Clausura de AFA: Godoy Cruz manda
|Ni el más acérrimo hincha de Godoy Cruz pensó que la utopía de pelear un campeonato podía hacerse realidad. Pero con la lapidaria victoria por 6 a 2 frente a Tigre el equipo mendocino trepó a la punta del Clausura y, por lo pronto, está a salvo del descenso directo.Boca goleó 4-0 y la gente pidió por la continuidad de Riquelme y Palermo, pero ellos están cada vez más lejos. Estudiantes se acercó a Godoy cruz goleando a Racing 4 a 0. Garcé desperdició un penal y luego Colón cayó ante Argentinos por 3 a 1.
Hablar del título era tabú en Mendoza, pero la prohibición trocó en esperanza luego de 90 minutos de fútbol en los que el conjunto local asombró con su temple y personalidad. El temple afloró, sobre todo, cuando Tigre se puso a sólo un gol de distancia –el partido estaba 3 a 2– y Godoy Cruz no exhibió la mínima fisura. Tampoco mostró la inseguridad que solía ofrecer en otras épocas, cuando la moral flaqueaba ante el menor contratiempo. La goleada frente a Tigre es la señal más concreta de los progresos que ha tenido el equipo desde que regresó a primera, hace dos años.
Otro indicador del exitoso presente de Godoy Cruz es la capacidad de su entrenador para adaptar el planteo de acuerdo con las más diversas circunstancias. Frente a Tigre concretó un resultado amplísimo sin dos hombres clave en el esquema ofensivo: David Ramírez –fue suplente, aquejado por una gripe– y Jairo Castillo –viajó con permiso a Colombia para asistir al nacimiento de un hijo–. Como si fueran pocos los problemas, Federico Higuaín anduvo a media máquina –fue reemplazado a los 40 minutos de partido, con un golpe en la rodilla izquierda–. Sin embargo, Godoy Cruz se las arregló para golear.
Lo hizo apuntalado por dos individualidades desconocidas: Rodrigo Salinas y Zelmar García. En su primer partido como titular en el conjunto mendocino, Salinas despachó con tres goles. García militaba en Deportivo Merlo (B Metropolitana) y llegó con perfil bajo a Mendoza. Cuentan que Asad se encandiló con su juego por el lateral izquierdo. Y García le respondió de la mejor manera: fue al ataque y controló a uno de los goleadores del torneo, Carlos Luna.
La clave de la victoria frente a Tigre estuvo en la efectividad: el puntero llegó nueve veces al arco defendido por Islas. Concretó seis, redondeando casi un 70% de acierto cada vez que se acercó al área rival. Ante semejante estadística, resulta lógico que Asad no haya cambiado nada cuando Tigre sacó las garras. Conoce a su equipo. Godoy Cruz se encamina a dejar de ser una sorpresa para transformarse en candidato.
Hasta que Godoy Cruz anotó el tercer gol, los 16.000 espectadores que sortearon el horario incómodo para acudir al Malvinas Argentinas alentaron al equipo con la mira puesta en la Promoción. “¡El Tomba no se va!”, gritaron los hinchas. Sin embargo, cuando el equipo certificó la goleada, la melodía fue un canto al optimismo. Y se animaron a hablar de campeonato “de la mano del Turco”.
Boca goleó pero el plantel está dividido
Muchas veces el fútbol se escuda en los resultados, en el maquillaje que los goles y los aplausos de los hinchas utilizan para esconder viejos rencores o malestares internos. No fue el caso de Boca. Ayer, en la Bombonera, el carnaval no tapó las divisiones entre los jugadores ni evitó los mensajes de la gente hacia los dirigentes.
¿Tanto puede cambiar Roberto Pompei en apenas un puñado de días de trabajo? ¿Tan equivocado estaba Abel Alves en las decisiones futbolísticas? En tan sólo 72 horas, Boca modificó su imagen futbolística de manera asombrosa: pasó de ser un equipo con desidia, inferior a cualquiera, a poder ganar, golear y gustar. Sin embargo, ni el más goloso hincha xeneize puede empalagarse con el triunfo ante Arsenal por 4 a 0. Hay cosas que se ven y que no se pueden tapar.
