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El básquet APB precisa clubes abiertos

Décadas del ‘70/’80 y arranque de los ‘90… Los clubes de Paraná lucían puertas abiertas todo el día. Colegios de Profesionales, Escuelas, Universidades, Fuerzas de Seguridad, y los propios asociados ocupaban sus instalaciones. No había día, en horarios apropiados en que las instituciones cerraran sus puertas. Hoy, la situación económica asfixiante de las entidades provoca que los gurises se queden la ñata contra el vidrio a la siesta o los finde’s en que no tienen actividad Oficial.

 

Estaría bueno hacer un censo y repasar en qué décadas nacieron los mejores jugadores del básquet argentino con proyección Mundial. Obviamente que surge rápidamente el nombre de Manu Ginóbili y sí… el bahiense surge a la vida en el ’77. O sea… De gurí comenzó a botar la pelota en la década del ’80… Y así tantos más de la Generación Dorada.

 

Pero ojo… No nos olvidemos de los genios, los colosos que le otorgaron un brillo incomparable al arranque de la Liga Nacional y por falta de tecnología, de hacer trascender -como hoy ocurre-, sus virtuosismos, no tuvieron el marketing comunicacional que en la actualidad poseen hasta chicos que ni siquiera han tenido un minuto en LNB/TNA/TFB.

 

En resumen… Lo mejor del básquet de Argentina se formó en esos años cuando los purretes podían estar horas y horas jugando en sus clubes sin limitaciones varias tal cual sucede a menudo hoy en día, y cuando no había tentaciones como el sumergirse en las Redes Sociales, enviciarse con la X Box, la Play, la Nintendo, la PC o hasta con los potentes celulares dotados de toda clase de Aplicaciones.

 

No había DVD, LED’s, Smart. La TV no concitaba tanta atención. Tampoco se daba el salir tan tempranamente y hasta BEBER alcohol prematuramente. Ni hablar de un flagelo aberrante como la droga. Todo era más sano.

 

Era lunes a viernes, de la Escuela a casa, de casa al club, del club a casa. Y el fin de semana todo el tiempo posible en el club.

 

Hoy… Salvo escasas excepciones, muchas instituciones cierran sus puertas mientras no hay entrenamientos o actividad Oficial por los altos costos que genera contar con portero, mantenimiento y hasta por la Inseguridad que se padece a diario en Paraná.

 

Luz, gas, impuestos varios, riesgos edilicios también se suman a los obstáculos que deben sortear con una pasión abnegada los directivos, no solo amateurs sino al mismo tiempo mecenas, filántropos, bienhechores a quienes no se los apoya tanto como sí al deporte profesional.

 

Y así, los pibes reiteradamente se frustran cuando llegan a la puerta del club y la hallan cerrada, sin cartel que enuncie la causa del por qué no pueden entrar cuando en realidad es que sus autoridades ya no saben de qué modo no seguir perdiendo dinero.

 

Los padres de esos chicos tampoco saben cuál es la receta para pagar aranceles deportivos y/o cuotas societarias, comprar y mantener la indumentaria y calzado de sus hijos, preservar la salud con la mayor higiene y profilaxis o la nutrición adaptada a la práctica y competencia deportiva, más prevención y/o fortalecimiento vía vitaminas, más tratamiento por diversas afecciones y/o hasta lesiones.

 

Y éstos padres son a los que se acude con rifas, bonos contribución, productos alimenticios varios puestos a la venta, como se les requiere montos “x” por transporte para viajes, o cotidianamente son esos papis/mamis los que deben acompañar a los chicos en los partidos jugados en días y horarios por los cuales deben hasta abandonar toda clase de ocupaciones de modo injustificado pues lisa y llanamente entre entrenadores o delegados se pusieron de acuerdo sin contemplar las molestias que se ocasionan fixturando encuentros de Formativas días de semana a la tarde/noche.

 

Estos papás y mamás son los que deben comprar abonos también y hasta se les pide “compromiso” en la participación de distintas actividades como alojamiento de equipos forasteros, o son esos padres que deben cumplir con montos por carnets o quienes deben llevar a sus hijos a médicos particulares para obtener Certificados de Aptitud Física.

 

Durísima tarea la de ser dirigente, noble y sacrificada. Pero… ¿Y sin los padres que se haría? ¿Y sin los chicos que se haría? Por ello lo IDEAL es ponerse de una vez por todas manos a la obra para que los clubes luzcan con sus puertas abiertas los 30/31 días del mes, obviamente que en horarios apropiados, comunicando a cada Familia los mismos en pos que NUNCA MÁS un pibe se quede sin poder ir a tirar al aro.

 

En épocas en las cuales el Gobierno beneficia tan loablemente a padres y madres con dificultades económicas-financieras, en épocas en las que las Asignaciones Universales y los diversos Planes representan un fuerte subsidio a las economías familiares, como en tiempos en los que se aduce súper población de ámbitos administrativos, nacionales, provinciales, comunales, es tiempo de refuncionalizar responsabilidades y otorgar el Estado mano de obra capacitada especialmente para que los clubes gocen de personal y así no se esgrima más como uno de los tantos fundamentos para no abrir sus puertas, la falta de empleados.

 

Ojo… Ello no debe representar una controversia con UTEDYC. Más bien, todo lo contrario. De hecho que es imperioso que APB, ACLUDEPA, UTEDYC, autoridades gubernamentales y asesores en Derecho Laboral comiencen a reunirse para analizar esta perspectiva de modo más sólido que aquella inserción de beneficiarios de Planes Trabajar SIN CONTROL, que años atrás motivó inquietudes, dimes y diretes de padres y madres por situaciones de desaparición de mochilas, prendas, pelotas, etc, etc, inculpándose a esos improvisados jornaleros, o al observarse en ellos conductas/actitudes que sembraron dudas al suscitarse ilícitos contra la propiedad institucional coincidentemente luego de ser afectados a esos desempeños.

 

La postura de esperar subvenciones, dádivas de diferente índole ya fue… Es tiempo de POTENCIAR SERVICIOS que ofrecen las entidades. No puede ser que un gurí y sus compañeros de equipo decidan ir a tirar al aro un sábado a la tarde y hallen al club cerrado. Es patético. Y los entrenadores deberían preocuparse por esta coyuntura.

 

Así, con una hora de práctica, 2 o 3 días en la semana y partidos cada dos semanas, los chicos no aprenden ni se cimentan relaciones de amistad. ¿Qué estamos haciendo? ¿Fomentando la ociosidad de los niños y adolescentes? Es paradójico. Los clubes claman a gritos nuevos socios, imploran por acompañamiento, por auxilio. Pero cierran sus puertas resignadamente.

 

Guarden esta nota. Ya veremos cuánto tiempo demandará que surja una nueva Generación Dorada… O más bien… ¿surgirá???