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Charly García sorprendió a todos y tocó con Fito Páez en el CCK

Charly García sorprendió a todos y tocó en el CCK esta tarde de sábado, en el tercero de los cuatro bloques de conciertos programados por su cumpleaños número 70. En medio de rumores que con el correr de los minutos se hicieron más intensos, el comienzo del tercer concierto en el Centro Cultural Kirchner nos sorprendió a todos ni bien se levantó el telón. Allí estaba él, sentado a uno de los teclados, de traje blanco y sombrero y remera (con la estampa de un escorpión) negros para arremeter con “Cerca de la revolución”.

En la banda que lo acompañaba también había nombres sorprendentes, pero el que más llamaba la atención era el de Fito Páez, en el medio de la escena y a cargo del segundo de los tres teclados dispuestos para el set. ¿Por qué? Porque faltaba apenas una hora para su concierto en el Teatro Colón en el que, precisamente, homenajearía la obra de Carlos Alberto García Moreno con un repertorio íntegramente consagrado a Say No More.

Como alguna vez dijo el hombre del bigote bicolor, “la entrada es gratis y la salida, vemos”. Casi 45 minutos después, la retirada del Auditorio Nacional del CCK arroja caras aun estupefactas, por demás alegres y con ganas de salir a contarle al mundo que acaban de ser testigos de una jornada histórica.

En los pasillos de la sala, el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro y el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, muestran sus sonrisas de oreja a oreja. Invitados mutuamente a ver los homenajes que tienen como sede al Colón y a la Ballena Azul, son la prueba fehaciente de que el autor de “Rasguña las piedras” y “Yendo de la cama al living” no solo salta la grieta sino que también se anima a cerrarla simbólicamente. Al menos hasta que den las doce de la noche y, nuevamente, un cumpleaños suyo sea parte de la historia reciente de los argentinos.

Tras ese comienzo con “Cerca de la revolución”, Charly y sus “aliados” siguieron primero con “Promesas sobre el bidet” y luego con “Raros peinados nuevos”. Con él, además de Fito se encontraba buena parte de la flor y nata de sus bandas de los años 80 y más acá también. Los principales lugartenientes de García, Fabián “Zorrito” Quintiero en el tercer teclado y Fernando Samalea en la batería. También Hilda Lizarazu y Rosario Ortega en voces y, acá otra de las sorpresas: Pablo Guyot y Alfredo Toth en guitarra y bajo. Precisamente como en los 80, cuando hizo el primer cambio fuerte de su banda solista y convocó al trío GIT.

“Feliz cumpleaños”, arenga Hilda Lizarazu. “Un año menos”, responde sarcástico Charly . El público salta de sus butacas para homenajearlo con la más popular de las canciones.

“Demoliendo hoteles” sonó tan potente como uno quiere que suene en vivo. A rigor de verdad todas las versiones cumplieron sobradamente con las expectativas de un público fiel y conocedor de la obra del ex Sui Generis y Serú Girán. Los músicos se retiraron, pero luego habría tiempo para un bis: “Canción para mi muerte”. ¿Casualidad? No lo creemos. Un guiño al primer tema del primer disco del dúo que formó con Nito Mestre y que desde su edición en el álbum Vida pasó a engrosar el cancionero popular argentino. Como dijo Charly antes de entonarlo y tocarlo: “Una vieja canción que me transportó al estrellato argentino”. Es así.

En el final de cada bloque se produjo la misma escena: el público salió de la sala, el personal del CCK apuró la limpieza y desinfección del Auditorio y tras bambalinas los músicos del show siguiente se prepararon para salir al ruedo. Claro que después de la sorpresa de Charly no todo sería lo mismo.

Con el Zorrito como líder y maestro de ceremonias, Rosario Ortega como la cantante más frecuente, Fernando Samalea y María Eva Albistur en la base y Fernando Kabusacki en guitarra, la banda del último bloque de conciertos se dispuso a cerrar la larga jornada celebratoria con una extensa lista de cantantes “furtivos”. Y como en todo show de estas características, la disparidad de voces hizo que se sucedieran altas y bajas, con picos altísimos como el de Raúl Porchetto, que interpretó con maestría “Dime quién me lo robó”, de Sui Generis; momentos excéntricos como el de Andy Chango (”Charly García es la persona más normal que conozco”), que cantó “Mr. Jones” y emotivos como la versión de Celeste Carballo de “Rezo por vos”, con Lito Epumer tocando la guitarra de su hermana, la recordada “violera” de Charly, María Gabriela Epumer.

