El papa Francisco descansa bajo aislamiento total y hermético silencio
Mientras que la Curia Romana ajusta sus estructuras y estilo a los dos meses de cambios que impone la recuperación del papa, en la Casa Santa Marta es prioritario el imperativo de “silencio impermeable” y aislamiento lo que protege a Francisco, quien este miércoles inició el periodo que representa una prueba muy dificil para él y los que lo rodean.
Contadas personas acceden al segundo piso de Santa Marta que ha sido convertido en el comando de emergencia de la Iglesia. Los médicos consideran imprescindible que durante dos meses el papa se imponga una disciplina de duro aislamiento para evitar contactos humanos que lo fatiguen y sobre todo puedan trasmitirle microbios de todo tipo.
Francisco realiza intensos ejercicios motores, especialmente los que le fortalecen los músculos que su cuerpo usa para hablar. Va muy bien la reducción del oxigeno que recibe, limitado paulatinamente.
El cardenal Gianfranco Ravasi dijo que en estos momentos el papa tiene dificultades “pero estoy seguro que trasmitirá mensajes incluso con su silencio”.
El pequeño grupo que lo rodea tiene cuidado en cuánta información y pedidos de decisiones el papa puede diariamente recibir en la gestión de la Iglesia. Ya los médicos le han dicho que cualquier esfuerzo excesivo puede costarle caro.
Por delante le esperan al papa citas importantes, como la Semana Santa y sobre todo la Pascua.
El Vaticano ha predispuesto un “Plan B” para sustituirlo en las ceremonias. Queda la incógnita de si el 20 de abril podrá dar personalmente su bendición “urbi et orbi” y lanzar un mensaje, o deberá sustituirlo el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin.
Cumplir la primera etapa de la recuperación es fundamental para que Francisco puede integrarse lentamente al menos a una parte de sus deberes públicos. Podrá trasmitir sus mensajes escritos. Como en la audiencia general de este miércoles en la que invitó a todos los fieles católicos del mundo a “no perder la esperanza”.
El cumplimiento estricto de esta primera fase podría permitir que a mitad de abril el pontífice pueda lograr un mejoramiento físico “que se verá día por día” y que le permita mostrarse brevemente y hablar.
Para los médicos es fundamental que evite las corrientes de aire y los fríos que pueblan los espacios abiertos en el Vaticano, sobre todo en la plaza San Pedro. También respetar el aislamiento para evitar contagios que pueden ser fatales.