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Cinturón de Seguridad “para Todos y Todas”: ¿y los micros?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- El cinturón de seguridad, constituye uno de los elementos de mayor seguridad en el vehículo, impide que el conductor o sus acompañantes salgan despedidos del habitáculo, que se golpeen con otras partes del interior del automóvil, o impacten peligrosamente entre ellos, evitando lesiones de gravedad y hasta la muerte en muchos casos. Su uso ahora es más obligatorio que nunca en Paraná. Sin embargo, hay notables contradicciones.

 

El cinturón de seguridad, se debe usar siempre que se maneje, sin importar a la velocidad que se viaje. Está comprobado estadísticamente que 7 de cada 10 accidentes de tránsito ocurren a menos de 50Kms./h.; esto tiene importancia si tenemos en cuenta que una colisión a 30 Kms/h puede ser en muchos casos fatal para el conductor y que una a 10 kms/h pueden causar lesiones leves y faciales. En zonas urbanas el uso del cinturón de seguridad evita el 90% de lesiones y el 70% de las muertes.

 

En caso de accidente, el vehículo sufre una retención enorme, causando que los ocupantes tiendan a seguir impulsados a la misma velocidad hasta que algo los detenga.

 

El cinturón de seguridad, es un elemento que no se puede dejar de usar en toda conducción segura; en muchos casos se cree posible resistir al impacto de un accidente con solo afirmar bien los brazos y piernas en el momento del impacto, pero esto es imposible.

Un impacto a solo 20 kms./h. ejerce una fuerza contraria 6 o 7 veces superior al peso de la persona, esto es algo como 400 kg. de presión contra 50 o 60 kg. que resisten los brazos y 100 o 130kg. que resisten las piernas.

 

Una colisión a 50kms/h es equivalente a caer desde un 3° piso y una a 100kms/h es como caer de un 10° piso.

 

Hasta allí fundamentamos nuestro AVAL, nuestra ANUENCIA, a cumplir con la norma. Ahora… ¿Por qué los taxistas y remiseros sí, en tanto que los colectivos pueden hasta trasladar personas paradas? ¿No es una medida discriminatoria?

 

 

Insistimos… No hay duda. Aún a baja velocidad, llevar el cinturón puede ser la diferencia entre salir ileso, sufrir lesiones o morir.

 

Ahora bien… El “bondi” forma parte de la rutina de miles de paranaenses que se mueven de este a oeste, de norte a sur mediante los micros de las distintas líneas Y cada día, muchos se preguntan cuánta gente más puede llegar a dejar subir el chofer por viaje.

Es raro acertar: cuando parece que nadie más entra la puerta se abre otra vez.

 

Fácilmente se percibe el malestar que se suma a la “nueva costumbre” de dejar sin asientos a gente mayor y mujeres, algunas con niños en brazos o por venir. Aunque en este último caso, casi siempre alguien apela a la buena voluntad en voz alta.

 

Quizás los peores momentos, donde se siente literalmente explotar al colectivo, son tres: de 6 a 8 por la mañana; de 12.30 a 14 y de 20.30 a 21.30.

 

Mientras que en promedio un colectivo tiene 33 asientos es posible comprobar que muchas veces viaja más de ese equivalente parado, es decir, más de 70 personas.

 

¿Qué dice la normativa? La Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) con respecto al tema de cuántos pasajeros pueden subirse, señala que no existe indicación para los colectivos de línea, aclarando que se tolera una cantidad de pasajeros de pie en proporción igual al número de asientos.

 

En cambio en los servicios “interurbanos” y/o “rurales” no se permitirá iniciar la marcha con pasajeros de pie; salvo casos de grandes aglomeraciones o demandas circunstanciales en que se admite un 25% de la capacidad de asientos. La tolerancia del completo hasta el 50% de la capacidad de asientos es permitida a partir de los tres (3) kilómetros de iniciado el servicio”, se aclaró.

 

Por tanto, en lo que hace al colectivo de línea, quedaría a criterio de cada chofer, mientras que siempre las puertas vayan cerradas.

 

También dicen los especialistas que existe una vieja normativa que establece que la capacidad volumétrica de los colectivos es de hasta 4 personas por m2. Pero no es posible decir exactamente porque no todos los colectivos son iguales.

