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El dilema de la UCR Entrerriana: Sabemos de donde venimos… ¿pero sabemos dónde estamos y adonde vamos?

Hace cerca de sesenta años, cuando cursaba la Universidad en la ciudad de Córdoba, me relacioné ideológica y metodológicamente con la UCR, partido éste donde la letra y el espíritu de la Constitución rige la conducta de la gran mayoría de sus adherentes.

No hubo ningún acontecimiento que hubiera ocurrido en nuestro país en los últimos ciento treinta años en el que nuestro partido no haya sido protagonista activo de estos hechos, prevaleciendo siempre una directriz que fue salvaguardar la democracia interna y el bien común de la sociedad, apoyando siempre a los que menos tienen, tomando las responsabilidades en el Estado como un servicio; en síntesis: la democracia como forma de vida.

Con estos conceptos transitamos estos más de ciento treinta años de vida, llegando hoy a nuestros días donde somos parte de la crisis política que golpea muy fuerte a nuestro país y que hizo que hoy estemos gobernados por un outsider como presidente, que mas que liberal, se comporta como un conservador de extrema derecha. No debemos olvidar que fue elegido democráticamente en elecciones libres, cuya conducta nos hace recordar a Martínez de Hoz, aquel ministro de Economía del dictador Jorge Videla durante el Proceso de Reorganización Nacional en los años 70.

Por esta realidad política y con el respaldo que me dan estos largos años de militancia donde con aciertos y errores puedo, como muchos simpatizantes y afiliados radicales de nuestra provincia, levantar la voz, para transparentar nuestra crisis partidaria, proponiendo sin miedo, un profundo y sincero debate sobre el ayer, el hoy y el mañana del radicalismo entrerriano, aceptando, que soy parte de la dirigencia que ha desencadenado la inacción y la confusión en la que hoy nos encontramos.

¿Y LA UCR PARA CUANDO? Esa es la frase más suave que los simpatizantes y afiliados al Radicalismo nos trasmiten en cada uno de nuestros pueblos como reproche a la inacción política que ven en nosotros, la pretendida clase dirigente.

La historia de la UCR en nuestra Provincia es muy rica y muy solida, donde los distintos gobiernos radicales fueron los verdaderos constructores de las obras orientadas al desarrollo provincial, desde la Constitución de 1933 a la creación de la UADER ( Universidad Autónoma de Entre Ríos ), pasando por la creación de innumerables instituciones como el Banco Entre Ríos, el Túnel Subfluvial, el Gasoducto Mesopotámico, la Facultad de Bioingeniería, la Tarjeta Sidecreer y muchas otras que hicieron que nuestra Provincia se integre al resto del país, dejando además sentadas las bases para estar acorde con el avasallante avance tecnológico actual y el que vendrá. Este es parte de nuestro currículo, estos son nuestros cimientos al que debemos reivindicar.

Por ello nuestro partido siempre fue consultado como referente en todos los acontecimientos, que ocurrieron en las diferentes etapas políticas, ya sean locales, provinciales o Nacionales. Siempre la opinión del radicalismo entrerriano fue una brújula, considerada como el reflejo del pensamiento de una parte muy importante de la ciudadanía entrerriana.

Nuestra verdadera preocupación yace en que hoy hemos dejado de ser eso que fuimos, hemos dejado de ser consultados, como si no importara la opinión sobre los múltiples acontecimientos que hacen aparición diariamente en nuestro país y en nuestra provincia. Mas grave aun es que nuestros dirigentes se han auto excluidos mansamente de ello. Hoy no existimos para la opinión pública, pareciera que a nadie le interesa la opinión institucional del radicalismo entrerriano. O quizás lo qué sería peor aún, la sociedad está pensando que parte de la torta estamos negociando como único interés.

En nuestra provincia la UCR es parte de la coalición política que triunfo en la última elección, por lo tanto somos corresponsables de haber sentado al gobernador Rogelio Frigerio en la Casa Gris, esto es un merito compartido, pero a nadie se le escapa que fuimos la Columna Vertebral de esa victoria (el ejemplo se ve reflejado en las intendencias de Concordia y y en las mayorías de localidades de nuestra provincia).

Por ello debemos realizar el máximo esfuerzo para que esta gestión provincial sea exitosa, ello se construye entre otros, apoyando las medidas que el Ejecutivo tome, especialmente en temas conflictivos, pero también debemos ser críticos de otras medidas que creemos están equivocadas y/o, no fuimos convocados institucionalmente para discutirlas. En democracia las críticas constructivas bien intencionadas son tanto o más importantes y beneficiosas que las ponderaciones genuflexas que conviven en el poder. Ese camino ya sabemos dónde nos lleva.

Por ello nuestros máximos dirigentes deben protagonizar el acontecer social y político de Entre Ríos, demostrando a los entrerrianos que seguimos siendo la herramienta más valida en estos difíciles momentos, que hoy, transita nuestro país y nuestra provincia.

Más temprano que tarde debemos fortalecer nuestra identidad con debate, reflexión y con herramientas democráticas que las tenemos en nuestra estructura orgánica. Esa estructura nació y la pensaron los fundadores de nuestro partido para dar y cuidar la identidad no para ser trampolín de propios y ajenos.

Para poner en marcha esta estructura, que hoy parece sin rumbo debemos recordar a nuestros líderes que fundaron este partido en pro de nuestra República, dejando de lado las conductas que solo persiguen réditos personales de algunos dirigentes y pensar nuevamente que nuestro partido fue grande cuando levanto las banderas que interpretaron el sentir de la mayoría de la sociedad.

Diciendo sin temor que pensamos del momento actual y que pretendemos para el futuro inmediato y mediato. Dejando en claro sin reclamar espacios en la estructura del poder, siendo la verdadera intención ser participes activos en esta coalición de gobierno para lograr que nuestra provincia retome el lugar de liderazgo que perdimos.

Sí con sinceridad reconocemos de DÓNDE VENIMOS fortalecemos nuestra identidad. Es una tarea urgente y estratégica. Sin identidad no hay rumbo posible, sin identidad la política desaparece. Los detractores de la política y los descarriados radicales quieren borrar nuestra identidad y transformarnos en una estructura que sirva a esos intereses espurios.

Hoy está en nosotros esclarecernos para retomar el camino que la UCR entrerriana debe adoptar para el bien de la sociedad de nuestra provincia y de nuestro país. Actuando de esta forma sabremos claramente DÓNDE ESTAMOS Y HACIA DÓNDE DEBEMOS IR.

La sociedad espera una conducta radical.

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