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Consumo exorbitante de alcohol entre jóvenes y adolescentes: ¿están faltando límites en el seno de las familias?

La psicóloga Marisa Russomando (M.N. 23189) se refirió al exacerbado consumo de alcohol de los jóvenes y adolescentes argentinos, verificándose ello no solo en la Costa Atlántica sino a lo largo y ancho del país. La especialista considera que la prevención debe provenir de las familias -que deben marcar límites, sostener el ‘no’ y siempre brindar contención afectiva-, el Estado -que debe generar y garantizar programas y un acompañamiento adecuado- y las escuelas.

 

La experta propone pensar al bullying como “prólogo a estos actos de violencia” e insiste en poder identificar el problema y los actores a tiempo, para “ayudarlos a cambiar de posición por una más saludable”.

“Las publicidades tienen incidencia en los adolescentes y jóvenes, como en todos, pero estos muchas veces carecen de una mirada crítica. Las publicidades de alcohol deberían tener las mismas restricciones que los cigarrillos. Hasta daría un paso más y evitaría cierto tipo de mensajes, donde todos están contentos, tan jóvenes y tan bellos”, reflexiona la psicóloga.

 

“Tenemos que apuntar a que los chicos y chicas se posicionen con mirada crítica y sentido común frente a estos y otros contenidos, pero también a la hora de decir ‘con esto no me meto’, ‘yo no tomo’ o ‘yo tomo, aunque freno antes de hacerme mal’”, añade.

 

La especialista en crianza y familia es partidaria de que el consumo de alcohol “es una de las grandes explicaciones de por qué se llega a tanto” en los últimos episodios de violencia. Y concluye: “Los jóvenes, más aún en grupo, se animan a cosas que de otra manera no harían. Pero, además, hay un bloqueo emocional; y, por otro lado, caen los filtros sobre lo que está bien y lo que está mal”.

 

Acotación al margen

 

En 2019, el Gobierno publicó un Diagnóstico sobre el consumo de alcohol en Argentina y recomendaciones para la puesta en marcha de políticas sanitarias. El documento sugería una serie de políticas para contrarrestar las consecuencias nocivas sobre consumidores y terceros. Una de ellas, era reforzar educación, concientización y sensibilización sobre el tema. Otra, se dirigía a establecer prohibiciones a la publicidad y promoción de la bebida; así como al agregado de rotulados y advertencias a los envases. Por último, apuntaba a mejorar la atención integral a los usuarios dependientes; y a la implementación de medidas fiscales, restricciones a la disponibilidad de alcohol en los establecimientos, fiscalización del control de venta a menores de 18 años, controles más severos para los automovilistas y el intercambio de estrategias con otros países.

 

En definitiva, el Diagnóstico definía al uso excesivo de alcohol como un problema de salud pública, que requiere un abordaje multifacético. De esta forma puede entenderse la relación entre su uso abusivo y los episodios lamentables que tomaron lugar en la costa bonaerense en los últimos días. Y trabajar así, desde distintos aspectos (económico, cultural, social, escolar e institucional), para que no vuelvan a ocurrir en el futuro.