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Apertura de AFA: técnico que debuta, gana

Independiente, con el debut de Antonio Mohamed en la dirección técnica, derrotó a Racing por 1 a 0 y logró tomar oxígeno en un momento complicadísimo. Lo mismo ocurrió con Boca que venció por 2 a 1 a Tigre; en tanto que, Vélez goleó por 6 a 0 a Colón.

Los clásicos son partidos aparte, y sólo importa ganarlos, reza una más entre los incontables axiomas de dudosa comprobación que invaden el léxico futbolero. Pero esta vez, en Avellaneda, bien puede aplicarse. Porque en un encuentro en el que Racing llegaba mejor e hizo el gasto en el Libertadores de América, ganó por 1-0 el urgido Independiente del debutante Antonio Mohamed, entre efectividad, la actuación de su arquero y una ineludible cuota de suerte.

En el comienzo del encuentro, fueron los de Miguel Russo quienes se impusieron intentando jugar por abajo, aunque a su poblado mediocampo también lo integraran con más asiduidad que la recomendable sus atacantes, Pablo Lugüercio y Gabriel Hauche. Estos muchas veces se vieron lanzando centros o asistiendo en lugar de terminar las jugadas. En ese inicio no hubo mayores sobresaltos, sólo se acercó a la emoción un centro que no pudo empujar Hauche y un cabezazo de Matías Martínez que atrapó Hilario Navarro.

El Rojo esbozó una levantada con el correr de los minutos, cuando Leandro Gracián dejó de perder cuanta pelota tocara y se asoció con Nicolás Cabrera, pero no creó ni una situación clara: sólo amagó con una irrupción de Cabrera que anticipó Jorge De Olivera. Cuando el local dominó, el desarrollo perdió nitidez y ganó en roces e interrupciones.

Así fue que, sobre el final del período, la visita se decidió a ir con más convicción. Volvió a ganar la pelota y, con veloces jugadas que evidenciaron los problemas defensivos de los del Turco, dejó dos veces a Hauche cara a cara con el gol. Primero, se topó con la figura de Navarro y en el rebote definió afuera, y luego volvió a agigantar al arquero correntino.

Sin embargo, en la última antes del descanso, Gracián ejecutó un córner pasado desde la derecha y Cristian Báez se elevó solo y cabeceó cruzado para el delirio del lado rojo de Avellaneda. Los goles que no se hacen en un arco se sufren en el propio , asegura otra máxima. Si no, pregúntenle a Racing.

El complemento, por cuanto el marcador no se movió, fue avanzando hacia un panorama tan simple como inevitable: la Academia se adelantó cada vez más y con menos orden, y el Rojo apostó al desgaste, el paso de los minutos y, eventualmente, a alguna contra. Los ingresados Hernán Fredes y Patricio Rodríguez exigieron a De Olivera, pero como contrapartida las llegadas de la visita otra vez fueron muchas más.

Lucas Aveldaño avisó con dos cabezazos, en el primero atajó Hilario y en el segundo le sacaron el balón entre el arquero y el palo; Toranzo, desde lejos, también le dio trabajo a Navarro al igual que otro ingresado, Claudio Bieler, mientras que otro relevo, Lucas Castromán, rozó un remate en el travesaño. Evidentemente, no era la tarde albiceleste.

Así, al final y ante el delirio local, todas las frases hechas tuvieron razón. Técnico que debuta gana , pese a que no haya merecido tanta fortuna. Racing, que no canta victoria frente a su archienemigo desde el Clausura 2005, fue la fiel demostración de que los goles no se merecen, se hacen, aunque seguramente la falta de éxito en el resultado y la importancia del encuentro lo harán pasar una injusta semana de zozobra. Es que, se sabe, clásicos son clásicos.

Oxígeno para Boca

El equipo de Claudio Borghi, quien vio el encuentro desde afuera por la expulsión ante Lanús -dirigió Norberto Batista-, ganó tras dos caídas consecutivas.

Después de un arranque parejo llegó la apertura del marcador, a los 24 minutos. La pelota le quedó fuera del área a Matías Giménez, quien sacó un gran zurdazo que se clavó junto al palo izquierdo de un Luis Ardente que vio cómo se le cortaba una valla invicta como local de casi 300 minutos.

El mediocampista no gritó el gol por respeto a su ex club, le pidió perdón a sus hinchas y se besó el escudo xeneize de cara a la tribuna visitante, algo que repitió cuando salió en el complemento y recibió la silbatina del público rival. Había sido la única variante (por el suspendido Clemente Rodríguez).