Rosario Ortega cantó sola “Eiti Leda”, a dúo con Juan Ingaramo “Viernes 3 AM” e incluso una canción de Charly en inglés con Brenda Asnícar. María Rosa Yorio regresó a Sui Generis para hacer… “Tema para María”; el bajista de Manal, Alejandro Medina, se plantó en escena para tocar con su pareja Lola “El fantasma de Canterbury”, como rebautizó al clásico “El fantasma de Canterville”. También fue de la partida Leo García, quien cantó “A los jóvenes de ayer”, de Serú Girán y recordó que el 23 de octubre de hace 70 años además de García nació Federico Moura. Emmanuel Horvilleur, Benito Cerati, Alina Gandini, Cucuza Castiello y Mavy Díaz para rescatar una canción de Kill Gil, “King Kong”, se sumaron a la celebración que tuvo en el final, primero a Hilda Lizarazu, Celeste Carballo y Fernando Ruiz Díaz para cantar “Nos siguen pegando abajo” y luego a la mayoría de los cantantes invitados nuevamente en el escenario para cerrar con “Demoliendo hoteles”.

¿Qué habría dicho el Charly más cínico de verse versionado y reversionado, simplificado o expandido en las apropiaciones musicales que ocurrieron este día y esta noche de sábado? ¿Qué habría pensado, también, el iniciático Charly, el estudioso profesor de oído absoluto que durante los días de su formación La Máquina de Hacer Pájaros indicaba que “Todo artista debe reflejar con su creación, a la par que sus virtudes, sus propias imperfecciones” para luego agregar que no estaba en contra de la técnica, “siempre y cuando no se use para encasillar o limitar la imaginación humana”?

En García convivieron siempre el tecnicismo y la erudición con el quiebre y la imperfección. Y este Charly cumple. Lo primero que se percibe es un acercamiento sobre todo perfecto y pulcro y cargado de sentimiento a la obra de Carlos Alberto García Moreno (que luego será caos y adrenalina y emoción con su presencia).

Así el bloque 1, orquestal y prolijo, distribuidos los temas por etapas de las más cruciales de su carrera: Sui Generis, Serú Girán y solistas. El arranque a las 14 en punto fue con una orquesta de cámara dirigida por Carlos Brítez con arreglos de Julián Caeiro y Pablo Salzman, con “Confesiones de invierno”. Luego vinieron “Cuando ya me empiece a quedar solo”, “Alto en la torre” e “Instituciones”.

Y ahí, justo ahí fue posible percibir en estas bellas versiones lo que es Charly García para nosotros: una banda de sonido necesaria, una música que cobra protagonismo, que nos acompaña, nos increpa, nos despabila, nos agita, nos aplaca, nos conmueve, nos alegra, nos entristece, nos besa y nos castiga, nos identifica y nos hace pensar. Y sentir.

Las cuerdas (violas, violines, violoncellos y contrabajo), los vientos (flauta, saxo, clarinete y corno), el piano, el órgano y la percusión crearon diferentes climas en los temas, incidentales o experimentales o inclinados al clásico o al jazz.

Cada persona que fue participante activa de estos homenajes llevaba su brazalete rojo con la insignia de “Say No More”, desde los encargados de dar tickets o de dar sala a los músicos invitados. Incluso el propio Charly visitó su brazalete pero en negro, a tono con el sombrero, en contraste con el traje blanco. Y también cada persona del público tuvo su brazalete, regalo de la producción del homenaje.

Pero volvamos al Bloque 1. No hicieron falta palabras en este segmento en el que se siguieron fragmentos de la era Serú (”Cinema Verite”, “Desarma y sangra”, “20 trajes verdes” y “Canción de Alicia en el país”) y otro popurrí de dos etapas solistas (”Superhéroes”, “Ojos de videotape” y “Yendo de la cama al living”; “Adela en el carrousel”, “Chipi Chipi”, “Cuchillos” y “Tema de amor”).

Cuarenta minutos y el Auditorio Nacional del CCK volvió a quedar vacío a la espera del siguiente bloque. Esta vez, más ecléctico desde el vamos, con improntas oscilantes entre el folklore, el jazz, el rock y el tango. Instrumentales e interpretados, algunos, también en voz.

