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Duro informe de la ONU sobre las condiciones de detención en las cárceles de la Argentina

En otro duro informe sobre Derechos Humanos que recibe el país, Nils Melzer, relator especial de Naciones Unidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, dijo este mediodía que “la arquitectura militar opresiva del pasado aún sobrevive dentro de los sistemas carcelarios” de la Argentina.

 

Melzer advirtió que “disimulado en el marco de la política de Seguridad pública” corre “riesgo de colocar al país nuevamente en “en un círculo vicioso” con una sociedad “más dividida, marcada por la indiferencia, la arbitrariedad y el abuso”.

 

Nacido en Suiza, Melzer habló hoy y contestó preguntas en el centro de información de las Naciones Unidas, en Buenos Aires.

 

Y si bien agradeció a las autoridades nacionales y provinciales por la invitación a visitar este país, sinceró un panorama desolador para muchos presos -torturados, hambreados y detenidos mayormente en comisarías por mucho tiempo- en la Argentina en medio del debate sobre el crimen a sangre fría de un colectivero y el incremento de la violencia urbana.

 

Aquí algunos ejemplos:

 

– Excesiva duración de la prisión preventiva. Dijo que “en promedio, el 60% de la población privada de su libertad en complejos carcelarios y comisarías se encuentra detenida preventivamente” y que en sus visitas a los presos recibió fuertes críticas por ello. “Se percibe un uso excesivo de la prisión preventiva y la prolongada ausencia de acciones para promover la investigación o el proceso judicial por parte de los fiscales y jueces, en ocasiones por períodos de hasta cinco años”

 

– Imputaciones de tortura y maltrato. “La violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad y carcelarias parece ser generalizada y la impunidad enorme. El experto forense que nos acompañó en la visita realizó una serie de exámenes médicos a los detenidos, algunos de los cuales confirmaron la existencia de lesiones físicas que se condicen con los testimonios recibidos”.

 

– Violencia policial. “Durante las reuniones que mantuve con miembros de las comunidades indígenas y los habitantes de barrios marginales o de complejos habitacionales temporales en las provincias de Formosa y Córdoba y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, recibí numerosas denuncias de violencia policial durante manifestaciones pacíficas contra el desalojo forzoso, o al intentar presentar quejas o pedidos de cualquier índole a las autoridades competentes. … Asimismo, muchas de las personas que entrevistamos, particularmente adolescentes, adultos jóvenes y mujeres provenientes de segmentos marginados de la sociedad, dieron cuenta de que la violencia policial se utilizaba con frecuencia para acosarlos, provocarlos o intimidarlos o, en algunos casos, para obligarlos a confesar un supuesto delito o denunciar a otras personas. .

 

– Tortura y maltrato en centros de detención. Melzer dijo que “en algunas de las comisarías y complejos penitenciarios visitados, se percibía un clima de temor y desconfianza entre los guardias y los internos. En algunas instituciones escuchamos historias similares de abuso físico y psicológico de los detenidos como castigo por mala conducta o incluso como represalia por haber presentado un reclamo por las condiciones de detención.

 

Pese a que el relator señala que veía “con beneplácito” las medidas adoptadas por las autoridades nacionales a fin de investigar “la tortura y otros excesos” y destacó que Argentina ha firmado la convención de Naciones Unidas contra la Tortura, su lista de vejámenes encontrados es larga. Su visita la inició el 9 de abril y la termina hoy.

El informe concluye con una fuerte crítica a las condiciones de detención, falta de calefacción, de sanitarios, y como se mencionó exceso de castigos.