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Concluyó el Sínodo Mundial de Obispos y el diaconado femenino al final será tratado en 2025

La segunda fase del Sínodo Mundial de Obispos (la primera fue hace un año), concluyó este domingo y el papa advirtió que no hará una “exhortación” doctrinal final porque bastará el documento con las conclusiones. En los temas tratados sobresalió visiblemente la cuestión de las mujeres. Entre las 155 secciones del documento, la más “peleada” fue la que trató el tema femenino, con un resultado que fue de 258 votos a favor y 97 en contra, con la más alta oposición.

Francisco dispuso que los temas más urticantes para la Iglesia sean enviados a diez comisiones que trabajarán para lograr decisiones que deberán presentar al papa en junio de 2025. Entre ellos figuran la cuestión del diaconado femenino, que existió en los primeros siglos del cristianismo y se extinguió en el siglo XII, que permitía a las diaconisas celebrar bautismos, matrimonios y funerales, pero no misas.

Un sector creciente de católicos defiende la igualdad de género en la Iglesia. Además estiman que el diaconado femenino compensaría mejor la escasez de sacerdotes.

Pero en la comisión que estudia los grandes problemas pendientes en la Iglesia (como el tema candente de las diferencias de identidad sexuales) se estima que la apertura al sacerdocio de las mujeres no será aceptado.

El Sínodo que acaba de concluir contó con 358 “padres y madres” sinodales. Por primera vez el año pasado votaron las mujeres y en la segunda fase participaron 53 féminas.

El punto 60 documento afirma que “no hay motivos que impidan a las mujer asumir” un liderazgo en la Iglesia.

El ex arzobispo de La Plata y ex rector de la Universidad Católica, Víctor Manuel Fernández, explicó que el diaconado femenino “no es la respuesta hoy para las mujeres. Y sostuvo: “Hay otros asuntos que explicar y resolver”.

En un encuentro con un centenar de participantes del Sínodo, entre miembros invitados y expertos, el cardenal Fernández explicó los trabajos del “Grupo Cinco” en el ex Santo Oficio, que está empeñado en profundizar el tema del papel de la mujer y en explorar nuevas posibilidades de ministerios dedicados a ellas.

Recordó que ha pedido a los miembros del Sínodo que envíen aportes y propuestas, además de tener en cuenta las experiencias en marcha que ven a mujeres al frente de comunidades, por ejemplo en la Amazonia, pero también en África y Asia.

El objeto fundamental del grupo, explicó el cardenal Fernández, es el papel de la mujer en la Iglesia, “no específicamente la posibilidad del diaconado femenino”, tema del que se ocupa una de las diez comisiones de trabajo que deberá entregar sus resultados al papa en junio de 2025.

“Las mujeres quieren ser escuchadas y valoradas, piden tener autoridad y desarrollar sus carismas y capacidades. La mayoría no pide el diaconado, no piden ser ‘clericalizadas'”

El documento final también aborda del crítico tema de la larga sombra en la Iglesia de los abusos de menores, que marcó también al Sínodo global. En el acto inicial, el papa y los dirigentes de la Curia pidieron perdón y confesaron su vergüenza por estos pecados.

La conclusión final es una exhortación del Sínodo a “hacer de las comunidades lugares cada vez más seguros para los menores”, dotándose de los instrumentos de prevención y constatando una importante unidad.

“La Iglesia debe reconocer sus propias faltas, pedir humildemente perdón, cuidar a las víctimas, dotarse de instrumentos de prevención y esforzarse en reconstruir la confianza recíproca en el Señor”, reclama el documento.

Aunque el papa “ya ha empezado” el trabajo y ha tomado medidas para combatir esa lacra, el Sínodo reclama “proclamar ese compromiso ofreciendo ofreciendo una formación específica adecuada a quienes trabajan en contacto con menores y adultos más débiles”.

El papa dijo que mientras los diez Grupos de Estudio dedicados a los temas más delicados y con posiciones enfrentadas, que deben rendirle cuenta en julio próximo, siguen su tarea “para ofrecerme propuestas”, hace falta “tiempo para alcanzar elecciones que impliquen a toda la Iglesia”, se continuará a “escuchando a los obispos” para recibir indicaciones de la Iglesia.

Francisco prometió que no recurrirá “al modelo clásico de posponer al infinito las decisiones”. Advirtió que igual son necesarias “las pausas, el silencio y la oración, aprendiendo juntos”.

En referencia a la situación mundial, el pontífice argentino dijo que “en estos tiempos de guerra debemos ser testigos de la paz y dar ejemplo de convivencia con las diferencias”.

Francisco pidió que los hombres y mujeres católicos no “levanten muros” que mortifiquen el llegar a conclusiones compartidas.

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