Atucha II y un doble mensaje
|El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, junto a otros funcionarios, recorrieron la planta de la central nuclear Atucha II, que a partir de abril próximo entrará en funcionamiento. A fines de septiembre del 2011, la presidenta prendía el interruptor de la central nuclear y comunicaba que le faltaban dos años de refacciones de seguridad.
Capitanich, anunció que se construirá un reactor nuclear nacional en el marco de un programa de cuatro años con un presupuesto previsto de 4.500.000.000 de dólares.
El chaqueño subrayó que Argentina se encuentra dentro del ranking de los diez países más importantes a nivel internacional en lo que respecta al uso pacífico de este tipo de energía y dijo que “hoy podemos ver los resultados de esta gestión con la puesta en marcha de Atucha II”, agregando que “lo que tenemos que sentir los argentinos es orgullo” por estas obras concretadas.
Recuerdos…
La tan anunciada Atucha II, en Zárate, fue inaugurada el 28 de septiembre de 2011 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en cadena nacional. Y lo hizo aun cuando sólo pasaron tres meses de que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) una modificación en el diseño original de la central nuclear para evitar una posible tragedia en caso de un accidente severo, como el ocurrio en Chernobyl o Fukushima.
La noticia sobre este rediseño para permitir una parada rápida del reactor en caso de un accidente se conoció en junio del 2011, cuando los colegas de PERFIL publicó que por fin se tendría en cuenta las advertencias de seguridad que durante cuatro años el Gobierno había desestimado con el propósito de terminar las obras de una vez.
De hecho, cuando se conoció que finalmente se iban a hacer las refacciones, pudo saberse que la inauguración se haría en septiembre tal como estaba previsto, pese a que varios técnicos del ámbito atómico nacional señalaron, ante la consulta, que un rediseño de este tipo implicaría una costosa parada de al menos dos años. Es decir, imposible inaugurarlo en septiembre.
En junio de 2011 a la titular de la CNEA, Norma Boero, se le consultó si la planta iba a inaugurarse igual este mes, ella respondió: “Creo que Atucha II se va a inaugurar de todos modos en septiembre y después se harán las reparaciones necesarias; cuánto tiempo demorará el reacondicionamiento es algo que no puedo decir porque no lo sé”.
Es decir, Atucha II comenzaría a funcionar sin ajustarse a la normativa internacional, y saldría de servicio una vez que se haya diseñado el sistema de inyección de boro que luego sería incorporado a la central, en una obra que podría tomar dos años, según fuentes del área. Esto implicaría un costo operativo y económico que podría haberse evitado.
La necesidad de estos cambios en la base de diseño había sido advertida en 2007 por informes técnicos encargados por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y la propia CNEA. “Es sumamente importante, si se quiere disminuir el impacto del cambio de la Base de Diseño, realizarlo lo antes posible, de forma de minimizar los efectos negativos del proyecto. Cuanto más se retrase el cambio de la base de diseño, y el estudio de alternativas, mayores serán las consecuencias sobre costos y retrasos posteriores en el proyecto”, señalaban esos documentos confidenciales.
Pero la decisión del Gobierno ante esos informes fue seguir adelante con la construcción de lo que, estimaron, sería su obra estrella: nada debía alterar los plazos de finalización de la tercera central atómica argentina, y la idea del ministro de Planificación, Julio De Vido, fue desde el principio que Cristina pueda inaugurarla en el tramo final de su campaña por la reelección.