Y se redobla la apuesta estimativa apuntándose que una cantidad de 60 y 70 personas puede ser una cifra tope lógica de personas que viajen en colectivo de 33 asientos.

 

La realidad es que si hubiese una inspección RIGUROSA como la que se da hoy con los taxis y remises, podría comprobarse sin vacilación alguna que se supera largamente la cantidad de pasajeros que pueden llevar, por consecuencia es altísimo el riesgo en caso de frenajes o virajes bruscos, y ni que hablar en cuanto a inseguridad por pungas o rateros.

 

Por ende, los colectivos de línea sobrecargados no se alinean a preceptos básicos de Seguridad Vial. Su única premisa es levantar la mayor cantidad de pasajeros posible para que les sea más redituable. Esta indominable cantidad de personas lleva un riesgo muy alto en caso de accidente y de eso, la Municipalidad de Paraná no se inmuta.

 

Y cuidado… vale la pena meditarlo… Cortos o largos trechos, el abandonar el ejido municipal y pasar a otro, implica transitar por RUTAS. Léase, San Benito, Colonia Avellaneda, Oro Verde. ¿Por qué tanta rigidez con taxis y remises pero no con los colectivos? ¿Será que debe pasar una tragedia para abordar estas inspecciones también?

 

La Comuna no tiene en cuenta que un exceso de pasajeros altera las características del comportamiento dinámico del vehículo a la hora de efectuar una maniobra exigida, sin ir más lejos, concretamente, eruditos nos han ilustrado en lo relativo a que un mayor peso aumenta el ángulo de deriva de los neumáticos en las curvas y las fuerzas de inercia durante el frenado que podría traducirse en una pérdida de estabilidad en los virajes o maniobras de esquive, y en una mayor cantidad de metros para detenerse o para acelerar el vehículo.

 

Pero aparte, el chofer debe adaptar su modo de conducir a la nueva condición de peso tratando de llevar el vehículo lo más lejos posible de las situaciones límites. El conductor habitualmente no interpreta estos cambios de exigencias y conduce su vehículo a las velocidades que habitualmente lo hacía, quizás sin reflexionar apropiadamente el punto de la potencial pérdida de estabilidad.

 

Ahora… eso no lo aprecia el municipio. Como MENOS aún, se percata que le exige a remises y taxis, con NO MÁS DE 5 PERSONAS, cinturón de seguridad y apoyacabezas, pero a los micros desbordados de gente parada se les concede seguir su camino de PLENO RIESGO sin siquiera constatarse cuántas personas van sobre sus unidades.

 

Desde las empresas, LÓGICAMENTE se hablará de la cuestión económica, relacionarán el costo del pasaje y las posibilidades de renovación de las unidades. Aunque lo cierto es que en cuanto al tope de gente que entra por viaje, y cómo se viaje, existe un vacío legal que debe subsanarse.

 

Uno de los grandes problemas que arrastra la Seguridad Vial es el origen de las investigaciones. Así, históricamente las investigaciones tienen origen policial, judicial y de seguros, y están orientadas a encontrar responsables, no a encontrar las causas últimas.

 

Nos dicen que ahora se ponen el cinturón miles de conductores y acompañantes que antes no lo usaban. Fenomenal. Pero eso es una medida de seguridad PASIVA, no evita siniestros. Y el cinturón sólo sirve dentro su capacidad de acción, no salva de todo.

 

Así que, atendiendo a lo que es la Inseguridad y la Seguridad Vial (activa y pasiva), y al modo en que se materializan ambos fenómenos, con ésas dos noticias no se ve una mejora significativa de la seguridad, porque no se ve que se haya hecho lo necesario para lograr que los siniestros y las víctimas sean más improbables, que es lo único que sirve para evitarlos; y se sigue sin mover fichas para que se investiguen las causas de los accidentes conforme a lo que es la Accidentología, a fin de aprovechar ese conocimiento para mejorar la seguridad. Una enorme contradicción.

 

Próxima nota: cinturones de seguridad incómodos, transpirados por el anterior pasajeros y/o sucios, gente que no sabe cómo colocarlos, remiseros que temen bajar para ponerlos y ser asaltados o denunciados, etc, etc…