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Duró muy poco la desregulación de la nafta: Macri apela a recursos “K”

En un intento por evitar la disparada de las naftas, blanqueó una estrategia que fija una cotización doméstica para el crudo. También estableció los incrementos previstos para los próximos dos meses. En el sector aseguran que estas medidas generan preocupación entre inversores.

 

Ocho meses. Tan sólo ese tiempo duró en el imaginario macrista la estrategia de un mercado con precios de combustibles totalmente desregulados.

En las filas del oficialismo, ya es una suerte de dogma de fe que todo lo que hace al refinamiento y la comercialización de naftas en el país no puede quedar liberado a las decisiones de las empresas.

 

A través de Juan José Aranguren, actual ministro de Energía, Cambiemos les acercó a las petroleras un programa que establece una serie de pautas para el sector.

En concreto, el plan macrista contempla un precio fijo para el crudo que se comercialice dentro del país. Esto representa, ni más ni menos, que el retorno del “barril criollo”.

 

Cabe recordar que durante el anterior gobierno, Cristina Kirchner impuso este sistema con un “precio sostén” de 50 dólares por barril. En ese entonces, este valor estaba por arriba de la cotización internacional, con el objetivo de que las empresas se vieran tentadas a invertir en Vaca Muerta

En simultáneo, Aranguren también expuso un cronograma de incrementos de los precios de régimen mensual con un porcentaje fijo de cara a los próximos meses.

 

Según se acordó, el precio de las naftas aumentará desde este sábado un 5%, en tanto que el gasoil subirá 4,5% en todo el país, según anunció el Ministerio de Energía, que confirmó la reformulación del acuerdo firmado el 8 de mayo con las petroleras que estaba destinado a evitar ajustes.

Adicionalmente, señaló el Ministerio, se dispondrá de un aumento de hasta 3% para todas la nafta y gasoil comercializados en el país a partir de julio.

 

Al explicar los motivos del aumento en los combustibles, la cartera que conduce Juan José Aranguren mencionó la suba de costos en la industria –particularmente el precio del crudo de referencia internacional Brent–, la devaluación y el incremento en los biocombustibles.

El plan contempla monitorear la evolución del mercado en dos meses para evaluar la continuidad de este acuerdo.

 

Con estas medidas, el oficialismo apuesta a un “tránsito” ordenado del valor de las naftas de cara a los próximos meses.

De esa forma viene siendo planteado este golpe de timón del macrismo tras la ultra promocionada liberación del mercado, fijada en la segunda parte de 2017.

 

El reconocido impacto que genera la variación en las naftas en el índice inflacionario, indicaron a este medio distintos especialistas consultados, terminó por torcerle la muñeca a un Gobierno que vuelve a activar un esquema de fuerte regulación estatal en el mercado de los combustibles, una estrategia clásica de los años durante los cuales gobernó el kirchnerismo.

 

“Claramente es un retroceso respecto del plan que el Gobierno implementó cuando asumió. Así lo marcan todos en los pasillos del Ministerio de Energía, pero la realidad es que la política metió la cola y hoy, por encima de Aranguren, ya están pensando en la cuestión electoral”, comentó a iProfesional un analista con llegada a esa cartera.

 

Muy cerca de la estatal YPF señalan que la decisión de restaurar un “barril criollo” bajó desde los equipos técnicos que secundan al jefe de Gabinete, Marcos Peña. La misma versión manejan los principales referentes del expendio de combustibles.

 

Como advirtió iProfesional a principios de mayo, el funcionario comenzó a pesar fuerte en la discusión en torno a las naftas en cuanto se inició la última gran disparada del dólar.

En ese contexto, Peña ejerció una presión manifiesta sobre la directiva de YPF para desarticular cualquier nuevo movimiento de la compañía que no estuviese debidamente consensuado.

 

Para ello, Peña apeló a un recurso que encendió una batería de críticas por lo bajo y celos en el propio seno del oficialismo: abrió un canal de comunicación directo con Miguel Ángel Gutiérrez, el mandamás de la estatal. Esta interacción dejó completamente afuera a Juan José Aranguren, ministro de Energía.

 

Fuentes cercanas al Ministerio de Energía, así como empresarios de vínculo estrecho con Aranguren, confirmaron a iProfesional la decisión de Peña de exigirle de forma directa a Gutiérrez que no aplique incrementos en los surtidores.

 

La maniobra del Jefe de Gabinete, señalan fuentes que tomaron parte de las negociaciones del viernes, terminó por profundizarse tras este nuevo acuerdo que rememora las intervenciones de Guillermo Moreno al frente de la Secretaria de Comercio.

 

“Peña ya funciona en modo electoral. El componente político termina limitando el proceso de sinceramiento. Todo lo logrado en términos de señales de apertura económica en el escenario de producción y refinamiento de naftas se pierde por cuidar la ‘quintita’ electoral”, dijo a este medio un analista vinculado al directorio de la estatal.

