Apertura de AFA: Estudiantes, más líder que nunca
|Estudiantes le ganó 3-0 a Lanús y continúa en lo más alto del Apertura; Gastón Fernández, Michael Hoyos y Enzo Pérez hicieron los goles para el equipo de Sabella, que le sacó seis de ventaja a Vélez. En Bahía Blanca, Olimpo superó 4 a 0 a Huracán, en un duelo clave en la pelea para mantener la categoría; Galván, Brum, Bareiro y Vega marcaron los goles de un encuentro que se definió en el primer tiempo
Iban 8 minutos del segundo tiempo. Había pasado buena parte del espectáculo. Estudiantes, de pronto, sin haber sido un huracán, un vendaval de superioridad, luego de sufrir el desarrollo como si se tratase de una misión compleja, encontró la llave del triunfo. Porque debajo del arco, la Gata Fernández selló una buena intervención de Peñalba, al límite del fuera del juego. Le costó demasiado, pero ganaba. Y, un minuto más tarde, una dura infracción de Pelletieri a Verón dejó a su adversario con un hombre menos. Es que el volante de Lanús ya tenía una tarjeta amarilla. Con la segunda -y su lógica salida-, Estudiantes creció en sintonía. Aparecieron sus figuras. Confirmó su liderazgo. Y les lanzó la presión a sus perseguidores, prestigiosos y entusiastas: Vélez, Arsenal y Newell´s, entre otros. Lo que pareció una empresa de construcción, se resolvió en dos minutos de inspiración propia y desidia ajena.
Aunque Estudiantes no es el que supo ser una temporada atrás. No tiene más a Boselli, no tiene más a Sosa. Ya desde el comienzo del juego, Estudiantes demostró que ya no es el mismo. Que hace tiempo que perdió brillo. Tiene otras piezas, es cierto. Más contundentes, más incisivas, más lógicas. Están, claro, los de siempre: Verón, Braña, Desábato. Pero sólo cuenta con un hombre con capacidad de invención: Enzo Pérez. Aunque cuando se le ocurre una idea, es un placer.
Es que una idea es una idea. Y cuando se ilumina, cuando prende la lámpara Enzo se resuelve todo: centro de zurda, gol de Michael Hoyos. Al rato, derechazo violento y definitivo. En un puñado de minutos, el León recuperó la capacidad de juego y de gol. Claro: estaba con un jugador más. Pero siempre tiene algo bueno por descubrir. Aunque Lanús le dio una mano importante. Primero, cuando los avances peligrosos de Romero terminaron con una falta de definición alarmante. Y luego, con la desesperación tras ir perdiendo. Al final, fue expulsado Hoyos, el de Lanús, claro.
Dentro de la alegría, un aspecto negativo en el León. Otra vez, se lesionó Agustín Orion. El arquero había tenido molestias físicas en el Cementerio de los Elefantes, con una fuerte molestia en la zona lumbar, hace dos fechas. Anoche salió a los ocho minutos del primer capítulo cuando, en una salida desesperada frente a Romero, sufrió un dolor en la tibia derecha. Salió caminando del campo de juego y hoy se le realizarán estudios, aunque no se descarta una lesión de gravedad. Es que en la misma pierna, cuando actuaba en San Lorenzo, tuvo una episodio grave: sufrió la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla en marzo de 2009.
Taborda, a pesar de su inexperiencia, respondió. Como todo Estudiantes: cuando quiso ganar, goleó. Y ahora…
Olimpo le dio una tunda a Huracán
Olimpo despertó a Huracán de una manera brusca, en medio de sacudones y sobresaltos. El Globo no la esperaba por lo dura. Tampoco por el envión de aquel triunfo ante San Lorenzo justo antes del receso. Lo había puesto cerca del cielo. Parece lejano. Y mucho más después de lo que quedó expuesto en la cancha. Huracán no tuvo ni la mínima oportunidad de llevarse algo. Fue lo más inquietante.
Quedó en evidencia que todo no había sido tan bueno… Olimpo, justo un rival directo en la lucha por la permanencia, lo devolvió a una cruda realidad. Lo empujó. Atrás quedó para el Globo la rebeldía que tuvo en el clásico. Ese amor propio de sentirse inferior y de sacar lo mejor de sí para imponerse. Otra vez lo mismo: una defensa ingenua y un ataque sin fuerza. Los chicos, tan ponderados en aquella tarde de gloria en Parque Patricios, sintieron los efectos del ventarrón que arrasó en Bahía Blanca.
Fueron tres goles en apenas 32 minutos. Olimpo dejó a Huracán sin reacción. Le alcanzó con moverse en bloque y con arrinconar a un par de jugadores clave, como Battaglia y Nieto. En la ofensiva, claro, los locales casi no fallaron. Galván, de cabeza, aprovechó un gran centro de Vega, tras un quite de Bareiro. A la distancia, desde unos 30 metros, Brum sacó un tiro rasante y esquinado. En un córner, Bareiro se anticipó y descolocó al arquero Monzón, de tardíos reflejos. El Globo no supo qué le pasaba. Casi no levantó la vista ni generó situaciones de peligro. Apenas un cabezazo desviado de Bottaro en… el tiempo adicionado. Falta de creatividad. …se fue el principal déficit. Battaglia quedó solo, aislado en sus intentos.
No todo se concentró alrededor de Huracán, claro. Olimpo tuvo buenos atributos y algunas impresiones que deberán confirmarse en el futuro. Por ejemplo, el grandote Furch cada partido parece una alternativa más interesante en el ataque. No sólo inquietó con el juego aéreo, sino que también mostró buenas condiciones para asociarse con Vega, Brum y todo aquel que transpusiera el límite central. Delorte, emblema aurinegro, jugó en la reserva y ante la aparición de Furch muchos se preguntan si volverá a tener su sitio en la primera.
Nada resultó para Huracán. Ni los cambios, incluso con el ingreso del goleador Zárate, ni los centros, ni los remates desde lejos, desde cualquier parte. Si le quedaba una pizca de ilusión, se diluyó con la certera aparición de Vega, que anotó después de un centro de Galván. Huracán cayó. Ni siquiera pudo apelar a aquella actitud que tantos elogios le valió una fecha atrás.
El desarrollo se consumió lento, ya sin grandes cambios. Las máximas quedaron dictadas temprano. Si bien siempre mostró un panorama parecido más allá de los resultados, después de seis derrotas consecutivas, Olimpo acumuló siete puntos en los últimos tres partidos. Enfrente, entre vaivenes, Huracán volvió de golpe a la dura realidad y recordó lo difícil que venía su aventura en el torneo antes de toparse con el oasis de San Lorenzo. Aunque, a decir verdad, ya ni recordaba que era tan cruda.