Casaretto: “La pobreza todavía es fuerte en la Argentina”
|El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Pedro Casaretto, dijo ayer en Paraná que la pobreza y la exclusión siguen siendo un tema vigente en Argentina, y aún cuando no quiso hablar de cifras, dijo que hay “un porcentaje importante”, un tema que, aseveró, debería ser el central en la agenda del Bicentenario, que no resumió a un festejo cívico gubernamental, sino como un recorrido a lo largo de los próximos cuatro años en el país.
“No vamos a hablar de porcentajes, porque siempre estas cosas se discuten, porque las cifras siempre son discutibles. Pero lo que importa es que hay un porcentaje de exclusión importante en la Argentina, y un porcentaje de pobres importante en la Argentina”, señaló el actual obispo de San Isidro, que este año cumplirá 74 años.
Casaretto estuvo ayer en Paraná y por la noche brindó una charla en el salón del Centro Comercial e Industrial sobre “Deuda social y Bicentenario” ante una sala colmada. Entre quienes escucharon su disertación, estuvo el ministro de Acción Social de Entre Ríos, José Cáceres, y los diputados provinciales Juan Domingo Zacarías y Jorge Maier.
En un tono coloquial, el obispo habló durante más de 40 minutos, y no obvió referencias a la ciudad, que, dijo, conocía de antes. “Cuando yo era obispo en Rafaela, y en esos días que estaba muy cansado, agarraba mi auto, y me venía a Paraná a comer un buen pescado”, recordó al inicio.
Casaretto sostuvo que “la Iglesia en Argentina es la institución que más se adelantó al Bicentenario, con un planteo realista, de trabajo. Estamos muy contentos con las celebraciones que se hicieron. Nos ha hecho bien a todos, pero eso no es suficiente”.
“El Bicentenario –añadió– no debe ser una fecha, sino un período, y un período de trabajo. Y por eso dijimos que el Bicentenario no debe ser solamente actos, sino fundamentalmente deben ser estos seis años de trabajo, y con un objetivo fundamental. ¿Cuál es el problema más grande de los argentinos? ¿Cuál es el tema que no puede dejar de estar en la agenda de los argentinos?: la pobreza y la exclusión”.
Al respecto, sostuvo que “Argentina ha sido muy bendecida por Dios. Nosotros tenemos en primer lugar mucha materia gris, tenemos mucha gente que piensa muy bien, científicos, intelectuales, economistas, tenemos todo lo necesario desde el punto de vista humano para llevar adelante un país sin pobreza y exclusión. Pero la pobreza todavía es fuerte en la Argentina. Y por eso decimos que este debería ser el tema fundamental de la agenda del Bicentenario”.
En ese sentido, dijo que “cuando llegó el momento del Bicentenario, los obispos nos preguntamos qué orientaciones tenemos que dar a nuestros fieles para la celebración del Bicentenario. Y lo primero que apareció fue esto, la pobreza y la exclusión”. Y sostuvo que “gracias a Dios, en el Episcopado hace muchos años que la opción preferencial por los pobres es un tema permanente en la agenda de trabajo”.
“Entonces –aseveró– los obispos dijimos que el gran trabajo de estos seis años es que no existan para 2016 pobres y excluidos en nuestro país. Parece una utopía. Pero lo menos que puede hacer un Episcopado es plantear ideales”.
De pie ante la audiencia que siguió con atención su charla –Casaretto habló flanqueado por el arzobispo de Paraná, Mario Maulión, y su auxiliar, Daniel Fernández–, sostuvo que además de objetivos, la Iglesia plantea caminos para realizarlos. Y uno de los primeros, dijo, “es pasar de un estilo confrontativo a un estilo de diálogo, de ver al opositor como un enemigo, para ver al que piensa distintivo como alguien que está aportando y con quien debo llegar a ciertos acuerdos”.
Al respecto, recordó que de la experiencia del denominado Diálogo Argentino, fomentado por la Iglesia luego de la crisis de 2001, lo que se tuvo por certeza es que la Argentina “es un país muy fragmentado”, cariz que ni siquiera aquella experiencia de trabajo conjunto pudo superar.
“Esta es la tarea a la que nosotros invitamos a los argentinos en estos seis años del Bicentenario”, dijo. Y resaltó la idea de que en Argentina “hay una pobreza distinta”, marcada por los excluidos, porque hoy se ve que hay “gente de dos generaciones que no saben lo que es trabajar. Chicos que nunca han visto a sus padres con un trabajo formal. Esto nos habla de una pobreza que ha caído en la dimensión de miseria”. Aunque agregó un dato más, la droga, un cóctel explosivo contra el cual, dijo, la lucha es desigual.
Por eso, reclamó “acuerdos” para dar una respuesta “integral” al problema de la pobreza. Y en ese camino, pidió “trabajar por la reconciliación de los argentinos”, aunque reconoció que cuando la Iglesia menciona esa palabra, “creen que solamente hablamos de la década del ‘70. Nada que ver. La reconciliación tiene que ver con esto también, pero no es lo único, sino que es mucho más abarcativo”.
“A veces se quiere politizar la visión que los obispos tenemos de estas problemáticas. Pero esto está en la historia del Evangelio”, aseveró. En ese camino, dijo que ningún cambio será posible si no hay un cambio de liderazgos.