El espíritu lo resumió Sonia Álvarez, arpista que tocó y cantó “Pasajera en trance” en el comienzo: “Qué alegría poder abrir este bloque y festejar los 70 años de uno de los más grandes que tenemos los argentinos”. Esa felicidad en las sonrisas y en las versiones de Darío Jalfin, Santiago Vázquez, Nico Sorín y el resto de quienes se sumaron a propuestas arriesgadas (en ocasiones alejadas de las originales e, incluso, difíciles de distinguir).

A mitad del segundo segmento ocurrió un incidente extraño para un encuentro pacífico y con ánimo de festejo: dos hombres de las primeras filas terminaron a las piñas luego de una discusión. Fue mientras la bajista Clara Cantore interpretaba “Superhéroes”. Acababa de decir que ella y su percusionista estaban muertos de miedo porque “son tantas las expectativas que se generaron en torno a esto”. Y habló de la pandemia y del apoyo necesario al proyecto Música para la ciencia. Y la canción estaba empezando cuando se escucharon las voces de la gente y las luces se prendieron en medio de la pelea. Cuando el foco pasó de nuevo al escenario Cantore reflexionó: “La pandemia nos rompió a todos”. El ambiente volvió a la normalidad.

“Desde los fogones hasta un montón de situaciones de las que nos nutrimos y que interiorizamos, no podemos despegarnos de la música de Charly García”, señala Pablo Salzmann, coencargado de los arreglos de la puesta. El músico cuenta que la formación convocada para este primer show en el CCK se propuso “barrer con las fronteras entre estilos y, sobre todo, con lo que se enmarca dentro de lo académico y popular, incluso con improvisaciones y con solos muy rockeros-jazzeros” dentro del repertorio. El resultado: la presencia de una orquesta clásica con una atractiva fusión de melodías a través de temas legendarios del ex Sui Generis. “La música de Charly tiene mucho de orquestación y en los arreglos hubo mucho de escuchar lo que él hizo con la armonía, lo cual, desplegado a una orquesta, es una obra”, agrega.

Carlos Brítez, director y pianista de la formación, expresa su satisfacción por la experiencia de haber podido formar parte de la celebración “de uno de los más grandes compositores de este país” rindiéndole un homenaje en vida. “Su legado es invaluable y su recorrido, maravilloso. Una característica en su obra es que está muy influenciada por la música clásica, por el tango, un poco también por el jazz y por el progresivo, y eso hace que sea una música muy dúctil para poder arreglarla en muchas versiones, algo muy visible en este homenaje, en el que hay músicos de muchísimos géneros”, remarca. “La música de García es muy universal y creo que los arregladores han aprovechado esa característica para elevarla a un lugar muy poético, sumado a que el plantel de músicos es de excepción”, agrega.

Un show a cargo de destacadas figuras del jazz, del rock y del folclore y un incidente en la sala
Músicos del mundo del jazz, del rock y del folklore ponen en valor la obra de Charly en el segundo bloque de conciertos con una diversidad de apuestas que abarcan desde versiones más cercanas a la obra original a interpretaciones con marcada impronta propia.

“Tengo el honor y la satisfacción de tocar una música hermosa de Charly, grabada en el año 96 en el disco Say no more”, agrega a continuación Hernán Jacinto. En una versión jazzística del tema “Cuchillos”, el artista comienza tocando las cuerdas del piano y despliega una improvisación que suma desarrollo propio a la canción. Andrés Beeuwsaert continúa con el juego musical con una versión lírica de “20 trajes verdes”, mientras Santiago Vázquez se apropia de “Rezo por vos” y, con la sonoridad de su mbira, conquista los aplausos del público.

Una versión más tradicional de “Amo lo extraño” suena en la voz de Sofía “Toti” Trucco y la formación Sof Tot, antes de dar paso a “Confesiones de invierno” de la mano de Vruma.

Mariano Otero junto a Ernesto Jodos y Sergio Verdinelli cierran el segundo tramo de la tarde con una interpretación esencialmente jazzística de “Ojos de videotape”. En tanto, a las puertas del CCK, un grupo de asistentes canta el feliz cumpleaños al ídolo en una dedicatoria improvisada a las puertas del antiguo Correo.

Fuente: Sebastián Espósito, Cecilia Martínez y Silvina Marino – La Nación.-

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