El río Paraná cada vez más cerca a su bajante mayor en 50 años
|Las autoridades costeras en el margen del río Paraná no ocultan su inquietud ante la bajante extraordinaria (aunque prevista) del nivel de las aguas que se encamina a ser más profunda que el año pasado.
Frente al Puerto Nuevo de la Capital entrerriana marcó el sábado al mediodía 22 centímetros, el registro más bajo en el último año. En una semana perdió casi un metro, en un brusco descenso experimentado como consecuencia del fin del efecto propagación que había originado la denominada operación “Ventana de agua” desde al represa de Itaipú.
Mediante ese mecanismo acordado entre los países de Argentina, Paraguay y Brasil, durante siete días la represa bi-nacional aumentó los caudales de aportes a los ríos aguas abajo, con el fin de garantizar la navegabilidad que estaba ocasionando serias pérdidas a Paraguay.
Una nueva “ventana” aún no está confirmada, en un escenario más crítico porque Itaipú ya sufre la menor cantidad de agua en su embalse, debido a la falta de precipitaciones aguas arriba.
Ante esta situación de bajante se abre un panorama complicado para la navegabilidad, y también para las tomas de agua en las distintas localidades costeras; algunas de ellas, en Misiones y Corrientes, ya han reportado inconvenientes y modificaciones en su modo de captación de agua para potabilizar.
En Paraná, el registro del sábado y con una tendencia en descenso, quedó a apenas ocho centímetros del nivel más bajo alcanzado el año pasado: había sido 14 centímetros en mayo, lo que situó la marca en el piso de casi medio siglo.
Hay que remontarse a 1973 para encontrar registros bajo cero; y antes, también en la década del 40.
La Prefectura Naval argentina emitió un comunicado en el que advierte sobre la continuidad de la bajante extraordinaria que afecta a toda la Cuenca del Plata “y en particular a las instalaciones portuarias ubicadas en los ríos Paraná Medio, Paraná Inferior y Paraná de las Palmas”.
La autoridad en materia de seguridad de navegación recomendó tanto a los capitanes de los buques como a los prácticos que los asisten a “prestar especial atención a los riesgos emergentes durante la ejecución de las maniobras de aproximación, atraque y desatraque a los muelles”, en virtud de las restricciones de calado existentes, “especialmente cuando se maniobra sin la asistencia de remolcadores”.
“La capacidad de un buque para maniobrar a su velocidad de diseño disminuirá cuando se reduzca el espacio libre entre el fondo del canal y la quilla del buque y puede resultar insuficiente si es menor a un cierto valor crítico que mantiene un flujo de agua suficiente debajo y alrededor del casco del buque”, indicó la Prefectura.
Asimismo, aconsejó tener en cuenta “el valor crítico del margen de maniobrabilidad (MM) necesario entre el nivel del lecho del canal y la posición media más baja del fondo del buque”, debido a que este componente de margen “también afectará los movimientos horizontales y aumentará los riesgos, ya que un buque con un MM reducido se vuelve muy lento en las maniobras y, por lo tanto, presenta mayores riesgos de colisión y/o desviaciones a lo largo de su trayectoria”.
“Estas consideraciones deben complementarse con una eficaz gestión de los recursos del puente y máquinas, con el objeto de maximizar su utilización efectiva, incluyendo al personal, equipo, máquinas, sistemas e información disponible para la navegación segura del buque, como así también con respecto a la familiarización de las tripulaciones con la operación y mantenimiento de tales equipos y sistemas, a fin de prevenir potenciales situaciones de riesgo o peligro”, concluyeron.
Por su parte, el Instituto Nacional del Agua (INA) volvió a advertir en las últimas horas la persistencia de la bajante, al plantear que la tendencia climática regional, con horizonte en el 31/8/2021 presenta una perspectiva desfavorable, con baja probabilidad de una recuperación franca del caudal del río, en los próximos meses.
Sin embargo, más preocupante aún resulta que los especialistas van alejando cada vez más cualquier normalización del río, que inició su actual bajante en agosto de 2019.
Si bien se tratan de ciclos, de crecidas y bajantes, la actual no solo es la más pronunciada, sino la más extensa que se recuerda en más de medio siglo.
Y según el informe del Centro de Predicciones Climáticas de los Estados Unidos –referencia mundial– en la actualidad se asiste al fin del fenómeno de La Niña en la región, con un 67% de probabilidad de que las condiciones neutrales continúen durante el invierno. Pero La Niña podría volver a estar presente sobre finales de 2021 e inicios de 2022.