 

Marchas y contramarchas

 

Durante una serie de reuniones celebradas entre Aranguren y representantes de las principales petroleras, el Gobierno blanqueó su intención de modificar las condiciones del acuerdo firmado por la industria y el macrismo.

Así, se buscó mitigar el impacto que para este sector tuvieron la devaluación y la suba de costos.

 

En esa ocasión, los actores firmaron un congelamiento de precios para no tocar esos valores por dos meses como forma de descomprimir la presión inflacionaria y con la promesa de una posterior adecuación con aumentos mensuales hasta fin de año.

Esto último, como una forma de compensación a las petroleras por eventuales pérdidas que podrían sufrir.

 

Cuando este acuerdo se firmó, el 8 de mayo pasado, la variación de los índices que definen el precio en los surtidores -inflación, tipo de cambio y cotización del crudo en los mercados internacionales, entre otros-, justificaba un incremento del 12% que fue “freezado” por decisión del Gobierno.

 

Ahora, el Ejecutivo y las petroleras avanzarán con nuevos cambios y acordaron, entre otros puntos, aplicar aumentos del 3% en los precios de los combustibles durante los próximos dos meses, con una posterior revisión.

 

Y también, se les aplicó un valor para el barril de petróleo más barato que la cotización internacional.

De esta forma, el Gobierno reinstaura un “barril criollo” en torno a los u$s69. Esto es, un 12% más barato respecto del nivel que hoy exhibe el crudo en el mercado mundial.

 

Según pudo saber iProfesional, a fin de que las productoras como YPF, Pan American Energy (PAE), Chevron, Vista Oil, Pluspetrol, Tecpetrol y Sinopec acepten cobrar menos en este momento, el funcionario ofertó la creación de un fondo compensador.

 

Aunque todavía a definir, la operatoria de esta modalidad permitirá que si el precio internacional sube, se establezca un valor local de venta más bajo. Pero si el escenario es inverso -baja a nivel mundial-, las petroleras mantendrán el valor más alto para recuperar la diferencia.

 

Los funcionarios vienen tratando de convencer a los empresarios de que el petróleo internacional irá a la baja para estabilizarse alrededor de los 60 dólares y que, en consecuencia, el esfuerzo de vender por debajo del precio de mercado no deberán sostenerlo por mucho tiempo.

 

Quejas del sector energético

 

En el ámbito de las petroleras, el acuerdo genera cierto malestar dado que supone una era de intervencionismo bajo la gestión de Cambiemos.

 

En torno a compañías como YPF, no faltan directivos que aseguran que esta injerencia desalentará el arribo de inversiones en virtud del repentino cambio de reglas.

 

“La liberación duró ocho meses. Ni siquiera un año. Después de 12 años de populismo energético, con la actividad desfinanciada, ahora volvemos a entrar en un círculo de incertidumbre. Esto no es bueno para quien mira a la Argentina para realizar inversiones”, disparó un integrante del directorio de la estatal.

 

“En lugar de recuperar el interés por el sector, este tipo de medidas vuelve a complicar todo. Pasar de la liberación de los combustibles a un esquema de control ahuyenta inversores. Una cosa es conversar con las petroleras a fin de establecer ciertas pausas en los aumentos, otra totalmente distinta es imponer un precio de barril”, añadió.

 

Fuentes cercanas a la estatal recuerdan que los tiempos de Guillermo Moreno con precio de barril fijado y aumentos negociados derivaron en una caída fuerte en la producción, la disminución de las reservas hidrocarburíferas existentes y un incremento en la importación, como sucedió con el gas licuado.

 

“El mercado tiene que manejarse con las reglas de la economía y dejar atrás el esquema de regulaciones que heredamos de la gestión anterior. Con el plan que se venía llevando a cabo se creó un fuerte interés por parte de inversores y ahora esto está en duda. El cambio de escenario sin dudas va a tener algún efecto negativo”, vaticinó.

 

Raúl Castellano, referente de la Cámara de Empresarios del Combustible (CEC), aseguró a iProfesional que el movimiento oficial tomó por sorpresa a los comercializadores. En línea con la visión predominante en ese sector, el empresario sostuvo que el cambio de dirección política marca un regreso a viejas prácticas.

 

“Esta rama de actividad va a tener que volver a adaptarse a un nuevo escenario. Lamentablemente, es un retorno a un modelo de intervención. Esto tiene relación con un intento por frenar la disparada lógica que debería tener la nafta por la cuestión del tipo de cambio y el crudo. Pero la realidad es que a los estacioneros esta decisión nos tomó absolutamente por sorpresa”, expresó.

 

En la industria dan por descontado que la instauración de un “barril criollo” generó cortocircuitos entre Aranguren y funcionarios de otras carteras.

 

“Aunque en su entorno había más de una opinión diferente, siempre primó la idea de que las naftas debían fluctuar según el valor internacional del petróleo, como ocurre en casi todo el mundo. A todos nos queda la certeza de que quien decide este cambio es Marcos Peña y que Aranguren sólo tiene reservado el lugar de mero transmisor de la medida”, concluyó una fuente cercana a la entidad.