Hay ciclos que se cumplen y relaciones que ya no pueden convivir más allá del 15 de mayo. Sea quien fuere el próximo DT, Martín Palermo ya no quiere convivir con Juan Román Riquelme. Y en el caso inverso tampoco, aunque el N° 10 se esfuerza en inflar globos de colores y exponer ante la mayoría de las miradas que quiere hacer todo lo posible para que el N° 9 sea el goleador del campeonato.
La tarde tuvo mucho color. Los hinchas pasaron del “es la hora, es la hora…, es la hora de ganar… si no ganan esta tarde… que quil… se va a armar…” entonado diez minutos antes del partido a romperse las manos aplaudiendo jugadas y goles. En el medio, hubo de todo. Un clima dirigencial inestable, panfletos desparramados en la platea baja con la leyenda “Jorge Amor Aguilar” (en comparación con el ex titular de River) y del otro lado “¡Andate ya!” y mensajes de los hinchas a favor de ambos ídolos. “Palermo y Riquelme de Boca no se van”, fue uno, aunque –en el balance final– el termómetro marcó una clara preferencia hacia el enganche.
“Dirigentes anoten: Román es Boca”, “Román, la magia se renueva”, “Dirigentes: este Roman-ce no se termina” o “Si la pelota no se mancha, Román menos”, fueron algunas de las inscripciones que se observaron en el estadio. Sorpresivamente, La 12 nunca pronunció nombres propios, sólo cantó por Boca.
Riquelme no hace nada en forma espontánea. Cuando decidió darle el pase a Palermo para el gol 219 cuando él tenía todo el arco de Campestrini de frente y sin oposición, fue también pensando en el festejo posterior. Celebró la asistencia a Martín más que un gol suyo, incluso más que el que anotó en aquella semifinal de la Libertadores 2001 frente a Palmeiras, en Parque Antártica. No sólo eso. Palermo lo miró, buscó acompañarlo en el festejo, pero Riquelme siguió solo, y hasta le hizo gestos excesivos a la platea. El N° 10 aceleró el paso para evitarlo y celebró con los suyos: Gaitán, Medel, Ibarra, Erbes. Así, se aseguró primero su ovación antes de la de Martín.
Palermo, siempre serio, se fue muy caliente de la Bombonera y sin hacer declaraciones. Enojado con Román y sus acólitos. Fastidioso porque se sintió gastado tanto en las asistencias de Riquelme y Gaitán como en los posteriores festejos.
Hace tiempo que Palermo no está feliz en Boca. Cada partido es un trámite profesional, pero da la imagen de no disfrutarlos, de sentirse asfixiado por diferencias cada vez más insalvables con algunos compañeros. Riquelme, mientras tanto, ayer corrió como pocas veces y dice que no se desespera por resolver su continuidad. Ameal, presionado por los hinchas, afirmó que el club quiere que Riquelme y Palermo renueven sus vínculos. ¿Y si el nuevo DT no los tiene en sus planes?
La llegada de Pompei levantó la veda que tenían García, Ibarra, Paletta… Descomprimió, como la goleada a Arsenal. Pero Boca no se olvida de la pelea interna ni cuando gana.
Estudiantes le dio una paliza a Racing y se puso a tiro
La Academia sigue penando con los promedios. Estudiantes de La Plata se floreó ante Racing. Le dio una paliza para el recuerdo, lo venció por 4-0 y lanzó definitivamente su candidatura para pelear el Clausura hasta las últimas consecuencias. ¿La Academia? Jugó quizás su peor partido en lo que va del año y sembró todavía más dudas sobre su complicado futuro.
El primer tiempo fue una exhibición del equipo de Sabella, que hizo evidentes la infinita distancia que lo separa de Racing. El Pincha es subcampeón del mundo y juega el a dos puntas en este primer semestre: está a un punto de la cima en el Clausura y sueña con una nueva conquista de América. La Academia lucha denodadamente para tratar de escapar de la Promoción. Hoy todas esas diferencias se reflejaron en fútbol y goles en la cancha de Quilmes.
Al compás de José Sosa se movió Estudiantes, que tuvo un andamiaje perfecto que le permitió que las ausencias de Verón y Boselli pasaran desapercibidas. Rápido en la mitad de la cancha y contundente adelante, tardó 34 minutos en sacar tres goles de diferencia. Sosa hizo el primero de tiro libre, con remate exquisito al ángulo derecho; Clemente logró el segundo tras una asistencia deliciosa del Principito; Leandro González transformó el marcador de triunfo cómodo a goleada con un toque de zurda entrenado por el segundo palo.
