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Diez días sin colectivos en Paraná: ¿Y si el ciudadano opta por no subir más a los micros urbanos?

Con elocuente derecho, los choferes de colectivos muestran su indignación por la actitud de los empresarios quienes evidentemente no respetan a sus trabajadores. Pero a la vez se da una coyuntura rara, extraña. Sobran casos, antecedentes, de medidas de fuerza sofocadas, paliadas por organismos de Trabajo y/o la Justicia. Aquí, el nicho, hueco, o vacío legal es evidente. Algo ocurre para que se respete solo esta legitimidad o facultad de los colectiveros y no el de la ciudadanía. Y esa es la cuestión elemental que prima hoy en Redes Sociales.

 

Los choferes del transporte urbano de pasajeros iniciaron en suma paz su reclamo. Advirtieron. Pararon. Volvieron. No se les cumplió. Retomaron su medida. Los coaccionaron con distintas intimaciones. Los implicaron en pintadas agresivas. Pusieron en duda la continuidad de su paro a través de medios de prensa. Hoy, se apostaron frente a la Municipalidad para exhibir su reclamo y ponerse a disposición de los vecinos, contándoles cara a cara el por qué no pueden claudicar en sus demandas.

¿Tienen derecho? ¡Sí! Pero lo que falta es EQUILIBRIO de otras partes en cuanto al cumplimiento de obligaciones, estado de licitación del servicio, subvenciones varias, y ajuste a ley de la problemática.

Lo peor de todo son las declaraciones estériles, infecundas, con expresiones de deseo y no ceñidas a la REALIDAD jurisprudencial.

Partamos de una base: la extensión de este paro es inédita al menos en Paraná y/o Entre Ríos. Desde allí se deben medir las consecuencias del mismo. Y de repente surge en forma inequívoca una reflexión seguida de pregunta: luego de un par de días de tomar recaudos provisorios, el laburante común, víctima de estas circunstancias aciagas, recurrió a alternativas que fueron decreciendo en su costo y se acomodaron para llegar a sus sedes de desempeño, ídem los estudiantes o docentes. O sea… se readaptaron a una vida sin colectivos.

 

Partiendo de esa premisa, y de la bronca, inquina, rencor, fastidio típicamente argenta, ¿es descabellado pensar que el día que el transporte urbano de pasajeros se reanude con plena normalidad, MUCHOS vecinos le den la espalda a este servicio?

Para nosotros no. Más aún teniendo en cuenta la suba del boleto, dándose el efecto contrario a lo esperado por la demanda genuina de los choferes.

 

Hoy muchísimos ciudadanos acuden al tren que cuesta muchísimo menos. Otros se han juntado en autos, otros verificaron que la bicicleta o caminar es sano, y de repente, más allá de todas las molestias ocasionadas, la vida prosiguió para el trabajador común.

Así, poco a poco, la ciudad retomó su ritmo sin colectivos de andar frenético, en mal estado, largando humo tóxico a mansalva, incumpliendo horarios, o hasta inseguros y sucios.

 

No vamos a discutir la trascendencia de este servicio, o sus características esenciales. Pero siempre, ante un derecho individual, surge el colectivo, y así como 500 familias hoy sufren una coyuntura inmerecida y hasta dramática, cientos de miles de paranaenses soportaron una transformación rotunda en sus vidas por un conflicto que debió solucionarse mucho antes.

Por consecuencia, sería menester cambiar la óptica del reclamo y que intervengan URGENTE, HOY, YA, ambos gobiernos para EXIGIR a los empresarios el cumplimiento al pie de la letra de sus obligaciones contraídas. Se debe conminar a los mismos a que SE HAGAN CARGO DE INMEDIATO.

UTA y sus afiliados tienen todo el Derecho a establecer sus pretensiones. Pero hay poderes institucionales que deberían poner en acción resortes jurídicos insoslayables. En los estamentos legales del Ejecutivo, Legislativo, Judicial, tendría que haber eruditos en la materia Laboral y Transporte para acudir a una norma adecuada, o crearla en la emergencia.

La conflictividad no es de hoy. Sí se ha profundizado, claro está, pero en realidad lleva más años de incumplimientos diversos por parte de la Patronal denunciados por la parte obrera, y de una actitud inerte municipal o aplicación de parches infecundos.

 

¿No hubo hasta de parte de UTA , desde el seno íntimo del Honorable Concejo Deliberante o desde el área jurídica de la Comuna un proyecto que evite esta clase de beligerancias? No está mal el establecimiento de una carpa. Pero que no sea simbólica o a modo de apremio. Que sirva para que el Pueblo también arrime alguna idea a ese Campamento ante tanta desidia judicial.