Diego Vicentin fue un apasionado del básquet, pero esencialmente, una gran persona
|Ha sido todo muy rápido, repentino y con mucha congoja. Cuando recibimos la noticia sobre el estado de salud de Diego Vicentin -hace poco mas de un mes-, fue un golpe duro, pues si bien muchos de los que compartimos con él ya no estamos dentro del ámbito que nos unió, estábamos en permanente comunicación. Hoy por la mañana cuando me enteré de su deceso lo primero que se me vino a la cabeza es que no encontraría una persona que pueda decir algo malo de el. Hablando de lo humano, Diego fue una gran persona, un apasionado del básquet, podía hablar horas enteras del tema.
Compartimos muchos años en el arbitraje, dentro y fuera de la cancha; sin ningún lugar a dudas algo que va a quedar muy marcado era el respeto que le tenían en las categorías Mini, los padres, los entrenadores, los mismos jugadores. Diego se tomaba su tiempo de enseñarle a los chicos en plena etapa de aprendizaje, no solo le decía lo que había hecho mal, sino que le mostraba el por qué y como tenia que hacerlo para mejorar.
El ultimo tiempo que compartimos cancha juntos fue por mediados de 2022, donde también compartíamos jornadas con su hijo Alejandro. En una de esas ocasiones, le pregunte en un tiempo muerto sino estaba cansado ya de tantos años dirigiendo, y la respuesta fue muy sencilla pero grande al mismo tiempo: “disfruto compartiendo con Ale y hago lo que me gusta”.
Hacer lo que a uno le gusta…, en este momento tiene un gran significado, entendiendo que uno no sabe lo que espera a la vuelta de la esquina.
Hace poco también sufrimos la perdida de Luis Martínez, Vizcacha para todos, y estas noticias son difíciles de asimilar. Son personas con las que uno compartió no solo canchas sino momentos, las clínicas de basquet, los terceros tiempos después de los partidos nocturnos, ver el crecimiento de la casa de la filial; son incontables.
En mi etapa de designador debo destacar que cuando aparecían inconvenientes de último momento donde había que actuar con rapidez, el marcado rápido del teléfono era Diego, sabias que si el estaba disponible te iba ayudar para que el partido se pueda jugar, no importa si era día laboral o fin de semana, si el podía, te decía que si. Jamás pidió nada a cambio de eso. El fue feliz dentro de la cancha o a su alrededor, cualquiera que lo haya visto podrá confirmarlo.
Cuando una persona fallece, es natural decir “que buena persona era”, y soy fiel creyente que dejar este mundo no te hace serlo. Pero sin lugar a dudas, Diego fue una gran persona, y lo recordaremos como eso que fue: un apasionado del básquet y una gran persona.
HASTA SIEMPRE DIEGO.
(*) Ex juez APB y Federativo – Ex coordinador arbitral para FIMBA – Ex vicepresidente y designador de la Filial AAAB Entre Ríos – Actualmente está al frente del Tribunal de Disciplina de la AMFO.-