Claro que para que el local se luzca hubo una gran colaboración del equipo de Miguel Angel Russo, que estuvo mal con la pelota, cometió infantiles errores en defensa y no inquietó en ataque.
En el complemento, el técnico de la Academia dispuso los ingresos de Lugüercio y Castromán por Bieler y Rosano, pero nada cambió porque su equipo siguió siendo dominado por un rival netamente superior, que a diferencia de la primera parte ya no tenía necesidad de seguir haciendo goles.
Sin embargo, a los 19, Leandro González volvió a marcarle por segunda vez a su ex equipo, esta vez con un disparo al ángulo desde la medialuna. De ahí hasta el final, se repitió la misma tónica de toda la tarde, el Pincha se floreó para su gente y la Academia sufrió por la goleada que recibía y por lo que todavía puede venir.
Argentinos venció a Colón y se sumó a lo más alto
Argentinos tenía que ganar para sumarse a Godoy Cruz en la cima del Torneo Clausura, no le pesó la presión y ganó. Fue por 3-1 en La Paternal sobre Colón, luego de un partido en el que se salvó de un penal en contra, definió en momentos justos, se favoreció por un gol en offside y supo manejar los tiempos para neutralizar al rival en el complemento, liquidarlo en el epílogo y apenas dejarle espacio para salvar el honor.
Es que el que dominaba en los minutos iniciales era el equipo de Antonio Mohamed, con la movilidad de Facundo Bertoglio como arma principal para complicar a un Bicho que no lograba hacerse de la pelota en la zona de creación de su adversario.
Sin embargo, con Lucas Acosta y Daniel Ríos algo desconectados del resto de sus compañeros, el Sabalero abusó del juego aéreo. Pero se las arregló para avisar con un tiro de Bertoglio que ahogó Nicolás Peric, quien luego evitó un córner olímpico. Como contrapartida, Diego Pozo tuvo trabajo frente a Gustavo Oberman.
Hasta que, a los 17, Matías Caruzzo cometió mano en el área y Rafael Furchi no dudó. Parecía que la noche se complicaba para el local, pero Peric se arrojó a su derecha y contuvo el tiro débil de Ariel Garcé.
Esa acción hizo despertar los ánimos de los de Claudio Borghi, que se adelantaron en el campo y comenzaron a anticipar en el medio con un Néstor Ortigoza más cortante y bien acompañado por Juan Mercier. Entonces, los santafesinos sólo amenazaron una vez más con un cabezazo desviado de Bertoglio. Ismael Sosa apareció y exigió a Diego Pozo para que luego salvara Salustiano Candia y, a los 31, un pase profundo de Santiago Raymonda dejó solo frente a Pozo a Ortigoza para que definiera a la derecha del arquero para el primero.
Si bien en esa jugada la visita se quedó reclamando una posición adelantada que no existió, tendría motivos para quejarse en la siguiente llegada profunda, cuando Oberman habilitó desde la izquierda a José Luis Calderón para que, notoriamente fuera de juego, estirara diferencias a los 44.
Para el complemento el Turco Mohamed apostó a cambiarle la cara al equipo con los ingresos de Juan Manuel Lucero y Jonathan Bauman. Y consiguió algo más de vértigo arriba, aunque no fue suficiente. Lucero irrumpió por izquierda y estrelló una pelota en el segundo palo y otra en el travesaño e Iván Moreno y Fabianesi y Germán Rivarola exigieron a Peric.
Pero Argentinos, que sólo avisó con un cabezazo alto de Caruzzo, no se había olvidado del arco contrario, sino que se agazapó y cedió dominio esperando el momento justo para liquidar el pleito. Hasta que a los 43, en una contra fulminante el desequilibrante Oberman se llevó la marca de Pozo por derecha y cedió el balón a su izquierda para que Sosa anotara el tercero sin oposición. Y a los 45 llegaría el del honor para el rojinegro, cuando Moreno y Fabianesi metió un centro desde la derecha que peinó Bauman.
Para entonces, y desde mucho antes, la fiesta ya se había desatado en el Diego Maradona. Allí reside una enorme porción de la ilusión por este Clausura, representada en la mitad de la punta.