Maran Suites & Towers

Chau Turco querido… El básquet argentino te va a extrañar

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- El dolor es insondable. La noticia lacera, desgarra. El básquet argentino llora desconsoladamente. A los 79 años falleció Roberto “El Turco” Vartanián, el histórico, el n° 1 de la utilería CABB. La peleó, con su garra magnífica, le hizo frente a un complejo cuadro de salud que lo fue minando desde hace una década, pero esta vez no pudo ganar tan feroz batalla. 

Tuve el honor de conocerlo, tanto en su función magistral, como en lo personal. Una de esas personalidades carismáticas por excelencia. Responsable empedernido en su tarea, comprometido al 100 % con su quehacer, pero con rasgos humanos que lo convirtieron en un personaje emblemático de cada delegación argentina.

Cuerpos técnicos y jugadores hallaron en él un laburante ejemplar, obsesionado con el orden, con la disciplina, con no dejar nada librado al azar para que todo esté listo y no falte nada que no haya llegado a sus manos para ser administrado con un celo riguroso.

Y así como entrenadores y protagonistas centrales no necesitaban pedir nada ya que todo estaba preparado metódicamente, el periodismo halló en él una pieza clave para saber de “los momentos” del equipo y/o de cada jugador a la hora de buscar una nota en previa o post juegos.

Siempre dispuesto a concedernos el consejo oportuno, sin dar muchos detalles o sin caer en la infidencia desmedida; bastaba un par de conceptos, o hasta un guiño de ojo, un gesto, para conseguir la entrevista o ser respetuosos de tal o cual circunstancia.

Con “El Turco” era un placer hablar. Sí… No era el coach, no era asistente, pero entendía el básquet como si hubiese estudiado o hubiera sido un crack. Y esencialmente, era un meticuloso observador de lo psicológico o de lo psicofísico.

Como nadie, entendía que cada integrante del Equipo Nacional era un individuo, singular, con sus características propias, y su sabiduría para el trato era catedrática. Por eso es que fue considerado insustituible y de este modo fue parte trascendente del magnífico Ciclo de “La Generación Dorada”.

Su rol no solo constituyó el suministro de todos los implementos que lucen los jugadores y los accesorios que utilizan habitualmente, sino también tuvo a su cargo la logística diaria en cada proceso de selección. Y a la hora de cumplir con su deber era un “maniático” de la excelencia.

Hoy, su hijo Facundo toma el legado con la confianza que le dispensa CABB. No tengo el orgullo de haber visto su formación. En verdad, desde el alumbramiento del Siglo XXI no acompaño a la selección en sus periplos y me perdí el crecimiento del heredero del “Rufián” (como nos solía saludar “El Turco”…).

Pero seguramente la sucesión debe haber sido simple con tan excelso formador. Roberto Vartanián fue un lujo de utilero. Un tipazo. Querible. Digno de apreciar desde lo más insondable del corazón. Por eso hoy lo lloramos todos, muy especialmente quienes tanto compartieron con él, y hasta fueron contenidos por su estilo paternalista, sin estar exento del reto, del regaño ejemplificador.

Sembró gestos nobles, y cosechó sincero reconocimiento. Su deceso no pasa desapercibido pese a tan inclemente época de Coronavirus. El basquetbol argentino lo honrará por siempre y para siempre.

Foto: Gentileza Marcelo Endelli.-

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *