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El nuevo embajador argentino ante la Santa Sede pronunció su primer discurso público en Roma

A días de presentar las cartas credenciales ante el papa Francisco, acto previsto para la semana próxima, el nuevo embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, tuvo este viernes su presentación en sociedad en una misa solemne que se celebró en la Iglesia Nacional Argentina de esta capital para conmemorar el 25 de Mayo.

Beltramino, embajador de carrera que sucedió a María Fernanda Silva, debutó en su cargo con unas palabras que pronunció al final de la celebración eucarística, que ofició el obispo castrense argentino, Santiago Olivera, justo de visita en Roma.

En un discurso sobrio Beltramino, que fue hasta hace poco embajador ante Vietnam, dijo sentirse honrado al presidir su primera fecha patria en Roma en la Iglesia Nacional Argentina S.S. María Addolorata. “Vine por primera vez con mis padres hace 50 años”, evocó, en referencia a la iglesia, ante diplomáticos de diversos países, eclesiásticos y fieles argentinos que colmaban el templo.

El diplomático, que es abogado, está casado y ejerció funciones en las embajadas argentinas en los Estados Unidos y en los Países Bajos, entre otros cargos, destacó al papa Francisco. “Fuente de inspiración y reflexión para todos nosotros, por su incansable labor y su constante preocupación por la humanidad (…) que enorgullece a nuestra nación”, dijo del Papa. Y destacó los “estrechos e intensos” lazos históricos entre la Argentina y la Santa Sede.

Entonces, al margen de recordar la visita al Vaticano del presidente Milei de febrero pasado, en ocasión de la canonización de Mama Antula, Beltramino evocó el “hito histórico” que sucedió durante el papado de Juan Pablo II, es decir, la negociación del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile, que “evitó un conflicto de hermanos”, subrayó. Y destacó que justo este año se cumple el cuadragésimo aniversario de su firma (el 29 de noviembre de 1984).

Beltramino también habló de los preparativos para el próximo Jubileo de 2025. “Junto con la embajada colaboraremos activamente resaltando la importancia del acontecimiento como un momento de renovación y esperanza y participaremos de las actividades para llevar un poco de la República Argentina a los peregrinos del mundo que visiten la ciudad de Roma”, afirmó, al comprometerse al mismo tiempo a trabajar con la Santa Sede “en pos de los mejores intereses y objetivos compartidos frente a los desafíos” del mundo actual.

“Que los valores patrios nos acompañen en nuestro camino y que el espíritu nos lleve a pensar y actuar por el bien común de nuestro país y de todos los argentinos de bien, por un presente y futuro mejor”, pidió también, al auspiciar, finalmente, que el “Santo Padre pueda ejercer su deseo de visitar su país”.

Durante la misa, que fue concelebrada por el padre Fernando Laguna, rector de la Iglesia Nacional Argentina, y el padre Mariano Fazio, número dos del Opus Dei, entre otros, el obispo Olivera pronunció un sermón centrado en el significado y valores de la fecha nacional. “Estamos celebrando y recordando a aquellos que iniciaron el camino hacia la independencia; camino lleno de luces y de sombras, de vidas sacrificadas y ofrecidas y de tanta sangre derramada, pero sabemos que fue y es, camino continuado a lo largo de nuestra historia”, dijo.

“Todavía crecemos y nos vamos consolidando en zanjas y grietas que separan, pero el amor une, el amor sana, el amor salva. Verdades de fe, que todos debemos tener siempre presente”, agregó. “Que este nuevo aniversario de nuestra patria, aquella que pensaron nuestros próceres, -libre y justa- nos ayude a recordar nuestros logros más que nuestros fracasos, lo que nos une, más que lo que nos divide y enfrenta, porque la patria es de todos, la patria es mi historia, es nuestra historia, la patria es mi tierra, es nuestra tierra y en ella hay lugar para todos”, pidió.

A la ceremonia, que concluyó con la entonación del Himno Nacional, asistieron el jefe de Protocolo de la Secretaría de Estado del Vaticano, el monseñor venezolano Javier Domingo Fernández González, el monseñor argentino Guillermo Karcher, vicejefe de Protocolo; la teóloga argentina Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, y diplomáticos de todo el mundo acreditados ante la Santa Sede.

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