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El régimen de Maduro frenó el ingreso de 29 toneladas de alimentos que Argentina envió como ayuda humanitaria a Venezuela

Más de 29 toneladas de alimentos e insumos de higiene que envió la Argentina para ayuda humanitaria a Venezuela están varados desde hace más de 20 días en la localidad colombiana de Maicao, situada a unos 15 kilómetros de la frontera con territorio venezolano.

 

El régimen de Nicolás Maduro frenó todo tipo de ingreso de esa ayuda humanitaria y la diplomacia argentina, junto con asesores del presidente interino Juan Guaidó, no logran vencer los obstáculos políticos, administrativos y materiales que impiden ayudar a miles de venezolanos castigados por la crisis económica y social.

 

Se trata de un cargamento que salió de San Juan hace dos meses y es otra acción concreta de la administración de Mauricio Macri en el marco de la estrategia de presión internacional contra la dictadura venezolana.

 

La embajadora de Guaidó en la Argentina, Elisa Trotta, confirmó a Infobae que la ayuda humanitaria enviada por Argentina a Venezuela está varada por decisión del régimen populista. “Se están haciendo todas las gestiones posibles para que en lo inmediato esos alimentos puedan ingresar para ayudar a las comunidades indígenas que están cerca de la frontera”, señaló la embajadora Trotta.

 

Los asesores de Guaidó y diferentes organizaciones no gubernamentales están tratando de hacer las gestiones posibles para entregar la ayuda humanitaria, pero ahora fueron infructuosas ya que chocan con la tesitura del régimen de Maduro y su burocracia paraestatal.

 

Trotta destacó además que en los próximos días se enviarán cuatro toneladas más de alimentos que fueron recolectados por la comunidad venezolana en Argentina. Ese nuevo embarque humanitario será enviado por los Cascos Blancos hacia Cúcuta, la ciudad colombiana fronteriza con Venezuela.

 

En este contexto, Trotta teme que esa ayuda tampoco pueda ingresar a Venezuela por orden directa de Maduro.

 

“Desde el punto de vista humanitario estamos muy atentos a que pueda ingresar a Venezuela la ayuda humanitaria que enviamos y que está varada en La Guajira, precisamente en la localidad de Maicao en Colombia, porque nos impiden el ingreso”, dijo a Infobae el director de Cascos Blancos, Alejandro Daneri, quien coordinó la ayuda humanitaria donada por una empresa de San Juan y voluntarios de la Argentina.

 

De las 29 toneladas que se enviaron dos meses atrás vía marítima por el Pacífico, 26 toneladas provienen del aporte de la empresa de alimentos Lomas del Sol que está radicada en San Juan y las tres toneladas restantes es el aporte hecho por particulares a través de una campaña que hizo el gobierno argentino en los últimos meses en todo el país.

 

“Cascos Blancos continúa acompañando, en alerta, y en expectativa de que puedan entrar en territorio venezolano para asistir a aliviar el sufrimiento del pueblo de ese país y también está embarcado en el buque hospital COMFORT de los Estados Unidos ayudando a los sistemas de salud de los Estados de Latinoamérica y el Caribe que están recibiendo a migrantes venezolanos”, según comentó Daneri.

 

El buque con cargamento proveniente de la Argentina había llegado el 15 de junio al puerto de Cartagena y de allí se trasladó de inmediato a Maicao, donde las autoridades colombianas de emergencia humanitaria empezaron los contactos con los dirigentes de Guaidó para poder ingresar la mercadería.

 

Desde ese entonces no se pudo lograr que las 29 toneladas de alimentos y productos de higiene pudieran ingresar a territorio venezolano.

El cargamento de 29 toneladas que está varado en un galpón en Maicao contiene alimentos (aceite, arroz, choclo y latas de comida), y productos de higiene personal como pasta de dientes y jabones. No hay medicamentos en los containers para evitar problemas de barreras fitosanitarias.

 

La negativa de Maduro de impedir el ingreso de ayuda humanitaria no es nueva. En marzo hubo una fuerte campaña internacional para enviar alimentos, medicamentos y otros productos de ayuda humanitaria a Venezuela. Pero no hubo caso: todo quedó al otro lado de la frontera que patrullan, día y noche, los militares que responden al régimen populista.