Sin embargo, los errores en defensa de Boca se volvieron a hacer presente y a los 37 se emparejó la historia. El frentazo letal de Denis Stracqualursi desnudó falencias en la marca que ya se habían vislumbrado un rato antes, cuando Claudio Pérez y Esteban González habían ganado de arriba.

En el segundo tiempo las cosas volvieron a mostrarse parejas en el juego, con muchos problemas en la generación y pocas llegadas. Con el correr de los minutos, el Xeneize se adelantó en el terreno de juego y dejó en claro que era el único de los dos con la iniciativa para llevarse los tres puntos.

Ya sin la velocidad de Orlando Gaona Lugo como arma principal, como lo fue en la etapa inicial, el equipo del Bichi intentó como pudo y llegó a la victoria a seis del cierre. De un corner por una gran atajada de Ardente a Juan Insaurralde apareció el bombazo del ingresado Cristian Chávez.

En el descuento casi lo liquidó Lucas Viatri, en un mano a mano que el arquero del Matador despejó al tiro de esquina. El final generó un desahogo importante en el Xeneize, que sólo se vio opacado por la preocupación que generó la lesión de Sebastián Battaglia (esguince en el tobillo derecho).

La victoria le dio un poco de aire a Borghi, quien amagó con renunciar tras la caída frente a Lanús, a pesar de que Boca siga lejos en la pelea por el título (quedó a 12 puntos de Estudiantes). En Tigre fue todo bronca por esta caída que cortó una racha de seis fechas sin conocer la derrota.

Vélez goleó a Colón y también es escolta

Juan Manuel Martínez demostró nuevamente toda su categoría y dejó en claro por qué Vélez decidió darle pista con las salidas de Leandro Caruso y Hernán Rodrigo López. El Burrito la descosió, anotó tres goles, regaló dos definiciones exquisitas y hasta le cometieron un penal. Fue 6-0 en el José Amalfitani y el Fortín se ubicó otra vez a cinco unidades de Estudiantes.

El primer tiempo fue realmente intenso y el conjunto sabalero arrancó un poco mejor. A los 5 minutos falló la defensa del local, Fuertes la tomó de volea en soledad, Barovero sacó una pelota fenomenal y Larrivey no pudo facturar en el rebote. Sin embargo, el elenco de Gareca se fue acomodando con el correr de la etapa y empezó a crear peligro rápidamente.

La mitad de la cancha fue un lugar de paso y en el ataque por ataque fue mejor el Fortín. A los 27, Silva quedó solo en el segundo palo tras un córner y Pozo evitó el primero. Y a los 33, Maxi Moralez encaró por la derecha y la tiró al medio para la llegada de Martínez, quien enfrentó al arquero visitante y la picó con categoría, pero el balón se estrelló en el travesaño.

Vélez se puso en traje de protagonista y Colón se fue apagando, aunque a los 40 avisó con un remate de Damián Díaz que se perdió cerca. Finalmente, a los 42, Silva peleó una pelota con Garcé en el área y el defensor mundialista, cuando ya tenía perdida la posición y se había caído por un leve empujón, lo bajó ingenuamente con una tijera. El ex Banfield cambió el penal por gol.

Ni el más ferviente y optimista hincha del elenco de Liniers se hubiese imaginado un segundo periodo así, tan desparejo, luego de una etapa en la que fue superior pero también sufrió. Fue todo del Fortín, que redondeó una goleada inolvidable de la mano de su contundencia y desde los pies de un Burrito Martínez endiablado e incontenible.

A los 9, cuando ya el local se había apoderado nuevamente de la pelota, Zapata mandó un córner, el 7 bravo se anticipó y decretó el 2-0 de cabeza. Dos más tarde, el mismo atacante se la llevó entre dos rivales, Garcé se tiró de manera imprudente y le cometió penal. Silva se hizo cargo nuevamente y fusiló a Pozo para el 3-0.

Pero faltaba lo mejor. A los 15, Martínez hizo equilibrio contra la línea de fondo, se sacó a Quilez en velocidad y la picó desde un ángulo muy cerrado frente a Pozo para el cuarto. En el siguiente ataque de Vélez, ya con la defensa de Colón entregada, el Burrito partió en soledad tras un pase de Zapata y definió con otra sutileza.

Ya sin la figura ni Maxi Moralez en cancha, el dueño de casa comenzó a toca y a hacer correr los minutos. Sin embargo, ante la pasividad de la visita, Silva estuvo cerca de la media docena a los 25, pero su cabezazo dio en la espalda de Goux y se fue cerca. Finalmente, a los 39, Cristaldo se acomodó en la medialuna y sentenció el 6-0 con un disparo de zurda.