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El grupo alemán Bayer busca adquirir Monsanto

En una industria convulsionada por la ola de fusiones y adquisiciones, además de rumores de todo tipo que se dieron en los últimos meses, el gigante de los medicamentos Bayer no se quiere quedar atrás. Según un informe de la agencia Bloomberg, citando a fuentes privadas y familiarizadas con el asunto, la multinacional alemana estaría interesada en adquirir la compañía estadounidense de semillas Monsanto, por un valor aproximado de u$s 40.000 millones. Esto significaría crear el mayor conglomerado proveedor de semillas y productos químicos agrícolas del mundo.

 

Bayer está valorada en unos 84.000 millones de euros (cerca de u$s 96.000 millones), y fue justamente esta compañía la que se vio expuesta un mes atrás cuando la noticia que se corrió a nivel mundial era que Monsanto pensaba explorar distintos acuerdos, tanto con la mismísima Bayer como con la también alemana BASF.

 

No sería la primera de las negociaciones entre grandes actores del sector que se vienen sucediendo en los últimos tiempos. Como ejemplos se pueden mencionar la compra por parte de la compañía China National Chemical Corp. (ChemChina) a la suiza Syngenta, por u$s 43.000 millones a principios de año, o la fusión entre DuPont y Dow Chemical, que cambiaron el paisaje agrícola en cuestión de meses, y profundizaron el proceso de concentración que vive la industria.

 

La propia Monsanto había hecho una oferta de u$s 46.000 millones a mediados de 2015 por Syngenta, pero había sido rechazada. A nivel local, esta compañía viene siendo noticia en las últimas semanas por cuestiones relacionadas a la fiscalización de sus productos. De hecho, la multinacional sufrió un duro golpe, dado que el Ministerio de Agroindustria que conduce Ricardo Buryaile, determinó que todos los sistemas de control que se utilicen en el mercado de granos local deberán contar con la autorización previa del organismo.

 

Así, los procedimientos de fiscalización de semillas para el cobro de regalías que venía impulsando Monsanto, quedaron sin validez. La multinacional impulsaba desde hace dos años un sistema de fiscalización junto a un sector de la industria semillera para que los productores paguen un porcentaje por la propiedad intelectual de los granos al momento de su comercialización. Es decir, se pretendía imponer un sistema específico de cobro de una regalía por el uso de tecnología denominada ‘Intacta en soja‘ y resistente a insectos, entre otros aspectos.

 

Recientemente, la cartera que conduce Buryaile recordó que ‘para brindar certidumbre y equidad al comercio de granos, instamos a todos los actores de la cadena a respetar los acuerdos alcanzados y cumplimentar los requisitos establecidos por las Resoluciones (tanto la 140/2016 como la 147/2016)’. También explicó que, junto con toda la cadena de valor vinculada al desarrollo y al uso de genética vegetal, ‘coinciden en que el Instituto Nacional de Semillas debe implementar el control del mercado de semillas, por lo que se decidió constituir su directorio y avanzar en soluciones de fondo, evitando el uso ilegal’.