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El fútbol local y sus paupérrimos ejemplos

El pasado sábado se disputó la segunda fecha del torneo Clausura Bicentenario de Primera Divisional A de la Liga Paranaense de Fútbol (LPF). En calidad de local, Sarmiento de Crespo venció a Universitario de Paraná por 4 a 1. La alegría crespense se vio opacada por un acto de barbarie presuntamente cometido por integrantes de la delegación visitante.

Una vez que se retiraron los jugadores visitantes, directivos locales constataron roturas en espejos, tapizado de camilla y una puerta del vestuario que ocupaba los jugadores de La U.

“Estamos indignados por la actitud de estos jugadores” manifestó a FM Estación Plus 94.3 Cristian Kappes, integrante de la comisión directiva del decano crespense.

El dirigente contó además que “cuando nuestro utilero fue a hacer la limpieza del vestuario se encontró con la desagradable sorpresa. Nos duele la actitud, porque acá hacemos un gran esfuerzo para brindarles todas las comodidades a los jugadores visitantes y después te encontrás con que te destrozan el vestuario”.

Luego acotó: “Ellos perdieron pero no es cuestión de destrozar las instalaciones por eso. Hasta duchas con agua caliente les brindamos, cuando en cualquier otra institución ni siquiera sillas ponen”.

Molesto, Kappes cuestionó: “Cuando viajamos a Paraná nos encontramos con vestuarios sin agua, totalmente abiertos o sin vidrios en pleno invierno, sin las comodidades mínimas. Acá tratamos de darles lo mejor y como respuesta obtenemos esto”, dijo el dirigente en nota reproducida por los colegas de El Diario.

Reflexión

Desde hace muchos años venimos manifestándonos de modo rotundo respecto a nuestro vapuleado balompié lugareño. Es verdad, hubo algunos síntomas de querer mejorar, de propender al cambio, pero las canchas siguen siendo muy malas, los baños en la mayoría de los estadios impresentables, los vestuarios para los equipistas distan de contar con las comodidades básicas y la seguridad imprescindible.

Amén de ello, siguen yendo algunos “personajes” que meten miedo no en sí por sus presencias, porte o indumentaria que visten sino por los evidentes síntomas de embriaguez u otros “ingredientes” lamentables.

Sin ir más lejos, hemos hablado de esto con colegas reporteros gráficos y camarógrafos de TV que no se animan a ir a tomar imágenes temiendo porque les roben sus herramientas.

Custodia policial hay. Uniformados preocupados porque no se registren hechos de violencia hay. Y encargados de cancha inquietos por presentar de la mejor manera posible cada escenario también hay.

Pero da la impresión constante que cada partido es una bomba de tiempo. Nuca se puede ir a disfrutar del fútbol. Y así no se puede seguir manteniendo una actividad que da solo pérdida a los clubes y hasta riesgos de quedar comprometidos con cualquier clase de tragedia.

Pero ojo… No culpamos de ésta desidia a la Liga. Para nada…

Son los clubes los responsables de no poner punto final a la cuestión quizás motivados con seguir promoviendo un par de cracks para poder “ubicarlos” y llevar algo de oxígeno a sus pobrísimas arcas.

A través de sus dirigentes, de sus representantes, que tienen corazones enormes y un amor incondicional por sus divisas, los clubes no logran separar la paja del trigo y así no obran racionalmente a la hora de discernir que tarde o temprano algo grave va a ocurrir si no se mejoran las instalaciones y no se dispone un riguroso Derecho de Admisión para ver los partidos como hasta para integrar un plantel.

El ejemplo de lo acaecido en Crespo invita a que los dirigentes reflexionen si es posible que ciertos energúmenos, por más excelentes atletas que sean, merecen portar una casaca y ser los embajadores de una entidad.

Esto es una prueba esencial en cuanto a que son los directivos quienes tienen en sus manos la determinación en cuanto a si se debe seguir así, o se da un vuelco radical.

No esperen que la Liga decida. Propongan. Vuelquen ideas. Exterioricen sus preocupaciones, desvelos y hasta angustias. Lo venimos pidiendo enfáticamente hace mucho y muy poco interés se ha evidenciado en promover el cambio drástico.