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Argentina-Brasil: con el corazón en la mano

Todo Argentina-Brasil, sea en fútbol o el basquetbol, resulta especial para la afición deportiva de ambos países. Es un derby que siempre tiene condimentos pero en ésta ocasión, en Estambul, representa el matar o morir. El que gana va a cuartos, el que pierde se vuelve a su casa. Pero aparte, en los dos bancos hay DT’s argentinos y en la cancha hay rivales habituales de la NBA. Promesa de partido no apto para cardíacos. En el team CABB reaparece Fabricio Oberto. Con la “11” nuestro Paolo Quinteros. Transmiten desde las 15 Canal 7, TyC Sports y Direct TV.

Vinieron bien los cinco días de reposo para los guerreros del Cacique Hernández. En especial para que Fabricio Oberto pueda recuperarse de su serio problema gastrointestinal, y así el head coach bahiense pueda gozar de plantel completo.

Claro que la ansiedad generada ha sido inconmensurable y mucho se ha hablado por éstos días, en especial de lo que representa el duelo Hernández vs. Magnano.

El Sinan Erdem Spor Salonu promete estar repleto de argentinos, por lejos la hinchada más linda, más ruidosa y que concita la admiración del resto de espectadores como la sorpresa de jugadores rivales y el placer de nuestros jugadores que se sienten como en su propia casa en cuanto a grado de motivación.

Obvio que los brasileños no se echan atrás, pero la tendencia favorece a los colores Celeste y Blanco por sobre el “Verdeamarelho”.

Argentina debe afrontar el desafío de demostrar que no es Scola-dependiente, pero amén de ello quiere demostrar y demostrarse que no todo es cojones, que no alcanza con el corazón, que la actitud es mucho, pero no alcanza con ser más guapo que el rival de turno.

Argentina quiere desterrar eso de la inspiración singular y reafirmar la característica fuerza grupal, esa tradicional muestra de virtuosismo al servicio de la cohesión colectiva lo cual permitió sumar tantos logros para nuestro baloncesto.

Y lo bueno es que a este equipo le encantan los desafíos de alto compromiso, de alta peligrosidad, aunque en éste caso no alcance el temple o temperamento, sino que mucha incidencia puede llegar a tener lo táctico, lo estratégico.

Pero aparte, en realidad, el peso mayor de la presión es para Argentina porque es “EL” adversario al que todos quieren vencer por su riquísima historia en la última década. Aunque bien vale insistir con que a los argentinos nos encanta trabajar bajo el rigor de lo apremiante.

En cambio Brasil llega con la avidez de salir de la mediocridad de las últimas campañas y ese grado de coacción sí puede erigirse en un factor condicionante en especial para valores que hoy brillan en la NBA pero que con su casaca les ha pasado lo mismo que a Messi con la “Albiceleste” de AFA.

Por eso es que muchísimo tendrán que ver los entrenadores, sea en la planificación del juego, en el scouting, como en el discurso previo y durante, la arenga apropiada para motivar e impedir que los latidos del corazón sean desaforados y produzcan obnubilación mental.

Lo que estará bueno para ambos coaches es cuánto se conocen entre sí los jugadores que hoy se oponen, sea en la NBA como en España.

Sin embargo, en ese contexto a no olvidar cuánto conoce, al detalle, el técnico cordobés y su asistente porteño (Fernando Duró) a nuestros jugadores.

Yendo al grano sobre las predicciones en cuanto a desarrollo posible de la contienda, nos imaginamos un partido donde se van a tirar riesgos, apuestas constantes para confundir al rival. Digamos que variables o matices cambiantes, “secretitos” que extrañen a uno u otro entrenador.

En cuanto a disposición dentro del campo, las defensas serán influyentes. No tanto la conducta, vigor o rigor que se empleen, sino la sagacidad posicional para saber controlar toda alternativa presentada por sobre las acciones ya reconocidas en el estudio previo.

Amén de ello, extremo cuidado deberá ponerse en la reserva de fouls, algo que con el correr de los minutos puede modificar sustancialmente los diagramas planeados, o que la rotación irreversible no cause desfases pues ninguno de los técnicos querrá conceder estampidas o se produzcan brechas notables en el scorer.

Por esto expuesto, creemos firmemente que hasta el último segundo TODOS sufriremos y, disculpen, incurriremos en apelar a nuestro ya tradicional slogan inherente a que “el que se equivoca menos, gana”, aunque confesamos que, si la Sociedad Magnano & Duró no logran que sus hombres apliquen el cerrojo sobre Scola, tres cuarto ticket reservado rumbo a la gloria será de los argentinos.

Claro que si solo ponemos acento en esto, quedará al descubierto en nuestro “discurso” que rotulamos a la Argentina como “Scola-dependiente” y si bien podemos admitir que en parte lo creemos así, sería injusto negar todas las bondades de Delfino o de Prigioni, como sin ir más lejos las energías de Jasen o el desgaste que puede provocar Oberto y todo su oficio junto a los canastos.

Precisamente, hablando de “las bases”, un duelo trascendental será el de Prigioni vs. Huertas, aunque ahí listos para cambiar el ritmo estarán Alex y Junior Cequeira.

Ahora, profundizando lo concerniente a la conducción, Argentina debe evitar incurrir en “Turnovers” y malas selecciones de tiro que habitualmente conducen a bajos porcentuales o a respuestas rápidas del oponente pues Brasil sabe rematar, y muy bien por cierto, de contra, entonces para ello resultará esencial el tomar buenas decisiones. Hete aquí la trascendencia también de los entrenadores para transmitirles a sus líderes cuál es la idea fundamental.

Por éstas horas Sergio Hernández debe estar inculcándole a sus orientados el fortalecer la primera línea defensiva sobre todo para frenar las penetraciones y descargas del rival,  el evitar caer en el vértigo, y por ende el prevalecer la paciencia por sobre la explosión anárquica.

Obvio que la adrenalina hace estragos y allí estarán estos dos formidables entrenadores y sus destacados ayudantes para proceder a las mutaciones. Pero si de algo hoy podemos jactarnos es del grado de experiencia y conquistas de nuestra selección por sobre la inexperiencia brasileña en cuánto a batallas internacionales de envergadura, y ello puede resultar decisivo. El saber manejar momentos, instancias cruciales, hasta para controlar detalles minúsculos que se puedan transformar en preponderantes o determinantes.

Concluyendo… Imposible predecir o pronosticar. Más aún, lo confesamos… Tenemos muy arriba nuestra admiración por la dupla técnica “Canarinha”, sin embargo nos gana el sentimiento y en ese “sentir” evaluamos todas las adversidades, las vicisitudes de nuestro combinado y pese a ello, ahí están, luchando por nuevas hazañas.

Es como que deseamos ganar con locura, nos sobra la fe, pero entendemos que de no lograrlo, para nada resultará un fracaso en cambio para Brasil el perder puede ocasionar graves consecuencias y ahí si nos provocará enorme pena que todos los dardos se apunten contra Magnano y Duró.