El imponente edificio que perteneció al Asilo San Antonio, cuyo surgimiento se remonta hacia 1899, ya no es jurisdicción de la Iglesia Católica de Paraná. La construcción ocupa la ochava de Italia y Paraguay, y es contigua a la parroquia Nuestra Señora de la Piedad, sin hesitar, un verdadero patrimonio histórico de la ciudad y de la provincia habiendo sido el arquitecto de la misma el mismo que hizo la Catedral.
Edificado en el siglo XIX por el arquitecto Arnaldi, que fuera propiedad del “Apostolado de la Oración”, luego donado a dos religiosas de la Congregación “Hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad” el 2 de abril de 1921 y que posteriormente pasara a propiedad de la Congregación referida, constituye un bien eclesiástico destinado a los fines propios y específicos de la Iglesia Católica.
La Parroquia “Nuestra Señora de la Piedad” y su Comunidad han hecho uso parcial del inmueble desde que el templo fuera donado al Arzobispado de Paraná, a partir del 27 de febrero de 1965.
Con el paso de los años, dicho edificio fue declarado de interés municipal y sujeto a un programa de preservación cultural, histórica, monumental y arquitectónica en su totalidad según Decreto de la Municipalidad de Paraná N° 1215/2002.
“La Comunidad de la Parroquia “Nuestra Señora de la Piedad” y el Arzobispado de Paraná, vienen realizando gestiones desde hace mucho tiempo para adquirir dicho predio que resulta fundamental para el desarrollo de las actividades pastorales, caritativas y sociales”, revela el Arzobispado, consignando: “En fecha 14 de julio del corriente año, se comunica por parte de la Superiora General de la Congregación religiosa que se había concretado la venta del inmueble a un particular quien tomó posesión, sin previo aviso, el 6 de agosto mientras la Comunidad celebraba la Santa Misa. Mediante dicho acto, se ha producido el despojo del inmueble y su mobiliario afectando la vida y actividad pastoral (Cáritas, Liga de Madres, Un Cielo Nuevo, Grupo Magníficat, Catequesis de niños y adultos, Infancia Misionera, Pastoral de la salud, etc.).
¿Qué nos mueve frente a estos hechos?
– En primer lugar, acompañar y defender a la Comunidad parroquial que se ha visto gravemente perjudicada por la enajenación que realizara el Instituto Hermanas Franciscanas de la Caridad a una persona particular.
– En segundo lugar, y con la misma fuerza e intensidad, defendemos los derechos de incidencia colectiva de todos los paranaenses y de las generaciones venideras frente al posible daño de un monumento declarado de interés municipal.
– Finalmente, la promoción de acciones legales se sustenta en el cumplimiento de la legislación civil y canónica que establecen limitaciones a la libre disponibilidad de los bienes eclesiásticos destinados a la tarea evangelizadora y misionera de la Iglesia, junto con las actividades de promoción humana.
Instamos a toda la sociedad de Paraná, creyentes o no, a las autoridades civiles competentes, a acompañar a la Parroquia “Nuestra Señora de la Piedad” y a su feligresía en esta hora en que se encuentran profundamente afectados en sus legítimos derechos y en el desenvolvimiento de la vida pastoral”.