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Confirmado: Enojado por su desplazamiento, Solá renunció a la Cancillería y se fue de la cumbre de la Celac 

Felipe Solá viajó a México para participar de la reunión de la Celac, que agrupa a 33 países de Sudamérica y el Caribe. Allí pensaba “regalarle” al presidente Alberto Fernández un “triunfo” en política exterior, luego de meses de negociaciones para lograr la presidencia del organismo a partir de 2022. Pero se enteró de que esta sería su última misión. Enojado, decidió no ir a las deliberaciones y presentó su renuncia por mail. Horas después, la Argentina también se quedó sin la presidencia del organismo.

Pocos pudieron conciliar el sueño en el Hotel Camino Real Polanco de la ciudad de México, donde llegó la delegación argentina para participar de la Cumbre de la Celac.

“No le pueden hacer esto a Felipe!”, se quejó un funcionario cercano, certificando que Solá llegó a México ya sabiendo que no formaba parte del Gobierno. Furioso, derivó la presidencia de la delegación en el subsecretario de política latinoamericana, Juan Valle.

Solá utilizó pocas palabras para efectivizar su renuncia. “Tengo el deber de dirigirme a Usted a fin de elevarle mi renuncia al cargo de Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto con el que me honrara oportunamente. Al hacerlo, agradezco su confianza en este tiempo y hago votos por su ventura personal y la recuperación plena de nuestra querida Argentina. Sin otro particular, lo saludo con mi mayor consideración y respeto”, escribió el ya ex canciller en su carta.

“Si no vamos a ganar, no viajamos”, habían anticipado cerca del Presidente antes del alud de votos en contra que se le vino encima al Gobierno en el domingo fatídico de las PASO. Sin el Presidente, y con la intención de hacerse con la presidencia del organismo, Solá viajó a la cumbre con un grupo reducido de funcionarios como su jefe de gabinete, Guillermo Justo Chaves, y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, cercano al flamante jefe de gabinete Juan Manzur. “Somos la patrulla perdida de la Segunda Guerra”, ironizaba otro miembro de la delegación, en pleno desconcierto.

Durante las deliberaciones, Nicaragua reiteró su negativa a aceptar a Argentina como presidente de la Celac. “Son un instrumento del imperialismo norteamericano para negar la soberanía nacional de Nicaragua”, dijo el canciller Denis Moncada. Las autoridades de la Celac decidieron entonces posponer “por varios meses” y hasta enero la discusión por la presidencia del organismo, que se elige por consenso.

Más allá del resultado final, la sorpresa y cierto desánimo fueron denominadores comunes al caer la noche mexicana, mientras el presidente venezolano Nicolás Maduro llegaba de manera sorpresiva y se convertía en “el” dato político de la cumbre, con discusiones subidas de tono con sus pares de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y Paraguay, Mario Abdo Benítez.

Ya antes de cerrar los teléfonos, desde la delegación argentina abrían el paraguas sobre el resultado del cónclave. Recordaban que, sólo dos días atrás, el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega repetía por escrito que no apoyaría la candidatura argentina, más allá de que “su” candidato, la pequeña San Vicente y las Granadinas, bajó su postulación días atrás. Ese rechazo terminaría siendo clave para el naufragio de la iniciativa.

Se derrumbó así un paciente trabajo de negociación subterránea para que Fernández pudiera obtener un triunfo diplomático, en una entidad que pretende ser el contrapeso regional-sin Estados Unidos ni Canadá-de la OEA que encabeza Luis Almagro. La estrategia incluyó, entre otras iniciativas, dos delegaciones humanitarias de Cascos Blancos a Haití y Cuba, a quien también se le comenzó a vender harina esta semana.

Desde la delegación, de todos modos, destacaron el pronunciamiento de la Celac en favor de los derechos argentinos en las Islas Malvinas.

Mientras Solá (que participó de varias de las reuniones en Casa Rosada que siguieron a la derrota electoral) viajaba a México, los rumores sobre su salida se aceleraron. Durante la jornada circularon los nombres de Jorge Arguello, actual embajador en Washington, o Jorge Taiana, reciente ministro de Defensa, como eventuales reemplazantes.

Nadie, o casi nadie, tomó en cuenta a Cafiero, que se mudaría al Palacio San Martín con varios de sus principales actuales colaboradores en la jefatura de gabinete, algunos-como su vocero Javier Porta-con experiencia diplomática por haber ejercido ese rol con Taiana como canciller, durante el primer gobierno de Cristina Kirchner.

Protagonista de peleas con el propio presidente por divulgar el contenido de un diálogo con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de polémicas votaciones en organismos internacionales en defensa de regímenes cuestionados como el de Maduro o el de Díaz Canel en Cuba, Solá llega al final de 21 meses en el cancillería con la frutilla del postre: su decisión de no concurrir a las deliberaciones de la Celac. En la noche del sábado, Solá emprendía vuelo de regreso al país.

¿ Qué ocurrirá ahora? ¿ Se profundizará el acercamiento a Estados Unidos, esbozado en las últimas semanas, o retornarán los gestos amistosos hacia Venezuela, Nicaragua o Cuba? Nadie se atrevía, por el momento, a dar una respuesta concluyente.

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