentración en las zonas centrales.

Mantener silencio durante el transcurso del viaje es otra forma de reducir la transmisión del coronavirus. Al respirar, se emiten entre dos y cinco veces menos partículas que al hablar, por lo que permanecer callados durante el viaje es un modo más de colaborar en la mitigación de riesgos.

La disminución general de partículas, el uso apropiado del barbijo, que filtrará algunas de ellas, y las ventanillas abiertas, que permitirán el recambio del aire, reducirán de manera contundente la contaminación en el ambiente. Se trata de la escena “ideal” en un contexto de crecimiento sostenido de casos que es urgente revertir.

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