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Ariel De la Rosa renunció al Ministerio de Salud

El ministro de Salud de la Provincia, Ariel De la Rosa, presentó la renuncia al cargo, poco después del mediodía. El alto funcionario envió su dimisión tras la situación judicial en la que quedaron involucrados y detenidos varios de los dirigentes gremiales de UPCN Entre Ríos por las amenazas que sufrió la directora del Hospital de Salud Mental de Diamante, Noelía Trossero.

 

“Si tengo que dar un paso al costado para que no afecte al gobernador, lo haré”, habría dicho De la Rosa a uno de los integrantes del Gabinete provincial, cuando lo llamó sugiriéndole su salida del Ministerio de la forma más elegante y sin dejar demasiadas secuelas.

Claro que la situación judicial, tanto del ahora ex ministro como de los dirigentes de UPCN excede al Gobierno y es motivo de preocupación en ámbitos del gremio que lidera el diputado provincial y gremialista José Ángel Allende.

 

“Ajustado a derecho presenté espontáneamente un escrito ante la Fiscalía de Diamante para ponerme a disposición de lo que requiera la Justicia”, confirmó De la Rosa.

“Quedé a disposición de lo que requiera el Ministerio Público Fiscal como lo hacemos los hombres de bien, que no tenemos nada que ocultar -agregó-. Mi único interés es que los hechos se esclarezcan”, se indicó desde la Secretaría de Información Pública de la provincia, en un mail enviado a los medios entrerrianos.

 

De la Rosa explicó además que la directora del nosocomio, Noelia Trossero, cuenta con el respaldo institucional y no será sancionada. “La directora no debió comunicarle a una trabajadora que estaba exonerada de la administración pública, porque quien da las altas y las bajas de las suplencias extraordinarias es el ministro. Este procedimiento está previsto en el Decreto 3814 -indicó De la Rosa-. De todas formas desde la cartera sanitaria se interpuso un recurso de apelación jerárquica para resolverlo”.

 

El ministro también avaló que la funcionaria acudiera a la Justicia si fue agredida. “Todo hecho de violencia es repudiable -afirmó-. Cuando uno es violentado en la función pública no la pasa bien. Hace unos seis meses en una protesta sindical rompieron una puerta de la antesala de mi despacho y otros elementos y no fue un hecho feliz, no sólo para mí sino también para el personal que trabaja en la privada”.