Bernie Ecclestone vendió su icónica colección de autos históricos

Ecclestone, quien durante más de 50 años reunió algunos de los vehículos más emblemáticos del automovilismo, explicó que su motivación principal fue asegurarse de que su esposa Fabiana no tuviera que lidiar con la difícil decisión de qué hacer con los autos en caso de su fallecimiento.
“Me encantan todos mis coches, pero quizá debería haber hecho esto hace cinco años”, expresó el ex jefe de la Fórmula 1, quien dirigió la categoría durante más de cuatro décadas y transformó el deporte en un negocio global.
Una colección histórica
El garaje de Ecclestone no es una colección cualquiera. Entre los 69 vehículos vendidos, se encuentran piezas de incalculable valor histórico, como por ejemplo:
- El Ferrari F2002 con el que Michael Schumacher dominó la Fórmula 1, valuado en 13 millones de dólares.
- El Brabham BT46 de Niki Lauda, con el icónico diseño de Gordon Murray.
- Un Lancia D50, uno de los coches más raros de la historia de la Fórmula 1.
- El Vanwall VW10, con el que Stirling Moss logró el primer título de constructores para la escudería.
- La Ferrari 312 T2 con la que Carlos Reutemann ganó el Gran Premio de Brasil de 1977, una joya con valor sentimental para los argentinos.
“Estos autos escribieron la historia del automovilismo y representan hitos técnicos de la F1″, explicó Ecclestone en declaraciones al diario británico Daily Mail que consigna motorsport.com, asegurando que encontró en Mateschitz “al mejor y más digno propietario”.
Sobre la colección, el comerciante de autos deportivos y clásicos Tom Hartley Jr le comentó a la BBC que: “Nunca ha habido, y probablemente nunca habrá, una colección como esta puesta a la venta de nuevo, que está formada por los mejores autos de su época, muchos de los cuales no se han visto en décadas, y son totalmente únicos. Los vehículos recopilan 70 años de historia de la Fórmula 1 y algunos momentos icónicos de la competición”.
Mateschitz, quien heredó el 49% de Red Bull GmbH tras la muerte de su padre en 2022, se mostró entusiasmado con la adquisición y aseguró que su plan es abrir la colección al público en un museo. “Se conservará cuidadosamente, se ampliará con los años y, en un futuro próximo, se hará accesible al público en un lugar apropiado”, adelantó el empresario austríaco, de 32 años.
Si bien no se confirmó aún la ubicación exacta, es probable que la exhibición tenga lugar en Austria, donde Red Bull ya cuenta con el Hangar-7, un espacio que alberga aviones y autos de competición en Salzburgo.
No es la primera vez que el empresario se desprende de parte de su colección. En 2007, puso a la venta 50 de sus autos en una subasta a través de RM Sotheby’s, entre ellos un Mercedes SSK roadster de 1928 y un Lancia Astura Cabriolet de 1939 que, según se dice, fue propiedad de Benito Mussolini.
Entre sus múltiples actividades en el rubro, Ecclestone fue propietario de la escudería Brabham entre 1971 y 1988, además de que con sus empresas manejó la administración, organización y logística de cada Gran Premio de Fórmula 1 hasta principios del 2017. Tres años después la vendió en una cifra cercana a los US$ 4400 millones.
Tras vender su colección, Ecclestone sigue activo, aunque disfruta de una vida más tranquila. Actualmente reside en Suiza y Brasil, donde administra su finca de café en Amparo. A pesar de sus problemas legales recientes —en 2023 pagó 652 millones de libras tras declararse culpable de fraude fiscal en el Reino Unido—, el británico mantiene su legado intacto dentro del automovilismo.
“Nunca subí a un podio en mi vida, nunca gané nada”, dijo con ironía en los Autosport Awards, donde recibió un premio honorífico por el 75° aniversario de la Fórmula 1. Y agregó: “Recuerdo que solía irme a mitad de carrera cuando tenía un equipo o de otra forma, como ya había hecho mi trabajo, me iba”.
“Creo que tuve mucha suerte”, dijo Ecclestone desde el escenario. “Creo que se trata de que la gente te apoye, si ven que lo que estás haciendo es razonablemente correcto, te apoyarán; creo que eso es lo que pasó”. Sobre la posibilidad de elegir al mejor piloto de la historia, Bernie reconoció: “Es difícil de recordar, todo el mundo fue muy amable y simpático, así que no me gustaría elegir un número 1”.